lunes, 1 de noviembre de 2010

Indiscreciones en la lengua del sur


Mal preparado estaba Belegnor para la tarea que quería emprender. Días atrás, sumidos en las preocupaciones que tenían en común, acerca del verdadero origen de la Hija de los Ents, el Príncipe Leod y el Capitán Eândros habían mostrado su creciente preocupación por el amor, amor de hombre y mujer, que Aldariel y Eldarion se profesaban, y en que terminaría aquello si las sospechas eran ciertas y Aldariel resultaba ser la hija perdida de los reyes de Gondor, hermana del príncipe Eldarion. Y un detalle parecía preocupar, veladamente, a aquellos hombres, y era si ese amor se había consumado. Algo con poca importancia para los Elfos, pero que para los hombres era algo que tener en cuenta.

O al menos eso creía Belegnor, que, no está de más repetirlo, estaba en malas condiciones para tratar de averiguarlo. Pensó en Sumayya, quien, por lo que Leod le había comentado, se había convertido en la confidente de Aldariel. Asique la buscó, esperó que estuviera sola, y le preguntó:

-Disculpe, princesa
-Sí? - Contesto ella, como despreocupada
-Querría hacerle una pregunta…..- Belegnor pensó que si iba directo al grano era mejor -usted….ha hablado con Aldariel….
-Si, dígame- una sonrisa empezó a esbozarse en el rostro de la Haradrim
-Dígame, simplemente….ella…..sí o no?
El rostro de Belegnor reflejaba que sabía perfectamente que Sumayya entendía qué le estaban preguntando, pero aún así la oyó decir, mientras se sonreía un poco burlona
-Sí hablé con ella, qué quiere saber?
Belegnor sabía perfectamente lo que la sureña pensaba, pero aun así la situación lo ponía sumamente incómodo. Al fin dijo
-Hasta donde usted sabe, Aldariel y Eldarion…..consumaron su amor?
Belegnor se sintió bastante mal apenas lo pregunto, y la respuesta de Sumayya no ayudó.
-Eso es asunto de mujeres, no se lo voy a contar a usted...

La Haradrim no hablaba con hostilidad, ni parecía molesta por la pregunta, pero su respuesta, aunque tranquila, había sido muy firme. Belegnor sonrió con una sonrisa amarga, y dijo tras una pausa, tras asegurarse que no había nadie escuchando.

-Ellos podrían ser hermanos.

La princesa Sumayya miró al Elfo a los ojos, sin creerle. Sin querer creerle, sin poder creerle. En un intento inconsciente por huir de aquello, su boca comenzó de nuevo a esbozar una sonrisa, pero no esa sonrisa pícara que la caracterizaba, sino una nerviosa, como un ruego que lo escuchaba fuera una pésima broma de Maese Belegnor. Pero el elfo estaba serio, su faz estaba torva, ya no reía, y sus ojos grises, clavados en los negros de la princesa sureña, sólo mostraban consternación.

-No es seguro……no todavía- atinó a decir, intentando suavizar la situación.

De pronto, del rostro de Sumayya desapareció por completo todo rastro de humor y burla por la torpeza del Elfo al preguntar, y sólo reflejaba tristeza y depresión, como si le hubieran informado de la muerte de un ser querido.
-¿Ella ya lo sabe?
- Ella lo cree. Por eso es que estaba así, llorando por horas.

La Haradrim dio un largo suspiro, con el cual pareció componerse, o al menos juntar fuerzas para lo que venía.
-Lo sé- dijo, casi susurrando. Y agregó -No sé que tanto habrá hablado usted con ella... -Pero lo que es chica quiere al principe de Gondor... ¿están seguros?

-No hablamos mucho- contestó el Elfo. -Cuando logre que deje de llorar, se durmió. Pero confia en mi supongo, y hace bien en hacerlo.- y dicho esto frunció el seño; estaban hablando en idioma Haradrim, y la ultima expresión había sido un poco complicada de entender para Belegnor que solo conocía el idioma superficial y académicamente. Sumayya se dio cuenta de esto y repitión

-Hablé con ella y creame, ama a ese chico con toda su alma... ¿está seguro de lo que dice?

-Sé lo que ella siente por Eldarion. Y no, no estamos seguros.- y tras una pausa muy breve agregó Belegnor - Pero te puedo asegurar que nuestro proximo paso sera asegurarnos.

Un largo suspiro anunció un alargado silencio de la Princesa Haradrim, que apartó los ojos del Elfo y se sumió en sus propios pensamientos por un instante, pensamientos hacia su nueva amiga, sobre la gente del norte que estaba empezando a querer, y sobre lo nefasto de las circunstancias en las cuales los había conocido.

-Piensa en lo que podria pasar si no se enteraban sino por boca del enemigo- dijo Belegnor, tratando de romper el silencio, pero sin lograrlo. Al fin, después de un rato, volvió a mirar a su interlocutor, calló un instante más y preguntó

-Como está ahora?

