lunes, 1 de noviembre de 2010

Primeros movimientos

Hacía ya cinco días que Belegnor había llegado a Fangorn, y todavía el resto de la comitiva no aparecía en los caminos que llevaban al bosque, así lo confirmaban los elfos que estaban de guardia.
Esa noche había llegado un mensajero, un hombre del ejército de Rohan, con terribles noticias, y Luiniel llamó a Súlien y a Fëadîn, para una tarea muy importante.
-Mi señora- le dijo Súlien.
Luiniel los esperaba sentada a la mesa pequeña, y esperó que ellos se acomodaran para empezar a hablar. La gran mesa que usaban para las reuniones con los capitanes estaba vacía.
-Ayer a la noche llegó un mensajero, con noticias bastante desalentadoras
Súlien puso cara de preocupación, Fëadîn parecía intuir algo.
-¿Que sucedió que empeora esta cruel tristeza que sufrimos día a día?
-Nada la empeora, pero se están acelerando las cosas más de lo esperado... Y ahora lo que más necesitamos es tiempo... Los mensajeros dicen que el ejército del Norte se unió al ejército de Rohan en el paso de montaña, pero son veinte kilómetros para defender de una horda de enemigos parecida a la que enfrentamos en el Bosque Negro.
Súlien se tapó la boca con la mano, sus ojos reflejaban sorpresa y preocupación.
-Rohan ha reunido a sus últimos jinetes, unos cinco mil más, pero no tienen líder. El Rey Eómer está peleando en el paso, y alguien tendrá que conducir a esa gente.
Súlien estaba aterrada.
-No temas Luiniel, aún no han entrado a Gondor, y no tomarán Rohan ahora, su objetivo es entrar a Gondor por dos frentes, es lo que temíamos.
-Entonces todavía no lograron pasar las defensas...- Fueron las primeras palabras de Fëadîn.
-No, por eso Rohan enviará más ayuda.
-¿Iremos a asistir en la batalla, mi señora?- preguntó Súlien.
-Nosotros nos quedaremos aquí. Cuando los cinco mil rohirrim abandonen Rohan no quedarán guerreros para pelear allí, nosotros protegeremos a la Reina. No sé qué planeará Bárbol, en estos momentos están celebrando una Cámara.
-¿La Cámara de los Ents? Eso solo significa que pelearán- dijo Fëadîn.
-Sí, pero aún no sé en dónde ni con qué objetivo.
-Debemos esperar a que ellos decidan- dijo Súlien.
-Mientras tanto debemos movernos. Sabemos que el príncipe de Rohan se dirige hacia aquí con una pequeña comitiva. Hay que encontrarlo cuanto antes.
-Él podría ser el líder que dice que necesita su gente. Habría que llevarlo al combate- afirmó Súlien.
-Así es, irán ustedes dos, quiero que lo busquen y le digan lo que está pasando.
-Así será. ¿Cómo podremos reconocerlo?
-Tiene aproximadamente tu edad, y se parece bastante a su padre, lo reconocerán. Además viene con una niña, la hija de Bárbol, Dormin y dos guerreros de Gondor, un capitán y el consejero de la Reina. Además lo acompaña su prometida, a la que reconocerán como perteneciente a la casa de Nizar, el rey de Harad.
-Sí, lo buscaremos y le informaremos esto, mi señora
-Vienen por el camino de Moria, tú lo conoces bien Súlien. Es el camino que va de Moria a Lórien y de allí hasta aquí
-Perfecto, hacia ahí saldremos y le daremos las noticias. Y luego volveremos con usted, mi señora
-Quiero que ambos permanezcan en Edoras, acompañando a la reina Lothíriel. Esperarán allí a los nuestros, y si es necesario marcharán hacia el paso. Yo iré a Minas Tirith, es imperioso que vaya a ver a mi hermana.
Súlien se mordió el labio, Luiniel ya sabía lo que significaba ese gesto.
-Por supuesto, mi señora.
-Sé que preferirías acompañarme, pero esta misión solo pueden cumplirla ustedes.
Lo miró a Fëadîn que estaba muy callado.
-Lo haremos, señora- le dijo él decidido- Esperaremos noticias en Rohan.

