domingo, 5 de diciembre de 2010

Epílogo: Eândros

Eândros estaba en el séptimo nivel de la ciudad, mirando hacia El Jardín, desde allí a lo lejos los Árboles se llegaban a ver porque eran mucho más altos que las montañas. Tenía puesto el nuevo uniforme que había diseñado la misma reina Arwen, era blanco y dorado, con los Árboles bordados en el pecho y una capa dorada. Eândros pensaba que con ese traje podían llegar a verlo a leguas de distancia.
Había decidido emprender un viaje pero por una razón o por otra, no quería ir solo.
Hacía ya más de cuarenta años que lo habían abandonado, cuando justamente iba a pelear por el futuro, no solo el de ella, sino el de todos… y eso era demasiado difícil de perdonar.
Iba a llevar a la princesa Eärwen, ella sería una opinión neutral que podría contrarrestar sus oscuros pensamientos, además de una valiosa fuente de consejo.

-Princesa, vengo a solicitarle un favor.
-Hola maestro Eândros. Dígame ¿que necesita?
-Pues ando necesitando de usted, Aldariel me convenció de ser paciente, bueno y justo, una vez más y solo no lo podré ser. Tengo que ir a visitar a alguien, y no creo ser justo si voy solo, mi humor ha cambiado bastante. Así pues, necesito que me acompañe en un peregrinaje. ¿A dónde?, no sabría decirle ¿Cuánto tiempo?, tampoco. Solo le puedo asegurar que su conocimiento de las provincias de Gondor se verá interesantemente incrementado.
-Eso podría ayudarme bastante maestro, pero tendré que hablar con Baranor, no puedo irme sin avisarle ¿Y cuál es el objetivo del peregrinaje?
-Dictar sentencia, se podría decir.
-¿Y a quién se supone que dictará sentencia?
Eândros miró por la ventana y se sonrió para sí mismo con las manos en la espalda.
-Parece que Ilúvatar disfruta tentándome con mis debilidades y viendo el sufrimiento que me trae, pues, no del todo feliz con la mentira de Aldariel, ahora sé que Lothiriel vive, y aunque no sé dónde, como siempre sé cómo encontrarla, y como con tus hermanos, no puedo no hacer algo que sé que tengo que hacer, por más de que eso no sea bueno para mí.
Y volviéndose hacia ella agregó:
-Lo peor de no mentir, es que no puedes engañarte a ti mismo.
-No sé a qué se refiere con que Aldariel le mintió maestro, ella hubiera sido incapaz de mentirle a nadie, y seguramente si le dijo algo y no lo pudo cumplir no fue porque no haya querido. Con respecto a Lothiriel, supongo que es su novia, de la que me habló en Arnor...- le dijo sonriendo.
-Sobre lo de Aldariel es una discusión que tendré con ella posiblemente hasta el último suspiro... Pero para mí no es lo mismo, la más bella de las luces que tomar un buen vino con tu hermano, o escuchar un cuento de Aldariel. Pero no te pongas mal por eso, ya bastante mal estoy yo, yo sabía que lo que sobreviniera tras la derrota de Melkor no sería nunca de mi agrado. Y sí, es ella. Quise olvidarla, pero llegué demasiado tarde con tu amiga, y la visión de ella ya nunca se borró de mi mente.
-¿Una visión?- dijo Eärwen omitiendo por completo el comentario de su amiga la princesa de Ithilien.
-Ah, quizá nunca te contaron, pero ya es conocimiento popular hasta cierto punto, pero la cosa es que los Valar o Ilúvatar de tanto en tanto me dan la alegría de una visión.
-No lo sabía... así que no debe ser tan popular. ¿Son malas las visiones que tuvo maestro?
-No, son todas buenas, en escancia quieren hacer el bien supongo. Pero yo luché mucho por olvidar la traición de Lothiriel, como te dije me abandonó sin mediar palabra.
-Sí y también me dijo que nunca más la volvió a ver... supongo que el viaje que va a realizar es por eso ¿Y qué visión tuvo maestro?
-Esto fue antes de partir a Mordor, la vi en una casa humilde, viviendo sola, feliz…- cuando dijo esta última palabra se le quebró la voz- Aunque, pensándolo de otra manera, ¿cómo puedes defenderla?, tú no abandonaste al capitán cuando se separó de ti para viajar con nosotros, y volviste a sus brazos una vez en la ciudad, y otra vez tras Osgiliath, y aquí estas después de que fue a Mordor a luchar contra el mismo Melkor con peores posibilidades de las que yo tenía frente a la Puerta Negras de joven.
-No todas las personas son iguales, maestro ¿Usted sabe lo que es esperar que la persona que ama vuelva de una empresa como esa? Yo lo sé, y duele, mucho. No es fácil esperar, yo estoy acostumbrada porque desde pequeña tuve que aprenderlo.
Eândros se sentó en el marco de la ventana.
-Dime, ¿a que te aferrabas mientras esperabas?, algo debía haber…
-A que cuando él volviera pudiera abrazarlo de nuevo, a que cuando volviera pudiera tener un futuro junto a él...
-Qué hermoso, ojalá alguien hubiera sentido eso por mi alguna vez.
-Ya le dije maestro, no todas las personas somos iguales, ni nos aferramos a lo mismo.
Eândros sonrió.
-Nunca volví a confiar en mujer alguna tras lo que hizo Lothiriel, tú debes saber lo importante que es para un guerrero regresar a los brazos de su amada, pues para mí durante más de sesenta años lo único que me esperó fue la misma habitación vacía que había dejado por la mañana.
-¿Por qué nunca la buscó antes maestro?
-¿Por qué debería?, ella se fue sola, sin darme una razón, no diré que no lo pensé. Fue su decisión y la acepte.
-Entiendo ¿Entonces cuándo partimos?
-Cuando tengas permiso, quizá debería dejar de aceptar la decisión de las mujeres- dijo mirándola a los ojos.
-No necesito permiso, solo voy a despedirme, ¿acaso él me pidió permiso cuando se fue a Mordor?- sonrió la princesa- Ahora tendrá que esperarme él.
-Aquí estaré- le dijo preparando la pipa- quizá en el sur consiga yerba para pipa de La Comarca- murmuró mas para sí que para ella.
-Tenemos aquí, Pippin trajo. Le traeré un poco.
-Gracias- le dijo sonriendo.

Eândros fue a pasear por los jardines mientras esperaba. La gente se le acercaba para saludarlo y le preguntaba por su travesía por Mordor, por la batalla con el Amo de Sauron y finalmente por Eldarion y Aldariel y por el Árbol. Ahora él era un héroe, por más que no se sintiera como tal, todos lo veían así.
De la batalla no hablaba, no quería recordar eso. Sobre Aldariel y Eldarion siempre respondía que ahora eran la luz que provenía del Este y que los iluminaba. Les decía que podían ir a verlos si querían, y que tenían que hablar con Belegnor el bibliotecario.
Después de caminar algunas horas volvió y Eärwen ya lo estaba esperando, vistiendo ropas de viaje.

-Maestro, esto es para usted- dijo alargándole un paquete.
Era tabaco para pipa de La Comarca, y era una cantidad considerable.
-Es muy buena, cuando la pruebas la otra te parece mala, veremos que cosechan los Medianos en Mordor ahora…- le dijo guardándola.
-Ya no se llama más así maestro. Es Envynialantandor, la tierra de la luz renacida. Aunque muchos la llaman Alantandor, porque es más corto y fácil de recordar- sonrió- Supongo que el maestro Belegnor no pensó en eso cuando le puso el nombre.
-No debí dejar que Belegnor ponga nombres.
-A mí me gusta, aunque yo quizás le hubiera puesto "Aldarion"- dijo sin que la sonrisa se borrara de su rostro.
-Yo le diré “El Jardín”.
-Me gusta ese nombre. Bueno, ¿partimos? Nuestros caballos ya están listos.
-Partamos pues, espero que me cuentes de tu viaje a Dol Amroth.
-Claro, aunque no hay mucho que contar... Llegamos a solicitar ayuda, y el príncipe nos la brindó. Estaba también el abuelo de Léod, el padre de la reina de Rohan que se llama también Lothiriel- dijo sonriendo.
-Es un nombre Dúnedain. Bastante lindo, jardín de flores si mal no recuerdo.
-Sí, eso significa.
-Quizá debería seguir las nuevas corrientes y buscarme una niña plebeya.
Eärwen se rió.
-Mientras usted la ame y ella lo ame a usted, eso no es problema maestro.
-¿Quien fue tu maestro de etiqueta en Arnor?, estoy armando una listita...
Ella volvió a reír.
-Espero que él tenga uno mejor, uno de los elfos hizo un intento en Mordor de enseñarle, y terminó diciéndome que ya habían tenido relaciones.
-Creo que la etiqueta y Baranor no se llevarán bien... pero estoy segura que intentará aprender.
Suspiró pensando qué era lo que había visto en él…
Eärwen subió al caballo.
-Bien, ¿hacia dónde maestro?
-Hacia la costa, y de allí, pues de punta a punta. En algún momento o la encontraré o espero que me den un empujón en la dirección correcta, aunque no sé si es la costa de Gondor siquiera.
-Entonces vamos, no perdamos el tiempo, o envejecerá más hasta encontrarla- dijo riéndose, mientras dirigía a su caballo por el camino del sur.
-Muchas muchachitas encuentran mi edad encantadora, así que no te rías.

Eândros montó a Wildstorm, el caballo negro que había sido de Eldarion. La reina Arwen se lo había regalado cuando volvió y aún siendo un caballo que no dejaba que nadie más salvo Eldarion lo monte, con él fue manso y se dejó montar al instante.

-Creo que me verá llegar uno o dos días antes de que nosotros encontremos la casa- comentó.
-Se ve muy bien de blanco maestro- le dijo cuando él se puso a la par.
Él se la quedó mirando largamente. Ella le sonrió.
-Creo que es lo más lindo que me han dicho en sesenta años- dijo y le guiñó el ojo.
Ella lanzó una risita.
-Es muy exagerado maestro, seguramente le habrán dicho cosas mejores que esa.
-Pero nunca antes me lo dijo una princesa, por otro lado- masculló- ser el consejero de tu madre, que es la esposa de tu padre, nunca me trajo mucha suerte con las muchachas.
-¿Por qué? ¿Qué tiene que ver mi madre?
-Ay Eärwen, los celos. Arwen es la única mujer que amó tu padre, lo que no quiere decir que no haya sido amado por otras mujeres. Pero lo cierto es que nunca antes una princesa me dijo que algo me quedaba lindo.
-Bueno, me alegro de haber sido la primera. Quizás Aldariel se lo dijo alguna vez, después de todo ella también era una princesa.

El día del baile le había dicho a Aldariel que estaba muy linda con el vestido que traía puesto y ella le dijo que él también lo estaba, pero en esos momentos ella ya había abandonado el camino de la princesa Lúthien…
Pasó un año. Viajaron por toda la costa de Gondor, aprendieron sobre los pueblos de la costa, pescaron y conversaron, como un abuelo con su nieta. Había días que Eärwen estaba nostálgica, evidentemente extrañaba a Baranor, pero en esos momentos su maestro trataba de alegrarla y ella enseguida volvía a su habitual sonrisa.
Un día llegaron a un pueblito de la costa, muy pequeño, con un puerto más pequeño aún. Allí les dijeron que más adelante vivía una señora, alejada del pueblo, en una casa que había estado abandonada pero que ella había reacondicionado. Hacía muchos años que vivía sola allí, junto a la playa y que solo iba al pueblo una vez al año para comprar algunas cosas y luego volvía otra vez a su casita de la playa.

-Otro pueblo, otra oportunidad, ¿tú qué dices?
-Me pregunto por qué vivirá allí sola...
-Pues eso es justamente lo que venimos a averiguar ¿no?
-¿Está preparado maestro?
-Mi niña, yo nací preparado aunque muera triste- dijo encaminándose hacia la casa.
-No haga bromas ahora maestro, viajamos todo un año para este momento ¿Quiere ir solo o prefiere que lo acompañe?- dijo aún sin moverse de su lugar.
Eândros frenó un momento sus pasos y sin girarse a mirarla le dijo:
-Te traje para que me acompañes, y me ayudes a escuchar lo que no quiera escuchar. O lo que tengas que decir. Además, ¿no quieres conocerla?, estabas muy interesada en su historia.
-Sí pero quizás quieran hablar a solas.
Él ahora giró y la miró a los ojos.
-¿Qué son estas dudas de último momento?, sabes que yo nunca oculto nada, y que lo que hable en privado bien puedo hablarlo en público. Y si hay alguien que me gustaría tener a mi lado en esto es a ti, la única que me queda. Además, eres el mayor orgullo que tengo, quiero que te conozca. Pero si quieres, puedes preguntarle a ella si quiere que te retires y hacerlo en su momento. Has de saber que yo no seré el maestro imparcial, yo allí seré Eândros el joven traicionado. No seré ni justo ni bueno, seré egoísta y sordo.
-Está bien maestro. Iré, aunque le recuerdo, que ya no es joven. Y deje de decir que soy lo único que le queda porque no es verdad. Ahora sí, vamos.
Eândros avanzó caminando y le pidió a Wildstorm que lo siguiera.
-¿Ves a alguien más con nosotros acaso?
-Que no estén aquí mismo no significa que no estén.

Cuando llegaron a la casa adelante tenía un pequeño jardín, con muchas flores. Detrás a lo lejos se veía una quinta y una granja. Varios árboles frutales parecían resaltar detrás del techo de la casita. Era verano, pero el viento que venía del mar era fresco.
-Parece que estuvo ocupada
-Quizás le guste esta vida, no lo veo para nada mal, debe ser muy tranquilo aquí a la orilla del mar- dijo mirando la casa y después la playa. Eândros le siguió la mirada.
-Sin duda es más tranquilo que a lo que estamos acostumbrados, combatiendo el mal en su forma más pura y todo eso...
La casa parecía muy bien cuidada, quizás pudiera arreglarse un poco más, pero no estaba nada mal. Eândros sacó su pipa y Eärwen miró el mar, siguió el horizonte con la mirada y se preguntó qué estaría pensando su maestro en estos momentos, a la puerta del único amor que había tenido y que lo había abandonado.
Se quedó un momento en la puerta, quizás sin atreverse a golpear… hasta que lo hizo.
Al principio nadie respondió, pero al rato se escuchó el pestillo de la ventana. Una señora se asomó y Eärwen la miró perpleja, siempre había creído que sería una mujer mayor, pero era hermosa, su cabello negro ondulado y suave le enmarcaba un rostro moreno y sus ojos negros resaltaban a pesar de todo. Aparentaba unos cuarenta y cinco años, pero estaba segura que tenía muchos más…