Belegnor con la voz quebrada de tristeza dijo, rápidamente. - Está mal, está cansada, dice que nunca volvera a sonreir....., la angustia no la deja hablar, ni pronunciar sonido alguno, y lo pero…..es que todavia no sabe con certeza si esto es cierto...de hecho, aun no se COMO se entero…le pedí discreción a los que sabían de mis sospechas….

Sumayya pareció recuperar fuerzas. Como si decidir qué hacer le resultara suficiente como para empezar a hacerlo, por poco efectivo que fuera. -Tengo que hablar con ella...-¿Dónde está?- y luego agregó más lentamente -No voy a poder hacer mucho para animarla pero al menos la acompañaré….No es bueno que esté sola ahora.

-En su habitacion, yo pensaba acompañarla. Si me necesita, llámeme.

Y Sumayya dijo - Hablaré con ella. Si no quiere verme volveré aquí

-Gracias, Sumayya.

-En realidad, no hay nada que podamos hacer por alegrarla, pero al menos no se sentirá sola. Es más difícil soportar el dolor estando solos. – Termino de decir la Haradrim, y se retiró, sin haber respondido la pregunta de Belegnor. El Bibliotecario de los Elfos sabía que no se la respondería, y menos ahora que sabía perfectamente lo que pasaba.

Sumayya entró en la habitación, Aldariel la había dejado pasar, o no había tenido ánimo para deterla, y Belegnor esperó que saliera. Esperó un buen rato, leyendo un libro que había elegido de la Biblioteca de Rivendell. Acababan de desayunar, y tampoco había mucho más que hacer.

Algo más de dos horas después, la Princesa Haradrim salió de la habitación, con rostro sombrío. Belegnor estaba a la vista, y ella le dijo, acercándose, en tono de sentencia:

--No deberían tratarla como una niña, es muy madura para al edad que tiene- Luego suavizó la voz y agregó -Está muy triste, pero podrá seguir adelante…… lamentablemente ya no es la misma, y no lo volverá a ser, pero será un nuevo golpe cuando confirme lo que sospecha, si es que realmente es así.

Al elfo se le cruzó por la mente que si Aldariel tenia sangre Dunedain, o mas aun si era la princesa perdida, seria efectivamente más adulta de lo que aparentaba su aspecto físico. Y respondió - Me disculpo, a los mios nos cuesta no ver a los hombres como niños. A todos, no sólo a ella. No es algo que hagamos a propósito, ni por arrogancia, ni por vanidad.....Solo nos cuesta, por nuestra larga vida.

-Entiendo...- Musitó Sumayya. Extraña gente eran los Elfos, a la vez sobrenaturales y tan mundanos como los hombres en algunas cosas.

Y Belegnor agregó –De todos modos, sé perfectamente que sus heridas no son heridas de niña, y en ningún momento me lo parecieron. Y su decisión de defender todo lo que quiere no era tampoco la decisión de una niña-

- Lo sé...Por eso le dije que es muy madura……-Dijo la princesa, y agregó -Solo dos cosas más, la primera, no deben estar tristes ustedes, porque ella ya tiene bastante con su propia angustia como para verlos a ustedes también mal...- Hizo una pausa.

-La segunda, no voy a responder a su pregunta- y agregó tras una nueva pausa -Si quiere saberlo tendrá que preguntárselo a ella.

La sonrisa de Belegnor ya no podía ser sino amarga, sin embargo la esbozó y dijo: -Ya me habia dado cuenta, la primera vez, que no me respondería….no se cuán importante sea de todos modos, hice esa pregunta justamente porque para los hombres es algo muy significativo . No es así entre los míos, me temo, asique no me detendre en ello. Si alguien debe hacerlo, no soy yo.

-Además, saberlo no cambiaría las cosas, así que es inútil preguntárselo

-Eso creo yo también. Discúlpeme si la he ofendido con mi pregunta.

-No se preocupe, no fue ninguna ofensa- Dijo la princesa, con amabilidad. Y era cierto, de ningún modo se había ofendido, para ella era un alago que le consulten esas cosas. Y agregó - Ahora lo único que podemos hacer es acompañarla, ahora y cuando reciba el segundo golpe. Este no fue el peor, se lo garantizo. Aunque espero ese segundo golpe no llegue nunca, pero temo que sí lo hará-

-Se refiere a cuando esto se confirme?

-Sí

-Cree usted que nos equivocamos? Cree ella eso?

-Aunque jamás lo diga, aunque ella misma esté segura ahora, en su corazón tiene la esperanza de que lo que sospecha no sea cierta…..-Yo no sé si se equivocan o no, soy la que menos sabe del asunto. Pero estoy segura de que este no es el peor golpe, eso será cuando se confirmen las sospechas, si es que se confirman

-Y que sugiere hacer? que no escarbemos mas y dejemos todo como esta?

-Sí, al menos por ahora. Porque si sobrevive el segundo golpe, el peor será el tercero

Y reflexionó en vos alta el Elfo -El tercero....Cuando Eldarion lo sepa y ella tenga que enfrentar eso? Leod piensa que Eldarion no resitira el golpe.

-El tercero será cuando tenga que volver a verlo y sepa que nunca podrá estar con él de la forma que su corazón quiere- contestó Sumayya, y agregó -No conozco a Eldarion, no he hablado mucho con él...Espero tenga la fuerza para afrontarlo

-Se da cuenta, princesa, como golpea nuestro enemigo?- Dijo Belegnor

-Sí, golpea a los que menos lo merecen, pero se está equivocando si cree que Aldariel no seguirá adelante después de esto, tendrá más razones para querer enfrentarse a él...

Y Belegnor repuso, con una sonrisa ahora más firme -Nunca dudé de ella, el que se equivoca de esa manera es nuestro enemigo. Como el no conoce el amor ni la compasión ni el cariño, no sabe de lo que éstos son capaces……solo me entristece que todavia tengan tantos que sufrir tanto.- y tras una pausa agregó -Pero no tengo que decirselo a usted, se algo de lo que los Haradrim pasaron bajo la tirania de los Numenoreanos y Sauron.....y sospecho que ustedes saben de estas cosas más que nadie…..Por eso respeto a su pueblo aunque hayamos sido amargos enemigos por Dos Edades del Sol.

Sumayya recibió bien las palabras de respeto del Elfo para su gente, y dijo, terminando:
-Nuestra historia está plagada de enemigos, aunque creo que no tan poderosos como el que usted menciona...Ahora si me disculpa, Tengo que ir ayudar a alguien más. Creo saber cómo Aldariel se enteró de sus sospechas. Y ahora debe estar culpándose de algo que no tiene la culpa.-

Dicho esto, ambos se despideron con una reverencia. Sumayya se alejó, dejando al Elfo con sus libros y sus pensamientos, bajo el sol de la tarde en aquel reino encantado.

Los Haradrim. Los Hombres del Sur. Los servidores voluntarios de Morgoth. Los descendientes de Uldor el Maldecido, hijo de Ulfang el negro. Los cobardes que huyeron ante el poder del mal. Los que asesinaron a sus hermanos para recibir la limosna de Morgoth. Qué rápidos que han sido siempre los míos para juzgar; nadie dijo que, cuando los Hombres Cetrinos llegaron a Beleriand en la Primera Edad, los Elfos estaban llenos de miedo y mentiras, y desconfiaban de los Hombres, mientras que años antes, cuando llegaran los Edain, aun conservavan la luz de la esperanza. Pobres anfitriones y maestros tuvieron los Hombres de la oscuridad, poco dispuestos a compartir otra cosa que no fuera la guerra. Tampoco dicen que para cuando ellos llegaron, el poder de Morgoth era ya inmenso en Beleriand. Todos somos hijos de Iluvatar, y nadie nace sabiendo. Y lo que es mas, por la traicion de unos pocos (porque algunos de los Cetrinos nunca traicionaron, y la mayoria huyeron, sin atacar al ejercito de la luz), todos fueron juzgados, y se les negaron los dones de los Valar, cuando era un Vala el que los habia sumido en la oscuridad. Y despues, los beneficiarios de los Valar, los Numenoreanos, los esclavizaron por una Edad completa. Es extraño que peleen y golpeen hacia todos lados? ellos tambien tienen familias, y padres, e hijos, y gente a la que aman que no quieren ver lastimada, y hacen lo que creen que es mejor para que eso no suceda. Antes de Eomer, nadie se les habia acercado con palabras de amistad, solo con odio y esclavitud. Ahora estan de nuestro lado, y el Odio teme, porque los hijos de Iluvatar se acercan unos a otros. Y Ellos, los sureños, los olvidados, en todo este tiempo de sombra y esclavitud, peor que el que sufriera cualquier hombre o elfo, no se quebraron, y no dejaron de ser hombres, ni perdieron la capacidad de la compasion y la amistad. Eso es mas de lo que se puede decir de muchos de los Primeros Nacidos.

*****

Aldariel estaba en su habitación cuando Belegnor entró, buscándola, unas horas después. . Estaba leyendo; no había salido. Tenía la cara limpia, y no estaba llorando en aquel momento. Leía el cuaderno que Belegnor había visto el día anterior en la mesa de luz. No era el que ella usaba para escribir.

-Hola. No quiero interrumpir. Pero me quedare aqui por si necesitas algo.- dijo el Elfo, mientras, se ponía él mismo a leer un tomo sobre antiguas narraciones de Arda, que había encontrado en la biblioteca. Se sentó en el piso, aunque había sillas, y se sintió muy cómodo.
No rompió el silencio, solo se quedó allí, dejándola leer. El cuaderno no tenia título alguno en la tapa.

-Que es?- pregunto Belegnor al verla tan interesada, y lo que Aldariel escribió casi era fácil de suponer.

Era el diario de la Reina Arwen

(escribió Patanikus - Roleado on line con Helcawen)

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