Luiniel ya había dicho todo lo que era necesario decir, pero Súlien se dio cuenta de que había algo más que no estaba diciendo:
-Mi señora, ¿que sucede?
-No pasa nada Súlien...
Súlien sabía que no le estaba diciendo la verdad, la cara de piedra que ponía después de lo que le había pasado a Lómion esta vez reflejaba un dejo de tristeza.
-Feadin, ¿nos das un momento?
El elfo agachó la cabeza en señal de asentimiento y se retiró.
-Mi señora, qué sucede- se acercó a ella, le tomó las manos y le dijo- ¿Es por Lómion?
-No es eso lo que me preocupa ahora, aunque es otra cosa más que pesa sobre mi corazón... Narsil ha aparecido por fin, aunque no en las mejores condiciones.
-Pero lo que importa es que haya aparecido.
-Para muchos solo importará eso, y es lo que tiene que ser.
-¿Quién porta la espada, mi señora?
-Aún no ha venido por ella, llegará en estos días
-Entonces renace la esperanza de liberar a nuestra tierra de los invasores de Morgoth
-Así es.
-Debemos proteger a aquel que la empuña, con nuestras vidas si es necesario.
-Tendrá varios protectores, Dormin y Belegnor ya han sido elegidos.
-Perfecto entonces, el arma estará segura con ellos ¿Desea que me una a ellos? Ahora mi misión es buscar al heredero de Rohan y advertirle del peligro ¿Y luego que haré? ¿Iré a Minas Tirith?
-Tienes que acompañar al príncipe, si lo que creo es verdad, él es otro de los protectores. Herugrin tendrá que unirse a Narsil también.
-¿Y abandonarla a usted, mi señora?
-Nos encontraremos en Minas Tirith. Y luego... no sé qué pasará, pero temo que tengan que ir a Mordor, me refiero a Narsil, y a sus protectores. Solo veo oscuridad ahora Súlien... Todo lo que ha tocado el maligno lo ha manchado con su oscuridad.
-Tengamos fe mi señora, la esperanza ha aparecido, usted me enseñó a no rendirnos. Todos estamos pasando situaciones muy dificiles, pero necesitamos su fuerza y sabiduría de nuestro lado. El tiempo para las lágrimas no debe ser ahora.
-El tiempo de las lágrimas ya ha comenzado, y con las personas que menos lo merecían... pero ahora mi fuerza la necesitará mi hermana, no puedo dejarla sola ahora. La poca fuerza que aún me queda, la tendrá ella.
-Que así sea entonces, pero no se rinda mi señora.
-No lo haré Súlien
Súlien la abrazó, ella sabía que la quería como si fuera su hermana mayor.
-Mi señora, quizas yo soy una carga para usted, no soy del todo elfa, ni humana, pero usted ha cuidado de mí y de mis padres. Todo lo que usted necesite, yo estoy dispuesta a hacerlo, ayudarla cuando la tristeza asedie, sostenerla cuando el llanto se vuelva incontenible, quiero que sepa que le estaré eternamente agradecida y a sus servicios. Ahora... partiré, usted necesita descansar un poco.
Súlien se dirigió hacia la puerta.
-Jamás serás una carga para mí Súlien, nadie sabe tanto de mí como tú y eres la única a la que le he confesado todo, y la única que me ha ayudado a soportar este dolor. Pero ahora tengo que componerme, mi hermana me necesitará, ella está muy sola ahora, y le llegará una noticia... que entristecería a cualquiera que la oyera, y ella ya sufrió suficiente... no sé si pueda soportar también esto. Necesitará de mí y allí debo estar. Pero nos volveremos a reunir Súlien, y volveré a cargarte con mis penas.
-Nunca será una carga para mí.
La volvió a abrazar y partió.
-Suerte en tu misión, nos volveremos a ver pronto.

(roleado on line por Helcawen y Draften)

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