-Eândros...- se sorprendió y se quedó un momento en silencio.
-El mismo que viste y calza- giró un poco aún de cara a Lothiriel y dijo mirando a alguien que solo él veía- Aldariel, tenías razón mi niña, no estoy tan viejo al parecer.
Eärwen sonrió cuando la llamó como a su hermana, porque ella de alguna forma también había sentido su presencia allí. Aldariel estaba allí, ella estaba segura, la había sentido cuando miró hacia el mar.
Sin querer a Eândros se le había escapado el nombre de su otra nieta, cuando le pareció verla al lado de su hermana.
-Buenos días Eândros, ha pasado mucho tiempo... Buenos días Aldariel.
-Mi nombre es Eärwen señora Lothiriel- corrigió.
-Lo siento, creí haber escuchado que te llamaba por ese nombre. Eres muy hermosa ¿es tu hija? Pero pasen, no se queden allí en la puerta.
Se corrió y los dejó pasar, la casa no variaba en absoluto de la visión que había tenido Eândros, una casa sencilla de madera, una mesa con sillas, una chimenea… todo estaba igual a lo que había visto. Dejó pasar a Eärwen y luego entró él diciendo:
-Mi nieta, de hecho
-¿Ya tienes nietos? Pero si aún eres muy joven. Pero pasen, siéntense.
Sobre la mesa había un florero lleno de las mismas flores que había en el jardín. Eärwen entró en silencio admirando esa casa familiar y llena de calor, algo totalmente distinto a los palacios en los que había vivido toda su vida.
-Tal cual la recordaba, ¿cómo has estado Lothiriel?
-Bien, aquí es muy tranquilo ¿Y Aldariel es otra de tus nietas?
Eândros sonrió con tristeza.
-Lo fue, sí, hace algún tiempo ya, aunque por un breve lapso.
-Es mi hermana, pero no está muerta, solo que ahora es otra forma de vida... es una historia muy larga.
Lothiriel se quedó mirando a Eärwen sin entender.
-Le hubiera encantado tu jardín, o le encanta, ya ni yo mismo lo sé…
-Me gustaría escuchar la historia- sonrió la señora de la casa- No me visitan muy seguido aquí...- aunque la sonrisa no se le borró de los labios.
-Eso nos dijeron en el pueblo, nos costó bastante encontrarte... aún sabiendo la casa por la que buscábamos ¿Puedo?- preguntó mientras preparaba su pipa una vez más.
-Sí, no te preocupes, está la ventana abierta ¿Tú quieres algo para tomar Eärwen?
-Sí por favor- le respondió ella. Estaba asombrada, ¿esa mujer había vivido tanto tiempo sola y podía tener esa personalidad, tan alegre y despreocupada? ¿Cómo había podido hacerlo? Se preguntó si ella podría hacer lo mismo y pensó que no, no podría separarse de Baranor, ya le estaba costando esta separación de solo un año, y ella había estado sola allí cuarenta…
-¿Un té te gustaría? Lo preparo yo misma con hierbas de mi quinta.
Eândros encendió la pipa mientras la miraba atentamente.
-Me encantaría- le respondió Eärwen.
-Hace ya casi dos años...- comenzó a decir- se me encomendó cuidar de mi querido Eldarion, pues partíamos rumbo a Arnor.
Eândros la miraba atentamente mientras ella encendía un fuego en la chimenea y llenaba una pava con agua para ponerla sobre el fuego.
-Íbamos a ayudar al rey, llevando refuerzos para la fortaleza que allí se erguía, quizá por aquí no llegó la noticia, pero Morgoth se alzó para vengar a su general caído, tras la batalla de la Puerta Negra. La madre de Eldarion estaba muy preocupada por su muchacho, y me pidió muy encarecidamente que lo cuide de todo mal que pudiera llegar a amenazarlo. Bueno, la cuestión es que partimos, llevé conmigo al aprendiz de mi aprendiz, un soldado bastante valiente, aunque no la estrella más brillante del firmamento, y en el camino se nos sumaron los Rohirim. No describiré el viaje, fue como en toda campaña militar, un desastre. Pero si diré que entre los Rohirim venía el mejor amigo de Eldarion, junto con unas cuantas “shieldmaiden”, y que Baranor, el aprendiz de mi aprendiz, otra suerte de nieto para mi lamento, intentó congeniar fraternalmente con ellas sin mucho éxito.
-Baranor hizo eso, ¿en serio?- se rió Eärwen.
-Sí, en el proceso casi mata a Léod, si no lo hubiera detenido.
-Los jóvenes de hoy tienen ideas muy extrañas- se rió Lothiriel.
Eândros sonrió apesadumbrado como siempre.
-Pues bien- continuó el capitán- entre cantos y chistes finalmente llegamos a Arnor. Arnor era la ciudad donde vivía el rey.
-Sí, y yo vivía con mi padre- Lothiriel la miró, ahora sabiendo que era la princesa de Gondor y comentó:
-Esa pequeña niña que recuerdo ¿eres tú? Creo que pasé aquí más años que los que recuerdo…
-Sí, la princesa vivía con su padre cuando llegamos con su hermano.
-Supongo que el Enemigo actuó entonces, tuvieron que ir a asistir al rey…
-El Enemigo había golpeado mucho antes, solo que no lo habíamos visto. Eldarion se había adelantado a la fuerza principal que desfilaba por lo que en otro tiempo fuera La Comarca, para cuando llegamos a Arnor... ya había caído hechizado por una joven…El amor más puro que jamás vi.
Eärwen sonrió al recordar a su hermano cuando le había dicho que la había conocido, sí, era el amor más puro que ella había conocido. Su hermano siempre había sido tímido pero con esa muchacha las cosas habían sido diferentes…
Lothiriel sacó la pava del fuego y sirvió agua en una taza donde previamente había puesto algunas hierbas.
-Claro que en ese momento lo limpié aun mas, con un buen baldazo de agua fría.
Lothiriel se rió de la ocurrencia y le dijo a Eärwen:
-Espero que te guste- luego comentó al respecto de lo que había dicho Eândros- Supongo que no te escuchó y tuviste que disciplinarlo, eso es muy típico de ti.
-A todo esto, cuando logré separarlos, me enteré que esta joven era Aldariel, la aprendiz de Fhilamir.
-Mi hermano y ella estaban peleando con espadas de verdad en el entrenamiento- agregó Eärwen.
-No me lo recuerdes- dijo después de una bocanada de humo y se tomó la cabeza.
Una sombra de tristeza cruzó el rostro de Lothiriel a la que ya le había informado el nombre de Aldariel como otra de las nietas de Eândros y hermana de Eärwen…
-Pero dijiste que Aldariel era tu hermana cuando llegaron...
-Sí, pero en esos momentos no lo sabíamos. Ellos no lo sabían aún…
-Eso es terrible...- dijo sentándose a la mesa. La tristeza no se le había borrado del rostro.
-Aldariel era Lúthien, pero no nos adelantemos…
-¿Cómo pudo suceder algo así?...
Lothiriel volvió a levantarse de la mesa, fue hasta un armario al lado de la chimenea y sacó una botella de vino y dos vasos. Volvió a la mesa, sirvió los dos y le alargó uno a Eândros.
-Espera a escuchar toda la historia, Lothiriel- le dijo Eärwen.
-Lo siento, es que... es tan triste...- dijo y tomó un trago del vaso de vino.
-Pues bien, esa tarde hubo un consejo de guerra, muy importante, la general le ordenó a su soldado que llevara a la pequeña aprendiz a un lugar junto al lago de Arnor que ella conocía, la estrategia fue un éxito- dijo tomando del vaso.
-No me arrepiento en absoluto- le dijo la princesa.
-Nadie se arrepiente de nada aquí, creo. Bien, pasaron unos días, y un día por la ventana observé a dos jóvenes escapándose solos...- tosió apropósito- Otro par de pájaros volaron del nido, pero qué sé yo, soy un simple viejo capitán. Batallamos en La Comarca, algunos dicen que ganamos, otros que perdimos, yo solo sé que esa noche de lluvia en La Comarca perdí la inocencia que un viejo tiene cuando ve crecer a los niños, y se los encuentra ya con sus primeros amores.
Lothiriel no podía entender como estaban tan tranquilos con aquello, pero como Eärwen estaba sonriendo se puso algo mejor.
-Eso suele ocurrir siempre cuando los hijos abandonan la casa de sus padres, aunque no puedo hablar al respecto porque no tuve hijos...- comentó Lothiriel.
-Yo solo tuve a los príncipes, de los que solo me queda mi orgullo, la alegría y el honor...
Eärwen sabía que ella era su orgullo así que enseguida pudo deducir que Aldariel era su alegría y Eldarion su honor.
-Esa noche tuve una visión, vi a Aldariel recuperando su espada, que había dejado en Fangorn, y por primera vez en mi vida le fallé a mi deber. Vi a los que serían “la compañía de la ruina”… a Aldariel, a un enano, Dormin, un elfo Belegnor y yo, ah sí, y Léod y Sumayyaa. Bueno viajamos, fuimos recuperando armas ancestrales. Durante los primeros meses albergué en mi corazón la esperanza de que Aldariel no fuera Lúthien, aunque ya todos lo sospechábamos desde La Comarca… y en Rivendell Léod se lo dijo de sopetón, la pobre no habló en meses luego de eso.
-Bien, atravesamos Minas Moria, matamos un dragón, nos enfrentamos a orcos aquí y allá, hasta que llegamos a Fangorn, donde finalmente nos encontramos con los elfos y el verdadero padre de Aldariel, Bárbol. Mi esperanza murió por primera vez en ese bosque, cuando Aldariel recuperó su espada, Narsil.
-La espada que había perdido el rey...- dijo Lothiriel.
-Ya hablé con él sobre eso...
-Sí, ya lo regañó, como siempre hace- sonrió Eärwen.
-Pues ellos me escuchan todas las mañanas y todas las tardes, y no estoy muy dispuesto a aflojarles.
-¿Ellos quiénes?- preguntó Lothiriel- La verdad es que sean los que sean no los envidio- dijo en tono sarcástico.
-Seguimos marcha, y luego de dejar Fangorn nos enteramos de la batalla del paso, allí se nos separaron Léod y Sumayyaa. Si ellos se quieren mostrar, los verás. Pero no pudieron venir- dijo estirando la mirada a la ventana y mirando hacia el Este.
-Deberías terminar de contar la historia, abuelo.
La emoción de Eândros en ese momento era tal que le costó seguir con el rumbo de la narración. Era la primera vez que Eärwen lo llamaba “abuelo”.
Respiró bien hondo para no quebrarse y Lothiriel dándose cuenta volvió a llenarle el vaso de vino.
-Espero que te guste mi vino, hasta ahora nadie lo probó aparte de mí
-Si es como el té debe ser riquísimo.
-Gracias Eärwen
Eândros continuó sin comentar sobre el vino, a pesar de que estaba bastante bueno, casi como los mejores de La Comarca.
-Le pedimos a Léod que buscara otro de los brillos que vi, la espada de su abuelo en Edoras, pero su misión principal era ayudar a los reyes en el paso… Llegamos a Minas Tirith, pero llegamos más tarde que el rumor y todos sabían que Lúthien venía con nosotros. Para cuando llegamos al palacio nos enteramos que Eldarion estaba luchando en Osgiliath y necesitaba ayuda. Allí casi mato a mi señora, contándoles del amor entre sus hijos, aunque no mencione nada sobre otro amor que rondaba por allí.
Eärwen sabía que se estaba refiriendo a ella y a Baranor, pero no dijo nada al respecto.
-Aunque de haberlo hecho, creo que tampoco hubiera recibido ningún apoyo- se rió.
-Supongo que se refiere a ti- le dijo Lothiriel a Eärwen.
-Aún no estoy siendo duro con ella, ya vamos a llegar a lo que le toca en la historia, porque sé que los que no están aquí con nosotros igual están prestando atención, o me estoy volviendo senil.
Eärwen se rió con la última frase.
-Es extraño, pero cuando entraron ustedes me pareció sentir a alguien más, aunque creo que yo también me estoy volviendo senil, ochenta años no vienen solos…
-Para nada, pues bien, la reina fue a avisarle al rey sobre el amor entre sus hijos y su hermana tomo el trono en su lugar ayudada por la aquí presente. Esta fue la segunda vez que falte a mi juramento. Juntamos algo de tropas y marchamos a Osgiliath, allí cometí otro error, Aldariel se nos escapó y cargó hacía donde se encontraba Eldarion, lamentablemente tuvimos que cubrirnos cuando a Belegnor se le escapó el nombre Aldariel, y eso solo hizo que Eldarion supiera que la unidad “Aldariel” avanzaba con Narsil…
Lothiriel hizo un gesto como queriendo decir algo, pero al final no dijo nada. Ella siempre había querido hacer eso, pero no sabía combatir… si había un deseo que Lothiriel tenía era combatir junto a él y no esperarlo como había hecho el tiempo que estuvieron juntos. Pero ese no era su deber y estaba segura que ella hubiera hecho lo mismo que Aldariel en la misma situación de haber podido.
-Y de todas las cosas que fue, Eldarion nunca fue un bobo, y descubrió quien era su hermana. Pero dime- hizo una pausa tomando un trago del vino para que ella hablara pero Lothiriel solo dijo:
-No, nada importante... prosigue con la historia que quiero saber su final.
Eândros tomó aire y continuó.
-Peleamos en Osgiliath, ese día ambos se reencontraron y se sentían las chispas a su alrededor, y la tristeza que pronto cayó como lluvia… Como sea, el día terminó y era nuestro, uno de los generales del enemigo pereció, una de las mismísimas encarnaciones de Morgoth en esta tierra. Durante la noche Eldarion se escapó rumbo a Minas Tirith y yo lo seguí, volvió allí para recuperar una espada maldita. A todo esto intenté acercarme a la princesa de Ithilien, pero parece que era muy viejo y muy importante para ella. Bien, volvimos al día siguiente con Eldarion y la guardia real para ayudar en Osgiliath siguiendo el plan habíamos, había sacrificado los puentes para que el enemigo pase de a pocos por allí... pero cuando llegamos vi que el enemigo estaba usando la isla a placer... llevándola de un lado al otro del rio con miles de topas. Combatimos así durante 3 días, varios generales enemigos y criaturas que nunca debieron ver el sol fueron abatidas. Lo que se diría una batalla épica, hasta que finalmente.... era incontenible. No podía ver más muerte en Osgiliath... y supliqué porque sea sepultada bajo las aguas... y me escucharon.
Hizo una pausa y tomó más de ese exquisito vino. Eärwen una vez más omitió por completo el asunto de su amiga Anarien, y del interés que su abuelo había tenido en ella.
-¿Osgiliath ya no existe?- preguntó Lothiriel sorprendida, esa había sido su ciudad también y escuchar eso la volvió a poner mal.
-Sí existe, las aguas bajaron ya- le comentó Eärwen- Y la están reconstruyendo. Será un paso muy importante entre Gondor y Alantandor- finalizó.
Lothiriel se preguntó qué nombre era ese pero no dijo nada, dejó que Eândros continuara.
-Insisto que no debí dejar que Belegnor le pusiera el nombre, debió ser alguna mañana o tarde que yo estaba ocupado con ellos. Sí, pero yo pedí que la destruyeran- y dijo más bajo- la ciudad que mi padre murió defendiendo junto a mi hermano. Volvimos a Minas Tirith, donde nos reagrupamos, allí decidimos que partiríamos, ignoraba a donde iba ir. Pero antes, debíamos llamar a Léod pues él tenía uno de los siete brillos. Perdón... eso fue después, Eärwen... cuéntale tú esos días... aún no puedo hablar de esa semana…
Eärwen intentó volver a esos días, era triste, pero había muchas cosas hermosas que recordar.

-El día que regresó Aldariel fue muy triste para todos, porque la noticia ya había llegado a la ciudad y todos estaban muy deprimidos... ¿Pero a qué no te imaginarás lo que ella hizo?- dijo mirando a Lothiriel.
-¿Qué hizo?
-Organizó un baile, en las puertas de la batalla, e invitó a toda Minas Tirith, esto me lo contaron porque yo ya había partido. La ciudad se llenó de luz y volvió a la vida. Esa mañana el maestro dio un discurso, levantado a la ciudad en armas a pelear por sus príncipes, casi al mismo tiempo mi madre hacía lo mismo en el paso, en el momento en que se enteraba mi padre.
-¿Paso algo mas esa semana que no recuerde?
-Sí, Eldarion casi cae en las manos del Oscuro, pero pudo salir gracias a la tía Luiniel y a Aldariel que regresó en el momento justo. Mi hermano estaba muy deprimido ese día, y el Oscuro se aprovechó de la situación, se había enterado que mi hermana luego de la batalla se iría y no volvería a la ciudad.
-Ah, sí, mi tercer gran pecado…- comentó Eândros.
-Yo no estaba en esos momentos, porque había ido al sur a buscar refuerzos para la defensa de la ciudad.
-Creo que te estás culpando de demasiadas cosas Eândros- le dijo Lothiriel- pero eso también es típico de ti. Los humanos cometemos errores, porque eso es justamente lo que somos, humanos. No importa que tan héroe seas, los errores los puedes cometer igual.
-Le pedí a un enano que mienta por mí, ahora lo recuerdo ¿algo más Eärwen? Creo recordar… un evento... Unas monedas, un guardia real... un ¿capitán?
-Sí, Baranor quiso silenciar a uno de los soldados de la guardia real con dinero. No estuvo bien pero ya aprendió la lección gracias a ti. Y no está orgulloso de eso. Gracias a ese error Damrod fue nombrado caballero, sería otro caballero más si no fuera porque fue el único caballero nombrado por Aldariel.
-Baranor, Lothiriel, es quien robó mi orgullo- dijo refiriéndose a ella- aun no se qué ve en él, pero si es feliz, ¿qué más puedo pedir?
-Sí, soy feliz, y veo en él todo lo que tú no- se rió Eärwen.
“Aldariel, tú que me viste esa noche, préstame una poca de esa luz que tanto te sobra, y dime si es justo contarle lo que paso, si es que después le preguntaré la razón”- pensó Eândros.
En ese momento Eândros la vio, era Aldariel y estaba junto a la chimenea al lado de Eldarion y tenía puesto el vestido verde que le había regalado Fhilamir. Ambos sonreían.
-Podrían decir algo, en vez de solo sonreír- gruñó.
"No es bueno callar las cosas, abuelo, dile todo y después pregúntale lo que no has preguntado todos estos años"
Aldariel fue la que habló, pero solo él podía escucharla.
Respiró profundamente y continuó:
-Fue después de que Baranor intentara sobornar a uno de mis capitanes. La noche más negra que jamás tuve, perdí toda confianza en los hombres, en los elfos… esa noche negué el futuro, pero no por miedo... No quería el futuro, no quería este futuro, porque soy infeliz en él, y en esa noche, viendo que perdería no solo mi Alegría, no solo mi Honor, si no que mi Orgullo iba a parar... con alguien así... Esa noche... fui al Oscuro, y le demandé que me corrompiera. Solo gracias a ella fue que volví, intentó con todas sus fuerzas imaginar un futuro diferente a este- se rió- y no pudo imaginar un mundo donde fuera feliz, ni esa noche, ni aún hoy, por eso le digo que es una mentirosa.

"Yo no mentí, pero no puedo hacer que seas feliz si no quieres serlo"

-Supongo que tendré algo de la culpa de eso...- murmuró Lothiriel- Pero quiero saber cómo termina la historia.
-Partimos de Minas Tirith al día siguiente, tras el baile, aunque el invitado de honor, Damrod, el único caballero que nombró Lúthien había partido en busca de Eärwen junto con un elfo y la guardia real… pues el Oscuro sabía de su misión...- dijo mirándola a Eärwen- Por mi culpa, para variar- dijo y volvió a tomar del vaso de vino- Al día siguiente del baile partimos, confiando al destino la suerte de la princesa y el mundo. No tardamos mucho en llegar al puerto donde un barco nos cruzaría por las aguas del Anduín... pero Léod no llegaba, allí fue donde tomé el hábito de pescar- dijo mirando a Eärwen- esperamos por espacio de unos días.
-Es un buen hábito, yo también disfruto de la pesca... pero continúa ¿Quieres más té?- le preguntó a la princesa.
-Me gustaría mucho, gracias.
Lothiriel se levantó a servir más té.
-Entonces fue... cuando discutí con una gaviota- alargó la mano hacia la botella y se sirvió vino con toda familiaridad.
-Belegnor siempre recuerda su charla con la gaviota. Ese fue el momento en que Baranor creyó que se había suicidado- Eärwen lanzó una carcajada.
-¿Me qué?- se sorprendió Eândros.
-Baranor creyó que se había arrojado al río.
-Este...- gruñó, para luego continuar con el relato- Bueno, Manwe escuchó mi plegaria... y envió una de sus águilas al día siguiente, con la que fui a buscar a Léod y todo eso, el resto, las aventuras de Léod y su novia no vienen al caso… pero al día siguiente partimos en barco.
Eândros esperó hasta que Lothiriel sirvió el té y volvió a sentarse.
-En menos de dos semanas nos encontrábamos en mitad de Mordor, yendo a pelear con Melkor, pero no fuimos por la Puerta Negra sino por otro camino.
En un segundo el rostro de Lothiriel reflejó el terror que esa frase le inspiró, pero al instante volvió a retomar la misma calma. Eärwen se había dado cuenta y sonrió, porque ella había sentido el mismo terror cuando Baranor se lo dijo.
-Allí Melkor intentó engañarme- dijo tomando de su vaso de vino y ella lo imitó- Pues verás, antes de partir, tuve la que sería la última de las visiones, más allá de la que ellos me regalan. En la visión estaba aquí, en tu jardín. Entré aquí, creo que estaba junto a esa chimenea, y te vi ordenando. Era un día precioso como hoy, con el suave clamor del mar, y una luz preciosa.
-Así que aún tienes esas visiones… Me pregunto por qué habrás visto mi casa entonces...
-¡Ah! Porque Melkor intentó engañarnos, quería que lo liberáramos, para pelear, y usó tu imagen para que lo libere. Creo que fue la forma de los Valar de decirme que pese a todo, tú estabas bien. Bueno la cosa es que si lo liberamos, batallamos a muerte, Dormin el enano murió, yo casi muero, seguramente escucharas un millón de poemas luego sobre esa batalla, y dejaré que los bardos la describan, a mi poco me interesa recordarla, pero finalmente ganamos, pero a un precio terrible para mí. Al morir Melkor se quería llevar consigo a Eldarion... Aldariel desesperada salto a abrazarlo, con toda su inocencia, y los tres murieron, allí, en Mordor.
-Hace dos años... estaba en mi jardín y vi una luz cegadora que venía desde Mordor... una columna de luz se elevó a los cielos… Así que esa columna eran ellos dos... Es muy triste...
Lothiriel parecía a punto de llorar, e incluso Eärwen notó una lágrima pero enseguida lo disimuló yendo a servir más té.
-Abuelo... te estás olvidando un pequeño detalle- le dijo Eärwen.
-Si ellos me consideran su abuelo, corregirán mi senilidad, pues es deber de los jóvenes corregir a sus mayores cuando son viejos.
-¿Hay algo más Eärwen?- le preguntó esperanzada Lothiriel.
Eärwen miró a su maestro, con la cara de una nieta decepcionada del final del cuento que le están contando.
-Son un par de insoportables- dijo mirando a la chimenea- y tú también- dijo mirando a Eärwen- No están muertos son los árboles del sol y la luna, renacieron juntos como las luces más puras tras derrotar a Melkor. Yo los puedo ver, junto a la chimenea.
-¿Los arboles?- se sorprendió Lothiriel- Entonces esa fue la luz que vi... ¿Y dices que están aquí ahora?
Miró hacia la chimenea, pero evidentemente no los veía.

"Dile que su jardín es muy hermoso"

-Dice Aldariel, que tu jardín es muy hermoso.
-Gracias pequeña- sonrió Lothiriel. Tendré que ir a visitarlos algún día entonces.
-Cuando quieras, a nadie se le niega verlos, aunque no de mañana o de tarde, a la hora de la siesta.
-Puedes ir cuando quieras- corrigió Eärwen- solo pregunta por Belegnor, él te llevará, aunque se ven desde muy lejos. Desde Minas Tirith también, yo los saludo todas las mañanas.
-Pues bien, no todo termina allí. No estaríamos aquí si terminara allí. Lothiriel, te lo preguntaré una vez, ¿quieres saber porque estamos aquí?
-Me lo pregunté cuando llegaron, pero supongo que con la historia ya lo había olvidado. Dime, ¿por qué estás aquí?
Eândros tomó aire.
-Supongo que no fue para traer las noticias- agregó Lothiriel.
Él la miró a Eärwen, no iba a ser suave con lo que iba a decir, ella no dijo nada simplemente lo miró para que continuara.
-Hace eso de un año y algo mas decidí venir a buscarte, y cobrarme el dolor que me causaste hace ya tanto tiempo. Pero yo tengo la costumbre de reñirle a Aldariel todas las mañanas y ese día antes de salir le dije a Aldariel lo que haría, con lujo de detalles. Obviamente me pidió que no lo haga, que no era lo que realmente quería y que debía buscar la felicidad. Pero yo aún no conozco esa felicidad, después de todo... los perdí, ya no puedo tomar un buen vino como este y charlar con Eldarion, no puedo cabalgar con Aldariel y contarle como eran las cosas antes de todas las guerras, así que una vez más se lo reclamé. Se lo reclamé con todo el egoísmo, le dije que si no quería que me cobrara cada uno de los latidos que mi corazón estuvo en soledad, o cada una de las lágrimas que derrame... le dije a un árbol que me abrazara... y ella hizo trampa, porque es una tramposa. Así que aquí estoy, en paz, calmado. Pero como sé que no voy a ser justo contigo vine con una conciencia, vine con una dama que esperó. Así lo que digas no caerá en oídos sordos. Y lamentablemente ellos tampoco me dejarán mentir a mi corazón, no sé porque.
Lothiriel suspiró y dijo:
-Has hecho bien en no venir solo. Hace ya... no sé... ¿cuántos años fueron? ¿cuarenta?
Eândros se acomodó en la silla mientras hacía que contaba con los dedos de la mano. Lothiriel no esperaba que esa situación fuera diferente, él tenía derecho a reclamarle y lo estaba haciendo. Suspiró y habló, calmada y pausadamente, aunque en su interior las cosas eran muy diferentes. Una mezcla de tristeza, alegría, nostalgia y nervios era difícil de ocultar, y quizás no pudiera hacerlo del todo, pero aún así, habló:
-Creí que jamás te iba a volver a ver, y menos aún que te interesaba saber de mí. Aún no entiendo por qué estás aquí, aunque me alegra. Supongo que quieres saber por qué me fui…
Eândros asintió.
-Tu nieta aquí presente, dices que entiende lo que es esperar a los guerreros que van a la guerra, entonces ella quizás pueda entender mejor que tú. Sé que aunque te lo diga quizás para ti no tenga sentido, y quizás realmente ahora ya no importa, pero te lo diré, porque si has venido hasta aquí significa que quieres saber, o que necesitas saber para continuar en paz… o al menos continuar de alguna forma... Al principio no me fui, estuve muy cerca...
Me gustaba saber de ti aunque no estuviera a tu lado... pero aún así eso era demasiado para mí, así que unos años después de lo que pasó en la Puerta Negra, me fui lejos. Sí, admito que me dolía, cada vez que te ibas a alguna guerra veía a la sombra de la muerte sobre tus hombros. No era una visión como las que tú tienes, era un sentimiento. Aunque siempre volvías, quizás más herido de lo que a cualquier mujer le gusta ver a su hombre, el dolor era siempre el mismo cada vez que partías. Ahora que me han contado la historia, creo que no hubiera podido resistir que me dijeras que te ibas a Mordor a luchar con un enemigo más poderoso que Sauron. Quizás me hubiera muerto de tristeza como lo hacen los elfos... Pero bien, quieres saber por qué me fui, una razón fue esa. Pero no es la única razón...
Tomó el vaso y tomó un trago de vino para continuar y seguir disimulando lo que estaba sintiendo. Eärwen y Eândros estaban callados, escuchando atentamente.
-Antes de irme pensé en pedirte que vengas conmigo, pero tuve miedo. Sabía lo que para ti significó siempre Gondor, el deber de proteger a tu reino, al rey y a la reina Arwen, a sus hijos ¿Qué era yo al lado de eso? Sabía que no ibas a elegirme sobre el deber y no tuve el valor de preguntártelo. No quise saberlo supongo, no quise confirmarlo. Ahora que me cuentas tu historia, la historia de tus nietos, me alegro de no habértelo pedido, porque si existía una mínima chance de que te alejaras de tu deber... ¿quién hubiera cuidado de ellos? Sé que tú eras el más indicado para eso, el más indicado para estar al lado de la reina Arwen como su consejero… Yo no podía quedarme, pero tampoco podía pedirte que vinieras conmigo y que te alejaras de todo eso, entonces decidí irme sola.
Hizo una pausa para tomar más vino.
Lothiriel miró a Eärwen y luego a Eândros.
Eärwen la escuchaba muy atentamente, mientras pensaba que lo que estaba diciendo era tan triste y tan hermoso a la vez que quizás no pudiera soportarlo sin llorar, pero se estaba conteniendo, como la princesa que era.
Ella había sufrido mucho, y aún así había vivido, había continuado con su vida, sola, pero feliz. Feliz en cierta forma…
-Y aquí estoy, sabes que yo no tenía familia, amigos tuve pocos, los que tuve, algunos no regresaron, y a los otros no los vi nunca más. Decidí buscar un lugar lejano, tranquilo, donde vivir en paz, un lugar que me ayudara a aliviar la soledad que sentía, y lo encontré aquí. Esta casa estaba abandonada, yo la reparé. Tuve que aprender muchas cosas, carpintería entre ellas... Hice el jardín que vieron al llegar y la granja que está atrás. El mar siempre fue mi calma, y logré aquí encontrar la paz que estaba buscando. Supongo que sonará egoísta, y quizás lo soy.
Cuando Eândros escuchó lo del egoísmo comenzó a reírse, primero despacio y cada vez más fuerte. Eärwen lo miró, algo enfadada.
-¿Qué es tan gracioso maestro?- preguntó Eärwen.
Eândros le dio un golpecito en la frente y le dijo:
-¿No la escuchaste, decir que ella fue egoísta, al hombre que prefería el fin del mundo a la perdida de ustedes tres, al hombre que fue a Melkor porque no veía en este mundo esperanzas? Además ya no soy tu maestro, no vuelvas a eso.
-Está bien, abuelo- obedeció.
Y Lothiriel agregó:
-Llámalo con otras palabras si quieres, es lo mismo. Supongo que le pediste al Oscuro el justo castigo por todo eso que dices que hiciste mal.
Eândros sonrió, ella una vez más, lo había entendido perfectamente.
-Yo no necesité un Oscuro para eso, este es mi castigo. Si es que en algo me equivoqué, sea lo que sea, lo estoy pagando, y que así sea, no voy a quejarme por eso. Pero deberías también considerar, las cosas que hiciste bien, no solo las que hiciste mal, si solo fueron tres, no fueron tantas.
-Eärwen, te traje aquí con otro propósito- dijo mirándola.
-Nunca me lo dijiste, así que no lo sé- le dijo ella.
-En Arnor obvié una charla, que creo que a ti te interesó bastante, y que yo no podría contarle. Quizá puedas hacerme tú el favor.
-Si hago memoria podré recordar las palabras exactas... o casi... "Era tan gentil como una suave brisa de primavera, con unos ojos que recordaban a esa primera estrella al anochecer, tenía por cabellera un hermoso manto negro largo como la vida. Sus sonrisas iluminaban el alma como el sol a las flores en primavera” Creo que fue lo más hermoso que le escuché decir a mi abuelo.
Lothiriel sonrió y dijo:
-Siempre fuiste un poeta, que bueno saber que no lo has perdido.
-Estaba inspirado esa mañana. Más de lo usual... Pero como verás, nunca te olvidé. En esos cuarenta años jamás te desee sufrimiento, sino la mayor de las felicidades.
-Realmente me alegra que sea así, porque hasta hoy que tocaste la puerta de mi casa pensé que yo era la única que te recordaba.
Lothiriel se levantó de la silla y fue hacia la chimenea, Eândros vio que sacaba un pequeño cofre, Aldariel la miró, pero ella no sabía en donde estaba porque no podía verla. Abrió el pequeño cofre de madera y sacó un broche para el cabello, el mismo que Eândros le había regalado hacía ya cuarenta años.
-Ya hace algunos años que trato de usarlo lo menos posible, ya está algo maltratado y no quería arruinarlo, pero supongo que hoy lo amerita- dijo poniéndose el broche en el pelo.
Eândros la miró y pensó que quizás Manwe pudiera bendecirlo una vez más…
-Eärwen- la llamó y le estiró la mano para que la tomara. Ella la agarró.
-¿Lothiriel?- le tendió la otra mano- Creo que es hora de que los conozcas a todos.
Ella le tomó la mano, y fue como haber retrocedido cuarenta años, a aquellos años felices junto a él, estaba muy emocionada, pero trató de permanecer con la misma compostura de siempre.
Eärwen ya no pudo aguantar el llanto y se le cayeron las lágrimas, Lothiriel los vio y se quedó sin decir nada, pero los miró un rato largo. Estaban allí, en su casa, los tres.

“Gracias Manwe”

-¿Qué dicen mis nietos?- les dijo.
“Supongo que no estará contento hasta que le digamos lo que quiere escuchar...” dijo Eldarion. Aldariel sonrió.
-Aún pudo patearte las raíces- le contestó al prepotente de su nieto mayor.
“Hola Lothiriel, me alegra que al fin se hayan encontrado” dijo Aldariel.
-Hola Aldariel, y supongo que tú eres Eldarion...
-Así es- confirmó Eândros.
Se quedaron todos en silencio un rato hasta que Lothiriel dijo:
-Me alegro que estén todos en mi casa, sean libres de venir aquí las veces que quieran, yo iré a visitarlos también, seguramente pronto.
“Te estaremos esperando”
-Los odio, a los tres- murmuró Eândros- Siempre me hacen lo mismo. Si vienes será para quedarte Lothiriel- le dijo apretándole la mano.
¿Irse? ¿Para quedarse con él? ¿Acaso habría algo que le gustara más que aquello? Esos niños le estaban cumpliendo el deseo que había atesorado por cuarenta años.
“No se supone que un abuelo odie a sus nietos...” dijo Eldarion sonriendo.
-Es mentira, no nos odia- le dijo su hermana Eärwen.
Aldariel se acercó a Lothiriel y le tocó el broche del pelo que enseguida pareció nuevo otra vez.
“Ahora durará para siempre” le sonrió “Y tú abuelo, ya deja de decirme mentirosa porque no lo soy, de hecho jamás dije una mentira” dijo volviendo al lado de Eldarion a su lugar cerca de la chimenea.
-Gracias- les dijo casi gruñendo antes de soltarle las manos- No los dejaré de visitar, igual.
Eândros le soltó la mano a Eärwen pero Lothiriel no parecía querer soltarlo.
-Son un trío de rebeldes
-Eso parece...- sonrió.
Eândros se acercó a ella y la besó. Ella le correspondió el beso.
-Espero que nuestros hijos sean más obedientes…
-¿Tú crees? Los jóvenes de hoy no obedecen a sus mayores. Además ¿no crees que estemos viejos ya para eso? Aunque admito que me gustaría tener hijos- sonríe.
-Maté un dragón y un Valar, y a este último lo monte clavándole una espada en la espalda, créeme que estaré por aquí un buen tiempo.
-Claro, pero hasta los héroes necesitan almorzar y todavía no preparé la comida. Supongo que se quedarán aquí a descansar del viaje.
-Yo digo que nos quedemos, si su comida es la mitad de buena que su té no me la puedo perder- dijo Eärwen y Eândros se rió.
-Los abuelos tenemos que consentir a los nietos, ese es nuestro deber- dijo Lothiriel.
-Se lo dejo a ustedes, tienen empezar a conocerse

Eândros salió de la casita y se dirigió a Wildstorm, bajó el poco equipaje que llevaban y le dijo que se dirigiera junto al caballo de Eärwen a Minas Tirith. Si todo salía bien, volverían volando sobre las águilas.
Volvió a entrar y dijo:

-Nos quedaremos unos días.

(roleado on line por Gonza y Ashe)

Testamento de Eândros

Eândros había dejado en manos de Luniel un gran sobre, lacrado con su sello personal, titulado “Para su Majestad la Reina, Testamente de Eândros Antharion”, dentro de este sobre con tan lúgubre titulo se encontraba un pergamino escrito que a su vez envolvía otras pequeñas cartas también selladas.

El pergamino rezaba:
“A mi señora Arwen, reina de Gondor:
Para cuando lea esta carta yo ya habré encontrado mi destino para bien o para mal, de este destino no puedo aventurar mucho, solo puedo asegurar que cualquiera este sea marcara el fin de mi estadía a su lado como su fiel consejero, espero que estas palabras no le causen tristeza mi señora, ya que para mi será un tiempo que siempre recordare con orgullo y felicidad.

Esta abrupta partida, y su ausencia, crean en mí la necesidad de dejar escrito lo que no podre, ni podría aunque estuviera, decirle desde mi corazón. Es así pues, que con esta intención detallare a continuación lo que siento debo contarle, aunque quizá usted ya lo sepa desde hace mucho.

Sabrá usted que para mi vuestros hijos siempre fueron una gran alegría para mi, desde bebes les tome gran cariño y los eduque, en la medida que usted me dejo, como a mi propia familia, durante mucho tiempo fueron Eärwen y Eldarion una gran felicidad en mi vida, y Luthien una gran sombra que siempre acecho mi corazón por mi fracaso al defenderla. Es ahora que la reencuentro que una nueva felicidad me embarga, usted quizá haya leído primero la carta de vuestro hijo y sabrán lo que se disponen a hacer, y también sabrá que lo hacen pese a mi oposición, y seguramente al leer el titulo de esta misiva ya sabe lo que hare. Asi pues, no perderé más tiempo en ese detalle, solo le diré que como siempre tratare de hacer la vida lo más amena posible para ellos dos.

Pero no es por ellos que le escribo, sino por Eärwen y los asuntos que deje sin dar solución en Minas Tirith. Eärwen está enamorada de un joven, valiente, gallardo y bravo, pero totalmente desprovisto de cualquier otro sentido que sea ajeno al combate y la lucha, este muchacho es para mi desgracia el aprendiz de Filhamir. Ellos no lo saben, quizá lo sospechan, desde hace cuanto sé de su situación… pero fue básicamente desde el mismo inicio, Baranor sabe mas que nadie el rechazo que genera esa unión para mi, sobre todo tras haber compartido viaje con el, quizá de haber sido cualquier otro no me hubiera molestado tanto, pero usted sabe como son las cosas, y un maestro siempre espera lo mejor de un aprendiz, que este llegue a superarlo a uno y lo mismo del aprendiz de su aprendiz, y quizá sea ese el sentimiento que genera mi rechazo. Yo bien he aprendido en este viaje que ningún ser es perfecto, pero el maestro solo puede ver los defectos y desear la perfección para su obra. A este efecto he dejado un sobre dirigido a Baranor si este regresa a reclamar su lugar junto a vuestra hija.

Ahora bien, no es solo el sentimiento de maestro lo que me hace rechazar esta unión, y pasare a escribir lo que es posiblemente lo más difícil de esta misiva:

Quiero que usted sepa, primero que nadie lo que siento por vuestra descendencia, ya sea Aldariel, Eärwen o Eldarion, como le he detallado al comienzo de esta carta siempre les enseñe como a mi propia descendencia y es algo que hasta no hace mucho no me había percatado, para mí siempre fueron mis príncipes, los hijos de mi señora, y mi deber educarlo en la medida de mis limitadas capacidades. Pero fue en este viaje en que me di cuenta de mi verdadero sentimiento hacia ellos, y fue quizá la relación entre Baranor y Eärwen lo que me la revelo de forma que ya mi razón no pudo oponerse a mi corazón. La verdad sea dicha, veo en ellos a mi familia, veo en Aldariel, Eldarion y a Eärwen a los nietos que jamás tuve, veo en ellos una luz que no veo en el resto del mundo. Creo mi señora que por siempre atesorare ese día en que me dejo ver a su Luthien en sus brazos, y espero que ese recuerdo me de fuerzas para seguir adelante mi camino, espero encontrar, en lo que si usted me permite, en mi nietos una luz por la que luchar.

Y ya llegando a la conclusión de esta misiva, como seguro habrá notado hay otras 3 cartas mas, cada una nombrada con su destinatario, le ruego a su majestad usted las entregue, y espere la reacción que seguramente sobrevendrá sobre sus respectivos destinatarios, con la salvedad de que le pido encarecidamente que la misiva a Baranor sea entregada por la princesa.

Eândros Antharion.


**Cartas**
A Eärwen, Testamento Eândros Antharion:
Dejo aquí por escrito lo único que posiblemente jamás salga de mis labios.

Bendigo tu unión de puro corazón.


Eândros Antharion.


A Luniel, Testamento de Eândros Antharion:
Dejo aquí por escrito una súplica desde mi corazón,
Cuando la luz de mi señora se halla extinguido, por favor llévela sepa cuidarla como yo no sabré.
Y no vuelva a sentarse en el trono de Gondor, aunque pueda parecerse a ella, ella es única para mí y toda la guardia.

Eândros Antharion.


A Aragorn, Testamento de Eândros Antharion:
Mi rey, solo volveré a Gondor si he de devolver a Narsil y usted sabrá lo que eso significara, si he de volver, no vuelva a perderla.
Tenga siempre un ojo sobre Baranor, si no sabe de quién se trata su señora, la reina, podrá informarle.

Eândros Antharion.


A Baranor, Testamento de Eândros Antharion:
Bastara que una sola lagrima cruce el rostro de quien te entrega esta carta para que venga a por ti, y ruega a los Vala y a Iluvatar que no te encuentre.

Eândros Antharion.


(escribió Gonza)

Risas que pueden alejar las Sombras

Aldariel fue a buscar a su maestro Baranor y a Belegnor a la ciudad, no tardó mucho en dar con ellos y les contó que Eândros ya había vuelto con Léod, ya estaban todos así que sería tiempo de partir... pero ya se estaba haciendo de noche...

-Ya llegó el maestro Eândros- informó Aldariel alegremente.
Baranor miró el río, ¿por dónde se suponía que había llegado Eândros? no habían encontrado huellas, solo la caña y la botella de vino, como si el Capitán de la Guardia Real se hubiera esfumado en el aire.
A Baranor se le ocurrió una idea de repente, quizás Eândros se hubiera arrojado al río y hubiera muerto allí... Miró al río con la boca abierta.
-¿Es un fantasma?
Aldariel comenzó a reírse a más no poder.
Baranor cruzó su brazo frente a ella y la puso detrás como protegiéndola de algo inexistente.
-¿Qué sucedió?- preguntó Belegnor al ver su reacción.
-Maestro, no llegó por el río, y tampoco es un fantasma- le dijo Aldariel a Baranor aún riéndose de la ocurrencia.
-¿Entonces no se tiró al río?
-No, llegó volando
-¡¿Qué?!
Baranor se tomó la frente.
-¿Cuándo dedujimos que se había tirado al rio, señor Baranor?- le dijo Belegnor.
Aldariel no podía parar de reírse, hacía mucho tiempo que no la veían reírse así.
-Que no lo hayamos encontrado no significaba que se hubiera suicidado ni nada peor- afirmó Belegnor.
-Llegó volando en un Águila- le informó su alumna.
-¡¿Una qué?!
-Ah, bien, ahora que recuerdo, lo vi hablando con una gaviota, justo antes de verlo desaparecer...
-Ya veo... pero lo primero que pensé fue que Morgoth lo había corrompido y lo obligó a que lo hiciera... pero ¿volando? ¿él es un águila?
-No maestro, vino montando el águila- le dijo Aldariel que todavía se seguía riendo- Y trajo también a Léod.
Baranor volvió a tomarse la cabeza.
-No no, volando EN un aguila. ARRIBA del AGUILA- dijo Belegnor como explicándole a un niño, y Aldariel seguía riéndose a carcajadas.
-Pero las águilas son así...
Hizo un gesto con las manos mostrando el tamaño de las águilas que él conocía.
Ahora el que empezó a reírse fue Belegnor.
-En las montañas viven las grandes águilas maestro, ellas ayudaron a Frodo cuando destruyó el anillo en Mordor.
-Hay algunas mas grandes, y si, todavia estan por aquí- aclaró Belegnor, el maestro explicó como si se tratara de un aprendiz- Son como los Ents, la voluntad encarnada de un Valar, pero ellas son de Manwe, mientras que ellos son de Yavanna.
-¿El puede volar con ellas?
-NO- hizo un gesto como montando un caballo- ¡vino montado en el águila!
Aldariel seguía riéndose de la situación, seguramente así era la risa de Tulkas que le había nombrado Belegnor aquella vez.
-Maestro, debería aprender más sobre animales- le dijo su alumna, mientras Belegnor seguía riéndose de las ocurrencias del capitán. Se preguntó si había estado tomando de la botella que había olvidado Eândros.
-Creo que si, yo solo monté un caballo, y el maestro un águila, y valla saber que otros animales, QUIERO MONTAR UN PEZ
Ahora los tres se estaban riendo a la par.
-Me gusta el agua ¿hay peces gigantes que se monten?
Otra vez Belegnor se preguntó si el capitán había tomado de más, pero había estado con él y no lo había visto beber...
-¿Y cómo va a respirar abajo del agua maestro?- le preguntó Aldariel.
-Es verdad, no lo pensé...
-Ulmo tiene cisnes, creo que es lo mas cercano a un pez, cisnes gigantes.
Baranor no podía dejar de pensar en como sería montar un pez y volvió a reírse.
-Bueno, entonces no es un fantasma- le dijo a Aldariel al oído.
-No, no es un fantasma...
Belegnor que podía escuchar perfectamente debido a su oído agudizado comenzó a reírse otra vez.
Baranor suspiró, calmándose al escucharla.
-¿Le tiene miedo a los fantasmas maestro?
-No miedo pero sé lo que pueden hacer, Fhilamir me comentó de la guerra en que los fantasmas participaron y fueron de gran ayuda...
-Si lo fueron, pero de todos modos, no es algo que se vea seguido. Y no sé como Balrogs terminamos hablando de fantasmas...
-No hay fantasmas en esta ciudad, al menos no vi uno- dijo inocentemnte Aldariel.
-Menos mal que el maestro no pudo oír nada de esto... por favor, no le cuenten a él que lo llamé águila ni fantasma.
-No le contaré- le sonrió Aldariel.
-Sino no dormiré por varias noches.
-En fin, ¿entonces Eandros volvió con Leod?- quiso reafirmar Belegnor.
-Sí- afirmó Aldariel, aún con la sonrisa en su rostro.
-O sea que ya no esperamos a nadie más.
-No, ya podemos partir, pero ya se está haciendo de noche...
-Y una pregunta ¿vino Fëagûl?
-No, Fëagûl no estaba- respondió Aldariel pensando dónde estaría ahora el mago, pero el maestro Belegnor y Baranor se miraron pensando que era mejor que no estuviera- Ya están en la posada, deberíamos volver.

Los tres se dirigieron a la posada mientras seguían conversando alegremente, tanto que hasta se olvidaron en ese momento de la sombra que estaba tan cerca, tanto que hasta el mismo Tulkas podría haberlos escuchado.
-¿Hay más animales gigantes que se pueden montar?- dijo Baranor que iba al centro de los dos.
-Algunos no estaran muy felices de ser montados- dijo Belegnor.
-El dragón que matamos se podía montar, y esas criaturas que estaban en Osgiliath supongo que también...- dijo Aldariel.
-Creo que eso no era un animal, sino un demonio- se rió Baranor- Yo me trepé en una de esas criaturas, fue divertido, pero muy peligroso- admitió.
-Dicen los que saben que son criaturas de la Primavera de Arda, o sea del pasado remoto, pero no son demonios ni criaturas mágicas- ilustró una vez más Belegnor.
-¿Ah no? Yo creía que sí lo eran- dijo Baranor.
-Yo prefiero montar a Crosswind ¿qué pasará con nuestros caballos?- preguntó Aldariel.
-¿Nuestros caballos? Gilnaear los llevará de vuelta al barco.
-El capitán cuidará de ellos.
-Le diré a Crosswind que vuelva con su dueño.
-¿No te lo llevarás cuando te vayas?
-¿A Mordor? No. Tendré que despedirme de él...- y un dejo de nostalgia brilló en sus ojos verdes.
-Después...
-No, porque no es mío.
-Creo que sería un honor para el dueño que te lo lleves- dijo Baranor.
-Es un Mearas, el decidirá con quien quiere quedarse, a quién quiere más ahora- agregó Belegnor.
-Creo que todos hacen eso, no solo ellos, ellos son los que deciden con quien quieren estar, creo que los ama a los dos por igual, pero por alguno tendrá más confianza.
-¿A quién quiere más?- preguntó a Aldariel, pero se lo estaba preguntando más a sí misma que a ellos- No lo sé... nunca se lo pregunté. Pero no voy a dejar que venga a Mordor, y luego me iré al Este, así que supongo que tendrá que quedarse aquí, es su hogar después de todo.
-El hogar de un caballo es junto a su amo, donde su amo va tiene que ir su fiel corcel. Eso si, depende de dónde estes por ir...
-Me iré al Este maestro, ¿está sordo?- se rió Aldariel.
-No solo disperso por el problema que me trae que te marches- se rió también él.
-Los voy a extrañar a todos- le dijo y lo abrazó.
Baranor la abrazó fuerte y la levantó del suelo para después hacerla girar. Aldariel se reía.

Belegnor fue a hablar con el caballo blanco de Aldariel y le preguntó:
"¿A quién pertences?"
"Ahora soy de Aldariel"
"Lo sabía" sonrió satisfecho el elfo.

-Volveré cuando encuentre a las Ents-mujeres- dijo Aldariel.
-Mas le vale venir a conocer a mi hijo- comentó al volver.
Baranor se quedó pensativo, seguramente imaginando como podría lucir una "ent-mujer"
-Seguramente lo haré- le dijo Aldariel- Pero será un largo viaje, así que supongo que me llevará varios años... Bueno, ¿entramos?
-Sí.

Los tres entraron a la posada y se sentaron a comer allí, mientras Aldariel fue a buscar a Léod y a Eldarion.

Quizás esa charla no haya sido sobre estrategias que hablaban de derrotar a Morgoth, quizás no significara nada en realidad, pero las risas de los tres se escucharon hasta muy lejos, e incluso Tulkas las envidió.

(roelado on line por Dio, Patanikus y Ashe)

Pensamientos de Baranor

La situación de Baranor ya no tiene vuelta atrás, por el amor que tiene a Earwen él debe convertirse en noble y capas en un futuro lejano ocupar el trono como Rey, junto al amor de su vida, como su Reina, lugar que él cree incapaz de ocupar como lo ocupa su actual Rey.
Al parecer Baranor se convertirá en lo que nunca quiso.

En su mente comienza haber confusión y negación, él no desea ser noble ni tener que convertirse en el futuro gobernante de Gondor, Baranor lucha contra su deseo de vivir junto a Earwen, el amor de su vida y el odio de ser noble todos los problemas que conllevan ese cargo.

Él no pertenece a ese mundo, la nobleza es algo que se lleva en la sangre y él no la posee, grandes riesgos conlleva ser noble y Baranor no se siente preparado para tal cargo, ¡¿Que hacer?! Son preguntas frecuentes que vagan sin respuesta por su mente. De un lado el amor de su vida y por el otro lado, la responsabilidad de un reino en sus manos, una decisión que se acompañan de la misma mano, Baranor no tiene elección el destino quiso que se transforme de un simple Guerrero a gobernante de un reino. Y no cualquier reino sino, el reino al cual juro ante su Actual Reina madre de su amada, proteger y cuidar un honor para él pero al mismo tiempo una pesadilla.

¡¿Que hará ahora?!, Baranor se resigna a que cambien su forma de vivir. Él quiere seguir viviendo como Guerrero sin más preocupaciones que su vida y la de sus hombres.
Pero ese pensamiento y esa vida son egoístas y entupidos, porque el destino le presento un nuevo desafío, Baranor deberá afrontar este nuevo obstáculo en su vida, como tantas otras veces en que la vida le puso pruebas para templar su personalidad y fortalecer su espíritu. Ahora lo volverán noble, pero el amor hacia Earwen puede más que cualquier otra cosa y él hará lo que sea por ella y por su felicidad.
Hay momentos en la vida que no pueden ser cambiadas y uno de esas es esta decisión. El destino puede ser irónico y sarcástico, y nos puede poner a prueba todo le tiempo. Ahora Baranor obtendrá el amor de la persona que tanto desea y al mismo tiempo Baranor tendrá lo que nunca quiso tener y será lo que nunca quiso ser.

Él todos los días pide ante la espada de su maestro que los Valar y su Maestro, lo guíen en la un buen camino, y lo protejan de la corrupción y no lo dejen caer en la oscuridad.
Baranor entiende que el destino a tocado a su puerta y es ahora cuando todos esperan su respuesta, es ahora cuando más necesita de sus amigos y de todos sus allegados, su talento y su fortaleza por si sola no podrán obtener la victoria tan preciada, la tarea que le espera es una tarea muy pesada para un solo hombre, el momento de la verdad ha llegado.
Tantos años de entrenamiento, tantas batallas lo llevaron a luchar ahora junto a grandes Hombres y Mujeres, en contra de un mal el cual a menaza con termina la vida de paz y prosperidad, vida que Baranor tanto desea tener.

¡ES AHORA!, ¡ES EL MOMENTO!

Cuando todo hombre enfrenta la realidad y le demuestra al destino que esta preparado para supera ese desafío que le fue plantado para superar y a sus temores y malos pensamientos de mostrarles quien tiene la riendas de su vida, es hora de afrontar lo que él destino y él forjaron juntos para si mismo. Barano sabía que esto sucediera, pero se negaba a entenderlo.
Pero ya es hora de ayudar a traer paz y armonía al mundo el cual lo vio crecer, y transformarse en lo que es ahora y vera lo en lo que se transformara, como en su momento lo hizo su Rey junto a su Reina, es hora de que el haga lo mismo y de que el nombre de sus amigos junto al suyo formen parte de la historia de este mundo, no como perdedores, sino como TRIUNFADORES EN EL DESAFIO PROPUESTO POR EL DESTINO.

Pero él no esta solo, en esta tarea, junto a él lo acompañan sus amigos.
Amigos que él considera como hermanos más halla de todo diferencia, Baranor se siente protegido y fuerte junto a ellos y no permitirá que el mal triunfe de ninguna manera.
Vivieron muchas cosas juntas y por ellos él hará todo y dará todo para que la oscuridad no llene los corazones de sus seres queridos, ni el suyo.
Y así no rendirse ante este mal, mal que amenaza nuevamente con traer caos y destrucción a este mundo.

Una noche bajo las estrellas

Eândros se acaba de sentar en una de las múltiples cajas que abundaban en el puerto para su conveniencia, alguien siempre dejaba una cerca del agua para que el se siente y deje volar sus pensamientos. El aire de mar lo reconfortaba, sus murmullos eran buena compañía con la que discutir con gruñidos y suspiros, las gaviotas solían opinar también, debes en cuando, con su graznar.

Era con los últimos rayos de sol que el viejo capitán preparaba su nueva pipa, aun no le había tomado el gustillo a la pipa que el enano tan generosamente le regalara, no tenia nada de que quejarse de esa pipa... y quizá fuese ese el problema. Una vez hubo terminado de encender su pipa se dispuso a pescar, observando como en la distancia el sol terminaba de ponerse, lanzando el anzuelo al mar con ese movimiento que tanto practicado todo esos días.

Esta vez era como las tantas que le habían presidido, ni bien el anzuelo rozo la superficie del mar su mente voló a otros tiempos, a tiempos distantes, cuando la risa de los 3 príncipes resonaban alrededor del palacio, recordaba esos tiempos y se sonreía en la oscuridad, con su rostro iluminado de tanto en tanto por el fuego de la pipa; “son buen motivo por e que pelear”, pensó como ya lo había hecho todas esas noches de solitaria meditación.

Habían pasado unas horas y aun nada había picado el anzuelo, por un momento alzo la mirada y busco el brillo de las estrellas, busco las estrellas en ese mar azul... ¿Azul?; el viejo guerrero sorprendido miro a su alrededor, estaba en una playa y la luz del día lo cegaba, ¿donde estaba?... una casa, no muy grande se erguía frente a el, era humilde pero con un jardín bien cuidado. Quizá alguien dentro supiera decirle donde estaba, mientras caminaba por el pequeño sendero del jardín reparo en que la puerta de la casa estaba abierta y dentro un pequeño murmullo lo llamaba, no había siquiera traspasado el umbral cuando distinguió a una mujer dentro, parecía haber algo familiar en ella, ¿Quizá la conocía? Pero no alcanzaba a distinguirla, la luz que entraba por la ventana le cubría el rostro. ¿Quien era?, el viejo capitán miro a su alrededor buscando alguna pista... no encontró mucho, solo una silla y un plato, no se escuchaba la voz de niños, ¿Niños?, pero si la mujer ya era mayor... ¿Quien era ella y donde estaban?, la tenue luz de las estrellas no le contestaron.

Aun perplejo volvió su vista al mar, ¿Quien era esa señora?, y mas importante aun ¿que tenia que ver con la misión que estaban a punto de emprender?, ¿sabría algo sobre Mordor o alguna debilidad del señor oscuro?, ¿podría ayudar a Aldariel o Eldarion?, ¿habrá sido el futuro de Eärwen?, Aldariel no podía ser... no estaba marcada por la cicatriz... ¿Quien demonios era la señora y que papel tenia en todo esto?, los Vala solían ser mas precisos en sus visiones no hace mucho.... Eândros suspiro, y mirando una vez mas las estrellas volvió a fumar de su pipa...

Hacia el fin del camino

Borina iba en la carreta que estaban usando como señuelo las princesas de Gondor e Ithilien, ellas habían tomado la responsabilidad de recorrer el sur y buscar refuerzos para la defensa de Minas Tirith. No sabían cuanto tiempo tenían pero había que intentarlo. Borina pensó que lejos había quedado su suposición sobre Narsil y "la otra espada" mucho tiempo había leído en la biblioteca de Gondor y había encontrado información sobre muchas espadas famosas, pero esa espada no estaba en los libros, porque era nueva. Fëagûl le dijo que había sido él el que la había forjado, con los trozos del martillo de Morgoth y que la había ocultado en las montañas, pero la última vez que había ido a ver ya no se encontraba allí. Encontrar esa espada iba a ser como buscar una aguja en un pajar pero... ¿quién iba a creer que el mismo príncipe de Gondor la tendría?
Ahora siete armas se dirigían hacia Mordor: Glamdring, Gurthang, Narsil, Herugrin, Aeglos, la que llamaron "ojo de dragón" y Fuinmakil, la espada Oscura...
Ahora ya no estaba en sus manos, su misión se había completado, casi como por "arte de magia" aunque muchos dirían que fueron los Valar los que movieron los hilos del destino para que el daño causado por Morgoth pudiera ser reparado... ¿pero quién podría ayudar ahora a esos chicos? Ya era demasiado tarde para ellos, aunque su dolor era la esperanza de todos...
Borina se dijo que luego de cumplir esta misión quizás debería irse con Aldariel, estaba segura que ella se iría, e iba a necesitar todo el apoyo que pudieran darle para soportar su decisión.

*****

Faragond estaba en el primer nivel ayudando a Faramir a reforzar la puerta. Según los informantes el enemigo estaba moviendo cantidad de tropas hacia los Campos del Pelennor, quizás eso en cierta forma sería bueno, porque estaban vaciando Mordor, como tiempo atrás cuando el rey marchó a la Puerta Negra para quitar la atención del Ojo del Anillo Único. Eso quería hacer ahora Faramir, si iban a venir, iban a obligarlos a vaciar Mordor, de tal forma que a los que llevaban la enorme responsabilidad de intentar detener al Peor de los Males pudieran tener una oportunidad.
¿Se había cumplido un año ya desde que le entregara a Aldariel su caballo? Crosswind, su mearas de Rohan, ahora era de la princesa y la acompañaría en su tarea final... No había mejor tarea para su anterior montura. La princesa era la alegría de todos allí, ahora había organizado un baile en las puertas de la batalla, y la gente estaba contenta. A pesar de saber que unos días después tendrían que combatir, quizás por última vez, quizás con sus últimas fuerzas, pero ahora estaban felices, porque ella les trasmitía su propia felicidad.
A pesar de lo que le había hecho Morgoth, ella todavía podía irradiar esa luz y trasmitirla a toda Minas Tirith...
"Hermano, mira como combatiremos contra él, mira como combatirá tu alumna y como combatirá Minas Tirith, esta batalla será motivo de muchas canciones"

*****

Fëagûl cabalgaba a toda velocidad por las planicies de Rohan, había cometido un grave error, uno muy pequeño pero que llevó al peor de los males. Él no había tenido esa intención, solo quería protegerla, sacarla del transcurso de la historia hasta que estuviera lista para enfrentar su destino... No le había dicho a nadie, ni siquiera a sus padres, ni siquiera a Bárbol, ese había sido su error. Pero si ella hubiera crecido sabiendo que era la princesa de Gondor... ¿hubiera crecido de la misma forma? ¿Hubiera podido crecer esa luz cegadora que irradiaba? Recordó la primera vez que había hablado con ella en Arnor. No estaba seguro de que fuera ella hasta que le dijo que venía del bosque de los Ents, allí estaba Narsil, segura de caer en la Oscuridad.
-Hola señor Fëagûl.
-Hola pequeña, ¿vienes a ver a tu caballo?
-Sí- dijo mientras le acariciaba la crin blanca a Crosswind- pero no es mío, me lo prestaron para llegar hasta aquí.
-¿Vienes desde muy lejos?
-Sí, desde el Bosque de Fangorn.
Ese momento entendió por qué había visto ese brillo a su alredor, era producto de que había estado viviendo tanto tiempo con los Ents, porque ella era Lúthien, la niña que le había dejado a Bárbol hacía ya dieciocho años.
-¿Y a qué has venido desde tan lejos pequeña?
-Vine a aprender, mi padre me dijo que un Gran Mal pisó hace muchos años la Tierra Media, y quiero combatir contra él cuando se muestre. Lucharé por mi padre, y por todas las criaturas vivas que no pueden defenderse por sí mismas.
-Ese es un objetivo muy noble.
-¿Y tú Fëagûl? ¿Lucharás también por lo mismo?
-Así es mi niña, cuando sea el momento yo también lucharé.
Aldariel le sonrió y él le devolvió la sonrisa.
Ahora solo podía llorar, mientras cabalgaba las lágrimas del dolor que sentía se secaban con el viento que golpeaba su rostro. El dolor indecible que le había causado a esa niña era su culpa.
"Claro que es tu culpa"
-Dejame en paz, si crees que usando la culpa que siento podrás alejarme de mi camino estás muy equivocado.
"Ya encontré las espadas, una de ellas ya no tiene portador"
-Eso no es cierto, los portadores ya han sido elegidos.
"Eso no signfica que quieran blandir esas espadas, ya caerán, uno a uno, y cuando nadie quede para combatir contra mí, el principe será mío y reinará bajo mis órdenes. Un reino de terror y destrucción se eregirá a mis pies".
-No voy a permitirlo, ya demasiado dolor causaste, vuelve al vacío de donde saliste sino quieres desaparecer de la existencia.
Fëagûl ya lo sabía, sabía que uno de los siete iba a dudar de su misión, ahora solo restaba esperar y buscar al príncipe de Rohan.


*****

Léod miraba el campo de batalla cubierto de enemigos muertos, el olor de la sangre, el olor de la muerte... había combatido en La Comarca, pero esto no se comparaba. Mes y medio llevaban cubriendo el paso y los enemigos seguían avanzando, como una marea interminable. A su lado Sumayyaa la princesa guerrera, con el arco al hombro y el carcaj vacío miraba también hacia el Norte, esperando que esa marea se detuviera.
-¿No es como dicen los libros no?
Sumayyaa lo miró desde su posición.
-Nos hablan de hazañas, de guerreros, de batallas épicas, pero nadie habla de esto.
-Deberías descansar un poco, ya combatiste por veinte horas sin descanso, no podrás liderar bien a las tropas sino duermes aunque sea unas horas.
-No quiero que mi padre me releve, sé que lo hará, pero está muy herido, si lo hace puede morir.
-Entonces pídele a uno de tus hombres que lo haga, confía en ellos, como tu padre confía en ti.
Léod hizo un movimiento con su mano y al instante Gram, Déor y Aldor estuvieron junto a él.
-Amigos, mi mujer dice que debo descansar, comprenderán que soy humano y a veces es necesario.
Gram se rió.
-Sumayyaa tiene razón, no te preocupes, nos encargaremos, ve a ver a tu padre y saludalo de nuestra parte- le dijo Aldor.
-Resultaste bastante flojo, ¿veinte horas? Un principe debería resistir más- se rió Gram.
-Cállate, tu llevas ocho y tus piernas ya están temblando- afirmó Déor.
Léod sonrió y se paró de la roca en la que estaba sentado.
-Estoy confiando en ustedes, volveré en algunas horas.
Sumayyaa lo tomó del brazo y se encaminó con él hacia el campamento.
-La decisión de un rey también consta en saber cuándo debe delegar el mando en sus hombres- le sonrió.
-Lo sé, lo sé... simplemente prefiero estar con ellos y combatir a su lado, pero es cierto que no soy Tulkas.
-Veo que ya has aprendido bastante del libro que me dejó Belegnor. Es muy interesante.
-Me pregunto si será verdad que los pasos hacia este lado están cerrados, o si ellos quieren que nosotros seamos los que definamos nuestro futuro.
-Me gusta más creer que es la segunda- sonrió Sumayyaa.

*****

Luiniel miró a Glamdring sobre la mesa que la había dejado Eândros.
"Hermana, hace ya dieciocho años predijiste que esta espada sería empuñada por tu consejero... si es así ¿por qué ahora duda de su misión? Ojalá no te hubieras ido, seguramente a ti te escucharía..."
Lómion entró en la habitación y la abrazó.
-¿Qué pasa Luiniel? ¿Estás bien?- le preguntó viendo su cara de preocupación.
-Eândros ha dejado a Glamdring, y no pude hacer nada para detenerlo, no supe qué decirle...
-¿Por qué la dejó?
-No ve futuro luego de la batalla, dice que tanto como si matan al Oscuro como si no, él no ve futuro para Gondor, no tiene nada por lo que combatir ahora.
-Creo que el más indicado para hablar con él es Belegnor, a él lo escuchará.
-¿Eso crees?
-Belegnor pudo traerme a mí desde el otro lado- sonrió- creo que es el más indicado.

*****

Para mamá y papá.

Sé que ambos estarán muy tristes cuando lean esta carta, yo también lo estoy. Eldarion está a mi lado escribiendo una carta para Eärwen, él dice que no quiere reinar en Gondor y que vendrá conmigo. Lo siento, quise convencerlo de que no lo hiciera pero no tengo la fuerza suficiente para oponerme.
Mamá, terminé de leer tu diario, es muy hermoso, sé que quizás te pongas muy triste al leer esto pero yo amo a Eldarion de la misma forma y a pesar del dolor que siento decidí que quiero ser feliz junto a él así como tú lo eres con papá. Al principio no pude soportarlo, quise morirme, quise ir a Mordor a morirme para dejar de sentir este dolor… pero ahora sé que si hago eso el Amo Oscuro lo usará en mi contra y prefiero luchar junto a mis amigos y junto al hombre que amo para defender a los que no pueden hacerlo por sí mismos. Eso es lo que siempre soñé.
Papá, perdóname sé que te dolerá mucho esto, sé que Eldarion es tu orgullo y quisieras que él tomara tu lugar, lo siento, no puedo hacer más, él no quiere escucharme. Cuando pienso que él sería un gran rey para Gondor y que no lo será por mi culpa me siento tan mal… pero a su vez mi corazón se alegra tanto de que no quiera separarse de mí. El dolor de mi pecho sigue ahí pero si él está conmigo creo que puedo soportarlo como si no estuviera.
Me hubiera gustado conocerlos mejor a los dos… ojalá las cosas hubieran sido diferentes. Sé que no tengo derecho pero me gustaría que me hicieran un gran favor, díganle a mi padre Bárbol que lo quiero muchísimo y que buscaré en el Este a las Ents-mujeres y que volveré a Fangorn cuando las haya encontrado.
Voy a hacer lo posible para que mis amigos vuelvan aquí, y que el Oscuro no pueda tocarlos, el que más los necesitará será Eândros, él está muy triste porque cree que ya no hay futuro para Gondor, pero espero poder demostrarle en este viaje que no es así, y que lo necesitarán mucho, tanto ustedes como Eärwen y Baranor. Él es muy bueno y quiere mucho a mi hermana, pero es cierto que necesitará de su guía para poder tomar el lugar que trae estar junto a ella. Los quiero mucho a los dos, espero que puedan llevarse bien, y que los dos tengan un futuro lleno de luz.
Solo me resta despedirme de ustedes, con todo el cariño del mundo, y sé que no será fácil pero quiero pedirles que no estén tristes, yo no lo estaré. Les prometo que cuidaré de Eldarion y lo amaré por siempre.

Aldariel, hija de Bárbol y Aragorn.


-Aldariel ¿estás bien?
Eldarion volvió a secarle las lágrimas, como siempre que ella estaba triste.
-Sí, estaba despidiéndome de mamá y papá ¿Tú les escribirás una carta también?
Él se quedó en silencio sin responder, luego le dijo:
-¿Crees que les hará bien leer una carta mía?
-No lo sé… ¿Estás seguro Eldarion?
-Lo estoy- dijo y la besó en los labios dulcemente. Ella le tendió los brazos al cuello y así se quedaron un largo rato.
-¿Vamos? Tenemos un baile al que asistir.
Aldariel le sonrió.
-Iré a buscar al maestro Eândros.
-Nos veremos en la explanada.
-¿Bailarás conmigo?
Eldarion le sonrió.
-Claro que bailaré contigo.

Palabras desde la Oscuridad

Tras pasear unas horas por los jardines con su mente plagada de preocupaciones y dudas, ya sean por el cansancio o por los nervios, Eândros se encamino hacia los aposentos de la reina donde encontró a Lomion frente a la puerta montando guardia como si se tratase e otro guardia de la casa real.

-Maese Lomion, ¿cómo se encuentra la señora?

-Se encuentra bien, está descansando. No es fácil enfrentarse contra el.

-¿Cree que ya se encontrara en recuperada como para hablar conmigo?

-Aguarde un momento, dijo entrando en la habitación.

Tras unos momentos de espera Lomion salió y dejando paso dijo -Ya está despierta, dice que puede pasar

Eândros entro despacio, con paso seguro, como si cargara todo el peso del mundo sobre sus hombros.

-Señora Luniel, dijo tras cerrar la puerta detrás de el. Luniel se encontraba sentada de frente a él, contemplando los campos desde la ventana de la habitación.

-Maestro Eândros, saludo la jefa de los elfos volviendo su rostro hacia el unos momentos.

-¿ya se encuentra mejor?, inquirió el viejo capitán tomando asiento.

-Estoy bien, solo tuve que descansar un poco más de lo habitual, contesto Luniel con tranquilidad.

-¿Puede contarme que sucedió después de que los deje solos?. Pregunto el capitán con cierta preocupación en la voz.

-Aldariel se quedó con él

-me refiero a cuando le pedí que lo acompañe... luego de que le di la noticia, replico el consejero revelando con cada palabra sus preocupaciones.

-No estaba mal al principio, solo algo molesto. Pero era más tristeza que enojo, quise quedarme con él pero me echó de su cuarto. Escuché ruidos, rompió todo lo que encontró en su habitación, le pedí a algunos guardias que lo frenaran pero los hirió, están ahora en las casas de curación. Luego, cayó en la oscuridad

-Espere que lo tomara mejor, Comento Eândros frotándose las manos.

-Él me contó sobre su conexión con el oscuro, puede sentirlo, por eso sabe exactamente donde está. Le habla siempre, una mínima duda en su cabeza y le volverá a ocurrir. Gracias a los Valar que pudimos volver a traerlo

-Me temo que el señor oscuro ahora sepa lo que el sabia, creo que nuestra aventura hacia el sur está en peligro

-No lo sé, contesto simplemente Luniel. -Debería hablar con él. Él sabe lo que puede ver y lo que no

-¿Crees que podrá viajar?

-Solo tiene que descansar, podrá viajar sin problemas. Pero cuanto más se acerque a él más difícil será- y con tono de advertencia agrego -No deben alejarlo de Aldariel ahora, Ella es la única que puede ayudarlo.

-No entiendo a ese muchacho, ¿por qué no fue con ella en un primer lugar?

-No entiendo a qué se refiere, ustedes se llevaron a Aldariel para que no lo viera así ¿no?

-no, el tenia la llave de la habitación de ella, y sabia que el guardia en la puerta estaba bajo juramento.

-Y seguramente lo haya hecho, eso no quita que luego haya caído bajo el dominio del Oscuro. No sabemos que poder tiene Morgoth sobre él o como es que lo atormenta.- pensó por unos instantes volviendo la vista al viejo capitán y agrego - Èl no quiere hablar sobre el asunto. ya intenté que me lo dijera, quizás debería usted hablar con él. Es muy difícil para él todo esto, y no tiene a su padre, y Faramir está muy ocupado organizando la defensa.

-Temo que lo pueda lastimar, yo no soy conocido por mi suavidad y ternura… contesto con pesar Eândros.

-Supongo que entonces está en las manos correctas

-pero puedo hacer algo por el al menos, con su permiso. Eândros se levanto enérgicamente ya se le había ocurrido algo.

-Nos veremos antes de que marchen maestro Eândros.

Eândros se apresuro a bajar del castillo a los primeros niveles en busca del Faramir, quizá el sea mejor consuelo para la pareja del que él había sido durante todo este tiempo.

-Mi señor, saludo por fin encontrándolo junto a las murallas del primer nivel, Eândros sentía como ya sus fuerzas comenzaban a flaquearle, Faramir se encontraba reforzando las puertas y organizando la guardia de la ciudad para que evacuen a los civiles a niveles superiores.

-Maestro Eândros, saludo el rey alejándolo de las tareas. -Pensé que ya no estarían aquí...

-Volvimos por una emergencia, lo necesito en otro sitio mi señor.

-¿Qué sucedió?

-Eldarion no se encuentra bien, y quizá su consejo le sea de utilidad

-Soldado, continúen con las tareas, volveré enseguida

-Descuide yo me encargare con los capitanes

-¿Dónde está?

-Primero hable con la reina, ella le informara de todo

-Está bien

Eândros llamo a los capitanes que estaban en los alrededores y continuo con el trabajo de Faramir mientras en su cabeza se preguntaba por el futuro de esta bella fortaleza que ya tantas veces había defendido, sea con la palabra, la espada o el conocimiento. Mirando las puertas, hace tanto destruidas durante aquel desastroso asedio, creía poder reconocer los rostros de los antiguos reyes y su mirada des-aprobadora sobre el y su conducta. Ya hacía bastante tiempo que con cada Maestro con el que lo llamaban o saludaban hundían una daga en su corazón. Luego contemplo por un momento la explanada del palacio, donde una falsa reina se sentaba al trono. Haciendo de tripa corazón volvió la vista hacia las puertas y continuo con su tara, con rostro de piedra aunque sin corazón ni voluntad.

Al cabo de lo que pareció una eternidad Faramir volvió bajando por la calle principal, y Eândros salió al encuentro.

-¿Cómo se encuentran?

-Están bien, tienen un peso demasiado grande sobre sus hombros y el dolor que sienten no los ayuda.

Eândros volvió a sentir como la esperanza se le escurría entre los dedos como el agua.

-¿Cómo se encuentra él?, pregunto débilmente y pronto agrego -¿cree que pueda hablar con él?

-Ya está bien, contesto Faramir antes de volver a sus tareas.

-Muchas gracias, se despidió Eândros volviendo cuesta arriba al palacio.

El viejo capitán camino con ímpetu hasta la puerta de la habitación de Eldarion, pero allí dudo, se quedo parado ante la puerta como si na pared invisible lo separara de ella, se quedo allí unos momentos, que para e fueron una eternidad, ordenando sus pensamientos. En un momento, casi sin darse cuenta, llamo a la puerta.

Casi de inmediato apareció la cabeza de Aldariel por la puerta -Maestro Eândros, supongo que vino a hablar con Eldarion, hoy está muy solicitado.

Eândros sonrió, con una expresión que delataba la preocupación e intentaba ocultar su sentimiento de culpa.

-Los dejaré a solas, concluyo Aldariel saliendo y dejando la puerta abierta -Y no se preocupe, ya está bien

El capitán intento detenerla, pero no la alcanzo con la mano y la se le ahogo en la garganta. Tras verla alejarse, tomo coraje y entro en la habitación donde Eldarion lo recibió parado junto a una de las ventanas.

-Maestro, saludo volviendo la vista hacia fuera.

Eândros busco con la mirada y encontró una silla junto a la ventana a la que se dirigió con paso lento, con la mirada algo perdida cada tanto miraba al príncipe, o la lejanía por la ventana. Así pasaron varios minutos, la suave brisa los acariciaba, y los delicados hilos de plata y oro ondeaban bailando en la quietud. El sol brillaba con quietud, pareciera que ese instante duraría por siempre.

-No fue su culpa maestro,
-Sí claro, claro que fue tu culpa. Sino le hubieras dicho nada no hubiera pasado. Aunque si quieres puedes volver a intentarlo, no voy a quejarme… será mío tarde o temprano

Eândros volvió sus mirada y sus pensamientos por la ventana, mas allá de las planicies y el rió, mas allá de las montañas, y con desprecio le contesto a la sombra de su corazón

-Claro que no es mi culpa sombra cobarde, es tuya y te devolveré golpe a golpe todo lo que nos has hecho, pudimos con tu dragón, con tus generales, y podremos contigo. Ensañarte conmigo si es que te animas cobarde.

-¿Le pasa algo maestro?

-Solo tuve una muy corta charla, tampoco es tu culpa, le contesto al príncipe dándole unas palmadas en la espalda.

-Cuando toqué esa espada por primera vez era muy joven, no sabía lo que estaba haciendo. No me importaban las consecuencias de llevármela, solo quería tenerla para mí. Si la hubiera encontrado ahora, no la hubiera tocado, y quizás no hubiera sido el que tuviera que marchar con ustedes ahora... Quizás no me hubiera enamorado de ella- a lo que hizo una pausa para volver a ver al viejo capitán - Pero ¿sabes algo? Si me dieran la opción de volver atrás y elegir de nuevo, elegiría otra vez lo mismo

Divagar en lo que pudiera haber sido solo nos distrae de lo que realmente es, no creo que exista compañero mejor para este viaje, y para acabar con esa escoria que usted joven príncipe

-Gracias maestro, hay algo que le preocupa

-Tantas cosas... No te lo quería preguntar... pero... ¿te saco algo?

