martes, 21 de septiembre de 2010

Profesía

Año 27 de la Cuarta Edad


El reino de Arnor había florecido los últimos años, el Rey había logrado construir un gran castillo rodeado de una resistente muralla y alrededor de ella habían ido asentándose más y más casas pequeñas, todas de color blanco. Allí vivían hobbits, hombres, algunos enanos, pero muchos iban a conocer esta hermosa región que había resurgido de sus cenizas. El hermoso castillo blanco se encontraba a los pies del lago Evendim, rodeado por las llamadas Colinas del Crepúsculo y allí la vista era increíble, casi mágica.
Un día llegó allí un juglar, dicen que se instaló en una posada del pueblo y que varios lo escucharon entonar gloriosas coplas de guerreros que habían logrado lo imposible, de enemigos poderosos y de profecías antiguas. Pero había una copla, que hacía pocos años sus labios habían comenzado a entonar, nadie estaba seguro de que fuera cierta, y si bien al principio hablaba de sombras y oscuridad, al final dejaba vislumbrar un rayo de esperanza.

He aquí la copla:


Una Sombra Negra provino del oeste,
y oscureció los cielos y los mares de la Tierra Media.
En un negro barco surcó el mar
y a Sauron ha venido a vengar,
el hechicero enviado por los Valar
no ha podido con él y Morgoth volverá.
Ya no hay esperanza para el este,
el amo de Sauron ha llegado para destruirlo todo
y cubrir con cenizas la blanca nieve...

Pero no todo está dicho,
Ni predicho,
Porque la espada se ha perdido,
Narsil elegirá a su heredero,
Y Morgoth mismo temerá
A la espada que fue forjada de nuevo
A la espada que ya no está perdida
Y a la mano que la sostendrá.

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