lunes, 1 de noviembre de 2010

Desde este lado de la mar, ¡acá en este lado del océano!

A Elbereth! Gilthoniel!
silivren penna míriel
o menel aglar elenath!
Na-chaered palan-díriel
o galadhremmin ennorath,
Fanuilos, le linnathon
nef aear, sí nef aearon!

Cantó Belegnor frente al Altar dedicado a la Vala de las Estrellas y Patrona de los Elfos, en el Obsevatorio abandonado de Ossigliath. Y en Quenya antiguo, le habló al altar

-Elbereth, sabes que no suelo rezarte muy a menudo....es más, sabes que directamente no suelo cantarle a nada. Lo que te voy a pedir, puede sonar egoísta, pero está en mi corazón hacerlo, y sé que tú, Madre de las Madres, me escucharás. Estoy en un combate con pocas esperanzas, contra el Amo de la Oscuridad. No temo por mi muerte, ni por mi sufrimiento, pero sé que el enemigo no golpea sólo con hierro y fuego. Mi amada espera un hijo mío, el primer QUendi que nacerá en la Cuarta Edad del Sol; pues bien, en nombre del amor que nos tuviste siempre, quiero que mantengas a Arien y a nuestro hijo a salvo de cualquier Maldición que Morgoth pueda hacer caér sobre mí, como sé que hará, pues debo enfrentarme a él y nada odia más que la gente lo enfrente sin temblar de miedo y con orgullo. Confío en que podras protegerlos hasta que los vuelva a ver, sea en esta vida o cuando renazca tras morir en esta guerra. No olvides a tus hijos adoptivos que quieren seguir saludándote de este lado del Mar. Gracias, Elbereth.

( Traducción:
¡O Elbereth! ¡Prendedora de estrellas!
blanca deslumbrante, bajando, centelleando como una joya,
¡la gloria de la hueste celestial!
Habiendo mirado fijamente lejos
desde las tierras tejidas de árboles de la Tierra Media,
a vos, La Eternamente Blanca, te cantaré,
desde este lado de la mar, ¡acá en este lado del océano!)

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