Él no puede leer mi mente directamente, pero si alguien mencionó el lugar a donde íbamos él lo sabe, además... yo puedo sentir donde está, pero no sé si él puede hacer lo mismo. Creo que no, pero no estoy seguro... es difícil de explicar, es como si estuviera siempre ahí, pero si yo no lo dejo entrar no puede hacerlo

-No me preocupa tanto nuestra suerte en nuestro viaje, nuestra suerte fue dictada hace mucho, pero me preocupa que haya descubierto algo sobre la misión de tu hermana...

-No lo creo, si nadie lo dijo abiertamente no lo sabrá

-La verdad que eres un cabeza dura, eso seguramente lo sacaste de tu padre

-Siempre lo fui

-Te di la llave, te deje un guardia de confianza, le dije que irías, y no fuiste!

-¿De qué me serviría una noche si no puedo tenerla durante el resto de mi vida?

-¿Podrías haber hablado con ella sobre la decisión que tomo? Noches de por si hubieran tenido unas cuantas durante el viaje. Se nota que nunca tuviste otra amada, la comunicación es clave en la pareja, y en la suya más que en la de nadie al parecer.

-Ella no quiere que la siga

Eândros suspirando se levanto a la puerta

-dame un momento

Eândros asomo la cabeza y llamo a uno de los guardias -Por favor, llamen a Luthien

Mientras esperaban Eândros volvió a sentarse y frotarse las manos, pero al cabo de un rato tocaron a la puerta, era Aldariel.

-Maestro Eândros, me dijeron que quería hablar conmigo

-Joven princesa, pase

La joven paso, Eândros cerró la puerta y Aldariel se sentó en la cama, mientras Eldarion seguía parado junto a la ventana.

-Bueno, decidí que vamos a hablar, sea por la inocencia de la princesa o por la inexperiencia de Eldarion, a ustedes dos les falta comunicación.

-¿por qué lo dice maestro?, inquirió Aldariel.

-¿Porque ayer a la noche no fuiste a hablar con ella cuando tuviste dudas, o problemas, o te hablaron a la cabeza? Pregunto Eândros a Eldarion.

- Lo dice porque ayer no fui a hablar contigo después de que él me dijo que te irías

-Teniendo en cuenta... agrego el capitán con un movimiento de la mano para que continúe.

-Que él me habla todo el tiempo y que iba a aprovechar la situación

-Fue mi culpa, no tendría que haber dicho nada... repuso Aldariel al instante.

-ya va a ser tu turno de hablar, deja que se exprese el. Bien, sabias que iba a ser, ¿qué te había dado y de que habíamos hablado mas temprano ese día?

-Maestro, eso ya lo sé, y no sé qué idea tiene usted sobre este asunto... Pero si cree que esto es algo pasajero se equivoca

-No es nada pasajero ni mucho menos, a ti te digo que cada oportunidad que te damos para hablar y estar con ella, te escondes y en lugar de ir. Ninguno de todos los que viajamos con ustedes jamás les dijimos algo contra su amor, y por lo menos deberías aceptar el concejo de un viejo cuando te dice que vayas a hablar con la persona que amas cuando ella va a tomar una decisión que va a cambiar vidas, incluyendo la tuya. Y por amor a los Valar e Iluvatar y todo lo que es bueno en este mundo, príncipe, si lo que estuvieran haciendo fuera algo malo, no cree que yo sería el primero en oponerme en lugar de pedir al pueblo que pelee por ustedes?, de ahora en mas quiero que hables con Lu... maldicen, con Aldariel cuando te asalten las dudas, o cuando tengas miedo, o cuando creas que estas mal peinado, Por algo la amas.

A lo que aldariel comenzó a reírse de golpe.

-y tu Aldariel, habla con él, tienes buen juicio, sabes qué cosas le afectan y que no, sabes cómo hablar con él y hacerlo pensar. Sabes que los secretos y las habladurías duelen más que mil espadas. Confías en el en el campo de batalla con tu vida, confía también con la palabra!. He sido conejero de Arwen por más tiempo del que muchos han vivido, y ella nunca me pidió que le diga al rey algo al rey sobre lo que ella siente. Para algo lo amas, Carajo!

-No es que no hayamos hablado, es que... yo creo que él no tiene que seguirme, pero él ya ha decidido que abdicará al trono de Gondor, y no puedo hacer que cambie de opinión

En ese momento Eândros sintió como todo por dentro de él se desmoronaba, como de a poco la alegría que tenia se iba consumiendo, pero pese a todo continuo con la poca fuerza que aun le quedaba.

-Es que no hablan cuando tienen que hablar, cuando tienen que ser pacientes se arrojan al campo de batalla, cuando tienen que lanzarse a los brazos del otro se quedan a una milla de distancia!.

-Sí que hablamos maestro, salvo ayer que no lo hice, y ese fue mi error... Gracias a mi tía y a Aldariel, todavía sigo aquí. Pero si hubiera caído en la Sombra, no hubiera sido más que culpa mía

A lo que Aldariel se levanto y lo cubrió con sus brazos cariñosamente.

-Ahora, en cuanto tu abdicación- dijo Eândros tomando aire, y dando un paso al frente -te mato, te mato yo mismo. Como vas a abdicar!! Yo le dije a tu madre que no te mande con Faramir, es muy blando!

-Maestro las dos cosas que intenta conciliar no son conciliables. Si Aldariel se va, yo me voy, por lo tanto, no puedo aspirar al trono de Gondor, Y aunque Aldariel se quedara aquí tampoco lo haría

-Yo no estoy de acuerdo con eso maestro, ya se lo dije pero no quiere escucharme, acoto aldariel.

-A ver,. tu te quieres ir porque no lo quieres ver con otra, y tu porque no puedes vivir sin ella, ahora bien, porque simplemente no te casas, ambos viven aquí en el palacio que es suyo, juntos, y listo, cuando llegue la hora de sucederte, lo hará el hijo de Eärwen y Baranor, por mucho que me disguste la idea. En ningún lugar está escrito que el rey tenga que casarse. Y créanme que nadie objetara dado que si llegamos a ese punto significa que salvamos a la tierra media!, y nadie discute con alguien que lo salvo de ser esclavo de la oscuridad. Maldita sea mi suerte por perder mi pipa!

- Usted sabe que eso no sería sostenible a futuro maestro. No podemos dejar que el poder de Gondor se vea menoscabado por algo así, quizás en Minas Tirith algunos lo entiendan, pero no lo entenderá todo Gondor, y no lo entenderán tampoco nuestros aliados. Eso es imposible, no podemos pretender que todo está bien, que nadie dirá nada si dos hermanos se casan y viven juntos, porque eso es una irrealidad. Sé que usted quiere lo mejor para nosotros, jamás lo puse en duda. Pero lo mejor es que no regresemos a Gondor

-Sabes que tiene razón. Susurro la sombra.

-Estoy de acuerdo con aldariel, y con faramir

-Faramir no piensa lo mismo que Aldariel. Él nos dijo que nos marcháramos si queríamos hacerlo

-Ah, eso no lo sabía, concordaba con que sacarte una idea de la cabeza es imposible, replico Eândros, tras lo cual contemplo volvió a mirar por la misma ventana que Eldarion, pensando en lo que le deparara el futuro a el y su reino así se mantuvieron unos minutos, hasta que Aldariel se separo de Eldarion.

Eldarion, al que el silencio lo irritaba estallo en un exabrupto -¿Quieres que me case con una mujer que será infeliz, que tenga hijos infelices y que vivan en un reino infeliz? Bien, entonces me quedaré

- No digas eso Eldarion, él solo quiere lo mejor para vos, y para toda su gente, intento apaciguarlo Aldariel.

-Creo que esta claro que no quiero eso- Se limito a contestar el viejo apoyando sus manos en la roca de la base de la ventana.

-Entonces ¿qué es lo que quiere maestro? y no proponga cosas que no son políticamente aplicables, exigió Eldarion

-No es en ustedes que estoy pensando ahora, pueden ir a donde les plazca, contra eso no puedo decir nada, la decisión de abdicar o no es cosa que solo tú puedes decidir. Si me dices que tuviste en cuenta a tu gente y los deseos de Aldariel me doy por satisfecho. Ahora solo pienso en el futuro, en lo que será de Gondor, y de que no pienso enseñarle etiqueta a Baranor.

Aldariel estalla en risas ante el chiste, y Eldarion afloja un poco su postura finalmente.

- Lo único que quiero es que Aldariel sea feliz, y si tengo que dejar el trono de Gondor para eso no me parece un precio muy alto

-Es un sentimiento noble, no puedo oponerme a él, como lo he hecho hasta ahora. Pero dime,¿ es tu creer como príncipe, que irte será lo mejor para Gondor?

Aldariel miraba con expectativa al joven príncipe.

-Tengo que admitir que tienes fuertes argumentos a tu favor

- Desde pequeño me enseñaron como debía reinar, aprendí sobre política, etiqueta, negociación. Aprendí todo lo que era necesario, y sé que hubiera podido hacerlo. Pero todo eso no va a servir de nada sino puedo amar a mi pueblo y liderarlo como un rey debe hacerlo, junto a su esposa y teniendo hijos que continúen con su tarea... yo no puedo hacer eso último que es fundamental para la continuación de la familia real. Como consecuencia de eso, prefiero dejarle ese lugar a mi hermana, porque ella sí puede hacerlo, y creo que lo hará incluso mejor que yo.

-Entonces los ayudare en lo que pueda, sin embargo fue bastante cruel remarcar la vida amorosa de su hermana, sabe que su amado no es ni de me aprecio ni de mi confianza.

-¿Por qué? Baranor es muy bueno, y quiere mucho a Eärwen, dijo volviéndose al capitán.

-¿El motivo mas reciente?, quiso sobornar a uno de los capitanes del palacio


Ante la mirada de sorpresa de Aldariel el príncipe acoto - La sutileza nunca caracterizó a Baranor, y tras ello rió alegremente.

-¿Por qué lo hizo?

-Para que no esparciera el rumor de que se ve a escondidas, en la sala del trono, con la princesa

A lo que Aldariel se sumo a la risa del príncipe.

-Como dije, la sutileza nunca fue lo suyo. Seguramente aprendió una valiosa lección cuando usted se enteró

-tenemos un nuevo caballero gracias a eso, acoto secamente el capitán. -el muchacho que tu nombraste Aldariel

-Ah sí! lo crucé hace un momento, estaba yendo hacia la escuela a dejar unas monedas. Bueno, sino me necesitan para nada más, voy a seguir con lo que estaba haciendo

A lo que el capitán sujetando la puerta contesto -¿por que no te quedas?, yo me retirare

-Creo que Eldarion debería descansar un poco, y yo tengo muchas cosas que hacer, no hay tiempo...

-¿en que estas tan ocupada?

-Una señora que trabaja en el castillo me dijo que hacía mucho tiempo que aquí no se organizaba ningún baile, así que estoy organizando uno para hoy. Pero esta ciudad es muy grande, hay que avisarle a mucha gente...

-¿vas tu en persona? Pregunto el capitán sorprendido.
-Sí… Quizás usted podría ayudarme maestro Eândros… Yo no sé mucho de estas cosas...

-claro mi señora, solo dígame que desea

-¿Me ayudará maestro?

-Claro mi señora, ¿que necesita?

-Ese es justamente el problema, no sé que necesito, contesto con una risa

-hablo con los cocineros?, preparo los músicos?, que hizo hasta ahora?

-Hablé con las señoras de la cocina… Y nada más
-que invitaciones llevo?... Eldarion, por que no la ayudas a encontrar un vestido?, eso por lo menos te distraerá un momento

-Supongo que Eärwen tendrá algo que pueda usar. Contesto el príncipe poniéndose de mejor humor.-Ya estoy bien maestro, deje de preocuparse por eso, tenemos un baile que organizar, la gente lo esperará.

-que rápido te sumas, vamos ve a ayudar a Aldariel con el vestido, no valla a ser que se aparezca con el vestidito ese verde. Yo iré a preparar el castillo y las invitaciones

-¿Pero qué tiene de malo mi vestido verde? Es muy lindo y me lo regaló mi maestro...

-Si tu no le enseñarás etiqueta a Baranor, yo no le enseñaré a ella, aporto Eldarion al pasar frente al capitán.

-Eso no es justo, me dices que no trabajaras con un diamante en bruto si yo no trabajo con un olifante, contesto este totalmente serio.

-Son muy malos con Baranor, acoto Aldariel

-Vamos, vamos, dejemos al maestro rezongar, dijo el príncipe llevándose a Aldariel

-Si, es mi actividad favorita del día, incluso la tengo agendada y vengo llegando tarde.

El viejo capitán contemplo el cuarto, miro la cama y tras unos instantes tomo valor y salio, se dirijo a su estudio, donde llamo a los sirvientes y mando llamar al recién nombrado caballero. Este llego mientras el capitán daba ordenes de preparar toda la explanada para el baile y recibía papel y tinta en gran cantidad, el humor del capitán no había cambiado, seguía muy molesto y daba ordenes de mala manera, no ocultaba su enojo.

-Capitán Eândros, a sus órdenes, se dispuso el muchacho.

-en descanso, ¿sabes leer y escribir?

-Sí señor

-toma asiento, me ayudaras... ve escribiendo "En nombre de Aldariel de Gondor os invito al baile que se realizara esta noche en la explanada del séptimo nivel"- dijo mientras le pasaba papel y tinta- y ve poniéndomelas, yo les pondré nombre y las firmare, hazlo lento y con esmero. Mientras el joven escribía eso el capitán preparaba los sobres y seleccionaba los nombres que podrían ofenderse de no recibir una invitación por escrito.

Cuando hubieron terminado por fin, el capitán sello las cartas y se las entrego al caballero para que las distribuyera mientras el se encargaba de pegar unos carteles con la siguiente inscripción

"Baile en la Explanada del castillo en Honor a los príncipes y al recientemente nombrado caballero Damrod a la puesta del sol"

Para cuando hubo terminado, miro desde la explanada la ciudad, creía poder distinguir a Damrod llevando las cartas aun... Pero estaba cansado, ya no veía un futuro para el... deicidio ir en busca de consejo... ¿pero a quien?, ya todos tenían bastantes problemas... su señora no estaba, pero estaba su hermana, quizá ella pudiera arrojarle alguna luz. Y así, con esperanza de volver a encontrar una esperanza, se dirigió a la sala del trono, allí encontró a Eldarion y Luniel como el esperaba.

-Mi príncipe, mi señora. Saludo el viejo consejero

-Mi señora, ¿podría hablar con usted en privado?

-Claro maestro Eândros

-Los dejo a solas, comento Eldarion dirijámonos a una de las puertas.

-No mi príncipe, tengo que hablar de asunto personales con la señora

-Está bien, vamos a mi habitación, respondió Luniel haciéndole un gesto a Eldarion para que espere.

Caminaron en silencio por el palacio hasta llegar a la habitación, el capitán contaba cada paso, no quería flaquear.

Al cerrar la puerta tras de si Eândros se dirijo a Luniel

-Necesito concejo

-Supongo que al no estar la reina eso me corresponde, contesto sonriente.

-Bueno, las alternativas no son muy alentadoras, ademas mi señora siempre hablo muy bien de su criterio

-¿Qué lo aqueja maestro?

-No sé que hacer

-Supongo que se refiere a los príncipes, contesto la jefa de los elfos apoyándose en la ventana y mirando la a la distancia.

-A todo en realidad, no tengo ganas de seguir luchando

Sorprendida, la elfa giro sus brillantes ojos sobre Eândros que ya no la miraba.

-quizá alguien mas pueda portar glamdring, termino por decir el capitán

-Glamdring ya ha hecho su elección. Y creo que fue la indicada -hizo una pausa y al ver que sus palabras no surtían efecto alguno continuo -Mi hermana guarda hace mucho tiempo esa espada, y hace mucho tiempo que la vio en sus manos – volvió a hacer una pausa, que tampoco tuvo respuesta -Seguramente no se lo había dicho... pero ella lo vio con Glamdring.

