martes, 21 de septiembre de 2010

Paseo por el lago


Arnor (Lago del Crepúsculo)


Eldarion despertó muy temprano al día siguiente. Todo estaba aún en silencio en el castillo. Se vistió y salió de su habitación. El cielo aún estaba medio a oscuras, a lo lejos el débil resplandor de los rayos del sol anunciaban un temprano amanecer.
Salió del castillo y se dirigió hacia el campo de entrenamiento, estaba seguro que la encontraría allí.
Aldariel se había levantado temprano como todos los días. No había todavía suficiente luz pero aún así decidió practicar con el arco. Se dirigió al campo de entrenamiento y se dispuso a la distancia que había entrenado el día anterior con Belegnor. Tensó el arco y disparó una flecha hacia el blanco. El tiro había sido bueno, iba a tomar otra flecha cuando escuchó unos pasos y volteó a ver.
-Buenos días Eldarion.
-Buenos días Aldariel.
-Veo que no soy la única que se levanta temprano para entrenar.
Él le sonrió.
-¿Pudiste descansar bien?
-Así es, el sueño vino enseguida a mí, no me percaté de lo cansado que estaba hasta que me acosté.
Ella se rió.
-A mí me pasa también ¿vas a entrenar?- le preguntó viendo que sus ropas no parecían de entrenamiento.
-No, tenía pensado recorrer los alrededores del castillo.
-El lago es muy hermoso cuando amanece ¿irás solo? ¿quieres que te acompañe?
-Justamente vine aquí para pedirte que vengas conmigo.
Había estado pensando bastante cómo pedirle que lo acompañe, pero todo había sido inútil porque ella lo resolvió en un segundo.
-Espera un momento, no tardaré.
A los pocos minutos Aldariel regresó. Se había cambiado el vestido, éste también era verde, muy parecido al color de sus ojos, pero no tan hermoso, y tenía bordadas hojas de árboles en la pollera.
-Fhilamir me lo regaló hace tiempo, pero jamás lo uso para entrenar porque no quiero dañarlo.
-Estás preciosa con él, parece como si el bosque se hubiera posado en tu vestido.
Aldariel se ruborizó al instante, jamás le habían dicho algo así.
-¿Iremos a caballo o a pie?
-Tú eres la experta, no conozco este lugar.
-Entonces iremos a caballo. Ven- le dijo y lo tomó de la mano. Eldarion notó que era suave al tacto pero tenía los callos que evidenciaban su manejo de la espada.
Se dirigieron hacia los establos, aún no había nadie allí, todo parecía dormido a esa hora. Cuando Aldariel se acercó a su caballo él relinchó alegremente.
-Él es Crosswind, me acompañó en mi viaje hasta aquí.
-Es un mearas de Rohan, un hermoso ejemplar.
-No es mío, es de Faragond, él me lo prestó para el viaje.
-¿Faragond? No sabía que lo conocías…
-Conozco también a Galinor, me los crucé en el camino cuando iban hacia el sur, y Faragond me prestó su caballo, fueron muy amables conmigo… así pude llegar más rápido. Me dijo que podía quedarme con Crosswind porque ahora él tiene otro caballo ¿y el tuyo?
Eldarion se acercó al caballo negro y lo acarició.
-Se llama Wildstorm- “¿Listo para cabalgar amigo?” le dijo en la lengua antigua que le había enseñado su madre.
-“Eres hermoso Wildstorm”- le dijo ella en la lengua antigua de los elfos y Eldarion se sorprendió.
-No creí que pudieras hablar la lengua de los elfos.
-Todos se sorprenden cuando lo digo- sonrió mientras montaba a Crosswind- ¿vamos?
Eldarion montó a Wildstorm y ambos salieron a caballo de la ciudad.
Aldariel lo condujo hacia el paso del río y de allí hacia las montañas, todavía faltaba algún tiempo para que amaneciera y creía llegar a tiempo al lugar donde se dirigía. La mejor vista desde el lago la había encontrado Crosswind un día que se dirigieron hacia las montañas, y hacia allí estaba llevando a Eldarion. Llegaron al borde de un pequeño bosque que se internaba en la ladera, habían bordeado el lago hacia el este. Aldariel se detuvo y le dijo a Crosswind que la esperara allí.
-Tenemos que ir a pie ahora.
Eldarion desmontó, le ordenó a Wildstorm que esperara y la siguió. Se internaron por un camino en el bosque que ascendía hacia las montañas. El lugar era increíble, un bosque de árboles muy altos los rodeaba y el suelo estaba cubierto de flores amarillas que descendían hacia el valle y ascendían por la ladera de la montaña verde. Ascendieron un tiempo hasta que Aldariel le dijo:
-Ya casi llegamos, ahora cierra los ojos.
Eldarion la obedeció. Ella le tomó la mano y lo condujo hacia el final del camino que hacía un pequeño rodeo hacia el sur.
-Llegamos justo a tiempo- dijo- puedes abrir los ojos.
Eldarion abrió los ojos y vio el castillo a lo lejos, los primeros rayos del sol lo iluminaron y pareció como si estuviera recubierto en mithril. El lago a sus pies y las montañas alrededor hacían que la vista fuera única. Los rayos del sol se posaron en el lago y las pequeñas olas parecieron iluminarse, las montañas imponentes detrás del castillo y el río que se dirigía hacia sur, desde allí se podía ver toda la región.
Aldariel sonrió al ver su expresión.
-Dijiste que querías ver los alrededores, desde aquí puedes ver todo.
-Es hermoso… aunque creo que esa palabra no sea suficiente para describirlo…
-Es la mejor vista, y si llegas antes del amanecer puedes ver como los primeros rayos del sol se posan sobre el castillo, es muy lindo.
Él la miró a los ojos con dulzura. Aldariel se sintió cohibida y enseguida se ruborizó y miró hacia el suelo. Ese sentimiento era muy extraño… Él le tomó la mano y le dijo:
-Podrá ser la mejor vista, pero no sería nada sino estuvieras aquí- dijo y le acarició su pelo lacio.
Por primera vez Aldariel no sabía que decir, su ser era una mezcla de emociones que no entendía del todo…
-¿Te ocurre algo?- le preguntó.
-No…- dijo y lo miró a los ojos- es extraño… nunca me había sentido así antes…
-Yo tampoco…- le dijo Eldarion y se acercó más a ella sin dejar de mirarla.
Ella le apoyó la otra mano en su mejilla y lo acarició, no lo había pensado, cuando se quiso dar cuenta ya lo había hecho. Eldarion se acercó más a ella y la besó en los labios, muy dulcemente. Cuando se separaron ella le preguntó:
-¿Qué fue eso?
-Se llama beso- le respondió con una sonrisa.
Ella parecía desconcertada, pero luego dijo:
-Creo que ya sé por qué me siento así… creo que me enamoré de ti, si eso es posible en tan poco tiempo.
-Yo creo que sí es posible- dijo mientras le acariciaba su rostro de niña.
Ella lo abrazó y él la rodeó con sus brazos, acariciándole el pelo. No sabía que decir, pero también se dio cuenta de que las palabras estaban de más allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario