sábado, 6 de noviembre de 2010

Corazón incorruptible II


Wildstorm


Aldariel estaba feliz a pesar de esa tristeza que no podía borrar de su corazón. Habían logrado que Lómion, el amigo de Belegnor, volviera a abrazar la luz que Morgoth le había quitado. Había venido desde Mordor, liderando las huestes enemigas y ahora volvía a estar en los brazos de la mujer que amaba, Luiniel la hermana de la Reina Arwen, su tía.
Había entonado un canto muy antiguo, uno que le enseñó Bárbol, que hablaba de Elbereth, la diosa que los elfos más veneran… y había funcionado, los soldados se habían unido a su canto. Quizás su canto podía ayudar también en esta batalla…

-Eldarion ¿dónde vas?
-Al Norte, temo que estén llegando desde allí y creo que yo podré verlos ¿podrás liderar a mis hombres? Ellos te seguirán como me seguían a mí, estoy seguro.
-Lo intentaré… ¿cuándo volverás?
-Pronto, quédate con tus amigos, y no te arriesgues demasiado, aunque sé que lo harás igualmente.
-Estaré bien- dijo y lo abrazó.
-Perdoname por no haberme despedido ayer, tuve que salir rápidamente.
-No importa. Por favor ten cuidado y regresa pronto.
-Lo haré.
Eldarion subió a la grupa de Wildstorm y ella lo vio partir rápidamente hacia el norte.

Ahora veía venir a toda la Isla hacia la costa, movida sobre las aguas por algún extraño hechizo, llena de enemigos sedientos de sangre, Narsil brillaba fuera de su funda y su voz volvió a entonar otro canto, uno que los hombres de Gondor conocían bien…

Altos navíos y altos reyes
Tres veces tres
¿qué trajeron de las tierras sumergidas sobre las olas del mar?
Siete estrellas y siete piedras,
Y un árbol blanco.

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