Pasaron bastante antes de que el caballero volviera a hablar, aun sin dirigirse a Luniel.

-pues es una cruel broma, porque ya en el futuro no queda nada que me llame a esperarlo... puede haber 7 brillos, mas yo no veo ninguno en el futuro

-Quizás esa es la prueba que le ponen los Valar maestro Eândros, o quizás el mismo enemigo lo esté haciendo dudar en estos momentos- Hizo una pausa... una vez mas sin recibir respuesta- La misión que tienen ustedes es muy importante, cualquier duda la puede hacer fracasar

-Es irónico, luchar por defender algo que terminara destruyendo por el mismo hecho de estar luchando por protegerlo

-¿Por qué piensa así maestro? Si ustedes tienen éxito en su misión... por fin el oscuro desaparecerá de la existencia

-Si, y ademas Eldarion y Aldariel se irán, y Baranor sera rey. y no me diga que eso es bueno, porque ningún pueblo se merece un rey que soborne o desobedezca en el campo de batalla.

-Baranor es un soldado, nadie le enseñó a ser noble, y si cometió un error es necesario hacérselo ver. Es un buen chico, solo que tienen que mostrarle el buen camino

-El camino a Mordor esta empedrado de buenas intenciones. ¡Sabe que canto como una victoria la destrucción de Osgiliath?

-No creo que lo haya cantado como una victoria, sino para darle ánimo a sus hombres. Pero está seguro que esas no son solo excusas maestro? ¿a qué le teme? - Hizo otra breve pausa -A pasado por cosas mucho peores que esas, ha sido usted el que ha informado a mi hermana lo que estaba pasando, ha sido usted el que habló con los príncipes,

-También he hablado con fealdad el ultimo responsable de todo, si quiere mas, le he pedido que ocupe el trono en ausencia de mi reina pese a que debería haber muerto antes de siquiera sugerirlo, si, y que puedo esperar del futuro, que de una forma u otra sea todo inútil?

- Usted ahora no solo está cumpliendo el rol de maestro, sino de padre

-Lo sé. y me deprime aun mas, se me escapan entre mis dedos los 3, y dos de ellos se me escapan sin volver nunca a ver a sus padres y vivir malditos. Como le dije, si pierdo, pierdo, y si gano, pierdo

El sol aun brillaba, y una fresca briza entro y salio... pasaron muchos minutos antes de que Luniel pudiera volver a hablar.

-Creo que si logramos derrotar al Oscuro, no hay opción para que usted pierda nada. Tarde o temprano, los hijos abandonan a sus padres para seguir su vida -Y agrego con un dejo de tristeza - Creo que eso es lo que usted está sufriendo ahora

-Disculpe me mi señora, pero no creo que todos los hijos abandonen a sus padres para amarse entre ellos entre culpa y amor, malditos por la misma oscuridad. Y ya sabe que opino del otro caso. y lo que me dice solo me da la certeza de que así sera.

Otro silencio prolongado colmo la habitación, solo quebrantado por algún que otro ruido de los niveles inferiores, hasta que el capitán volvió a hablar.

-Pero, suponiendo que soporte eso, no tendré a donde ir, no volveré a Gondor a contemplar algo que repugno, y no tendré con quien estar. Creo que mi mayor esperanza en este momento es morir en combate, y ya ni fuerzas para eso me queda

-Es hora de que tome una decisión entonces maestro Eândros. Porque si va con esas dudas al combate, el oscuro lo aprovechará ¿Qué lo haría feliz maestro? solo piense en qué y luche por eso

El capitán comenzó a quitarse a Glamdring mientras miraba el contenido de la habitación, cuando la tuvo entre sus dos manos dijo – No puedo luchar por un Gondor que veo en pesadillas. Si antes de que partan encuentro algún motivo para volver a sostenerla volveré por ella. - y al terminar la deposito en una mesa.


Cansado, sin dormir en mas de 48 horas, deprimido, sin esperanzas, mas deprimido aun por lo que hablo con Luniel que le confirmo que haga lo que haga para el no habría diferencia, de una forma u otra lo que el vivió para defender no existiría mas. Sintiendo su juramento quebrantado, su alma misma rasgada por fallar a sus creencias y palabras, el viejo capitán se encamino a su estudio, a continuar con lo único que aun lo mantenía en pie, el ultimo pedido de una de las princesas.

Escribiendo las ultimas gratas, finalmente, el capitán se durmió. Por primera vez soñó con la oscuridad absoluta.
-Me dijiste cobarde, que bueno saber que no soy el único, sonó una voz entre risas.
(se está muriendo de risa)

-Ríete cuanto quieras, yo no tengo miedo de combatirte. pero prefiero morir protegiendo lo que siempre defendí


-Estás defendiendo inútiles y lo sabes. Ya ni siquiera está tu reina para que la defiendas, Se fue en el peor momento

Otra carcajada y la voz volvió a retumbar

-Y te dejó solo a cargo de un desastre. La princesa, y me refiero a la que es una princesa, se fue al sur, a una misión suicida. Mientras la otra princesa, que raramente pueda ser llamada así, está organizando un baile cuando todos los soldados deberían prepararse para enfrentar al ejército que voy a enviar a sus puertas. A todo esto, tu futuro "rey" ¿dónde está? Seguramente emborrachándose con sus hombres en alguna taberna... ¿Y tu príncipe? Ni siquiera puede ser llamado así si va a abdicar al trono no? Creo que estás presenciando la caída de Gondor y yo todavía no hice nada al respecto... me están ahorrando bastante trabajo

Otra carcajada y la voz volvió a retumbar, pero antes de que termine el capitán por fin contesto.

-Los humanos, incluso los dunedan, somo una flama, en algún momento nos consumimos y solo quedan cenizas.

-Las cenizas pueden levantarse, solo necesitan un poco de ayuda... Bien, ¿entonces qué harás? Sino combatirás contra mí quizás ahora sí quieras aceptar mi oferta, todavía sigue en pie Yo podría levantar de nuevo Gondor, con el príncipe a la cabeza, no te gustaría?

Mientras el Eândros guardaba silencio, imágenes comenzaron a formarse en la oscuridad, imágenes de un poderoso Gondor liderado por Eldarion con Anarien como esposa y Leod con Sumayya brindando con ellos.

-La unión de Gondor, Rohan, Ithilien y Harad ¿no te parece perfecto?

El capitán no respondió, prefería el silencio a mentir.

-Yo puedo hacer todo eso y más ¿Qué quieres para ti? Supongo que con eso te alcanzaría. Aunque si quieres más puedo dártelo también.

El capitán entendió que era todo una mentira, sabia que si Melkor ganaba nada quedaría, solo oscuridad. Pero era verdad que que no quería ver el gondor que el tanto defendió sucumbido, no quería ver lo que el futuro “feliz” le deparaba, sabia que en ese futuro no podría ser nunca feliz, ¿quizá el sufrimiento eterno pagaría su pecado de egoísmo?, era la primera vez que el pensaba en lo que el quería para si, no quería el Gondor que se dejaba ver, el sabia que los espectros del anillo fueron sombras, sombras que solo sabían sufrir y codiciar. El quería ese sufrimiento para si, quería sufrir por su egoísmo, y la imagen del rey brujo a quien vio en la ultima batalla de Minas Tirith vino a su mente. Y finalmente contesto.

-Angmar

-Ah sí, te dejaré Angmar, todo el norte será tuyo

La sombra era mas idiota de lo que el creía, ni ella entendía sus sentimientos, quizá, así seria mejor.

-Entonces tenemos un trato

Eândros siguió durmiendo, tranquilo, sabiendo que solo debía esperar su castigo, pero tres horas mas tarde llamaron a la puerta, despertandolo, el capitán, cansado abrió la puerta ya sin siquiera preguntar quien era.

-Maestro Eândros ¿se encuentra bien?, la cara sonriente de Aldariel se asomo por la puerta.
-¿Estaba durmiendo? perdón por despertarlo

-Si mi niña, ¿necesitabas algo?, contesto evitando verla a la cara.

Aldariel se inclino buscando el rostro de Eândros, a lo que el capitán miro en otra dirección, esto se repitió hasta que Eândros finalmente fue a sentarse en su escritorio para seguir escribiendo.


-¿Está enfadado conmigo no?, pregunto Aldariel con toda la inocencia, sentándose en la silla frente al capitán.

El capitán, con el corazón roto no quería mirar a Aldariel, simplemente escribía boberias en los papeles hasta que una lagrima le surco el rostro que aun escondía de la princesa.

-no, no estoy enojado contigo. No estoy enojado con nadie mas que conmigo mismo

-¿Por qué? Sino hizo nada malo?

-No hice nada, justamente... o lo que hice no basto, de cualquiera de las dos formas el resultado es el mismo

-Eso no es verdad, usted me enseñó muchas cosas, desde que empezamos a viajar aprendí mucho.

-es lo que mejor se hacer, mas no logre salvar lo único que ame en mi vida

-¿Qué? ¿qué no logró salvar?

-A gondor mi niña, a gondor.

-¿A Gondor? Pero Gondor está a salvo, yo salvaré Gondor. Si destruimos a Morgoth, Gondor sobrevivirá

Una carcajada mezclada con tristeza surgió del pecho del capitán.

-Salvaras el nombre, quizá, pero no lo que fue y lo que es- Hizo una breve pausa para ordenar sus pensamientos - Gondor no es un nombre, no son príncipes y caballeros, Gondor siempre fue un ideal, del que no quedara ni rastro.

-Por qué, si sobreviven los que creen en ese ideal, el ideal nunca morirá y yo salvaré a los que viven aquí. Por lo tanto, el ideal no morirá

-El ideal ya murió. Curio cunado la soldadesca canto alegre tras la destrucción de la ciudad mas bella e importante del reino. -Hizo una breve pausa y continuo - Murió cuando un príncipe piensa que lo mas importante de un rey es que tenga hijos, murió cuando un princesa se enamoro de un plebeyo insensato, cuando el capitán de la guardia real deja sentarse en el trono a quien no es rey ni reina y yo morí cuando le pedí a un enano que mienta por mi a una princesa.

Aldariel se levanto y camino lentamente hasta arrodillarse junto a Eândros, luego le tomo las manos.

-Su trabajo es muy duro maestro Eândros, y nosotros no hacemos más que hacerlo más difícil... Pero yo no creo que esté muerto, y si mintió tiene que haber sido por una buena razón

-mi niña, en este viaje quebrante mi vida mas de una vez, rompí mi palabra mas que nunca

-Pero fue porque era necesario, no fue porque usted quería hacerlo. Y no creo que haya roto su palabra, simplemente que usted es un humano y tiene derecho a dudar. Yo también dudé, muchas veces... y hasta hace poco, solo quería ir a Mordor para morirme, pensaba que si yo moría muchas cosas se iban a solucionar

Eândros acaricio el rostro de Aldariel con el corazón hecho pedazos, si el fuera a Mordor, también seria con el deseo de morir.

-mi niña no gastes palabras en este viejo caballero que ya no tiene ni palabra ni espada, ve con Eldarion que te necesita y deja a esta cascara vaciá hacer lo único que pudo cumplir a cabalidad desde hace mucho tiempo


-Eldarion no me necesita ahora, usted sí- Contesto abrazándolo.

-Aldariel, ya puse precio a mi alma y ya la compraron

-¿Su alma tiene un precio? ¿Y cuánto vale?

-El sufrimiento eterno, espero

Aldariel sorprendida lo soltó y lo observo largo rato.

-No voy a dejar que sufra eternamente, así que ¿por qué no me vende su alma a mí? Yo no dejaría que sufra toda la eternidad... -No tengo mucho para ofrecer... -¿Por cuánto vendió su alma?

-Mi niña, nadie me puede ofrecer lo que yo quiero, ya paso y ni yo puedo oponerme. Lo que yo te pediría seria una injusticia para ti, para Eldarion y para Eärwen

-¿Qué es?

-Puedes ofrecerme que Eldarion reine, que tu te quedes y que Eärwen no se despose con Baranor?- Dijo finalmente el capitán levantando el rostro en dirección a Aldariel.

-Quizás pueda prometerla lo primero, pero no lo segundo. No puedo pedirle a Eärwen y a Baranor que dejen de amarse. Lo primero será difícil... pero no imposible

-Y aunque tu puedas prometerme todo eso, yo no te lo pediré jamas- Hizo una pausa y concluyo -¿ahora entiendes por que pido el sufrimiento?

-No, no entiendo

-No puedo pedirle a Eldarion que te deje de amar, ni a ti a el, ni a Eärwen a Baranor, pero tampoco puedo luchar por eso

-¿Por qué? El amor es el sentimiento más lindo por el que luchar

-Hasta ahora me la fuerza me llego de vengarlos a ti y a tu hermano, pero ¿y después?

-Todos en el fondo luchan por amor

-Aldariel.. soy un caballero, si luchara por amor en lo que soy debería luchar contra tu amor y el de Eldarion, y ya de por si no puedo. si lucho por su amor seria feliz hasta ganar y miserable de allí en adelante. Lo mismo con Eärwen y Baranor. Es irónico, pero tu también me estas ofreciendo el sufrimiento por el resto de mi vida, de cierta manera. Entonces, mi princesa, ¿por que amor debo luchar?, por el que me trae el sufrimiento antes de la batalla?, ¿o los que me lo ofrecen después?


Aldariel se quedo para allí, dudando, sin saber que decir hasta que finalmente replico:

-El amor nunca puede llevar al sufrimiento, si usted lucha por el amor, jamás puede pasar que al final solo haya sufrimiento. Sea de una forma o de otra, las cosas se arreglarán pero solo si está dispuesto a luchar por ese amor... Si usted lucha creyendo que al final solo habrá sufrimiento... Entonces Morgoth ya venció esta guerra

-Dime Aldariel, ¿que crees que pasara si le ganamos al enemigo?

-No lo sé, no puedo ver el futuro

-no te pido una certeza, solo lo que imaginas

-Imaginar es fácil- contesto poniéndose un dedo en el mentón.

-No lo es, solo veo 3 soluciones, y salvo una, por el resto no quiero ni siquiera tocar una espada

-Veo un mundo lleno de luz, donde los hijos de Belegnor y mi tía Luiniel puedan correr y jugar- hizo una breve pausa- Veo un mundo sin dolor y sin tristeza, donde todos puedan vivir en paz. Veo un mundo donde los que perdieron a sus hijos puedan criar a sus nietos, los que perdieron a sus padres formen una familia y los que perdieron a sus amados puedan volver a encontrar el amor, veo un mundo en donde los Ents por fin encuentren a las Ents mujeres y puedan tener entandos que cuiden los bosques, veo un mundo en donde nadie tenga miedo de perder a sus seres queridos, salvo el miedo que puedan tener por el destino de la muerte misma. Es fácil imaginar, pero para todo eso lucho, por eso no entiendo como eso puede traer sufrimiento al final. Además, no quiero que a nadie le pase lo que le pasó a Eldarion, a mí...

El capitán no pudo mas que empezar a reír, la visión tan inocente le causaba tal gracia que le surgía del alma.

-Si Morgoth se muere, ya nadie lo va a volver a hacer -Concluyo sonriendo.

-Aldariel, ¿no ves que en eso no existe lugar para mi?

-¿Por qué?

-Ese mundo que imaginas implica cualquiera de las siguientes variables. Eldarion reina, y te perdería por siempre luego de haberte encontrado, y el seria infeliz por tu ausencia – Hizo una breve pausa y continuo – Otra opción es que Eldarion y tu se van para nunca regresar, lo que significa que los perdería a los dos por siempre – Eândros hablaba despacio, con calma, asegurándose de que Aldariel le entendiese - Si Eldarion no reina, Baranor lo haría y yo si vivo, viviría para resentirlo o querer destruirlo. Entonces, para que tu mundo se haga realidad yo debo morir, en otras palabras

A lo que el viejo capitán volvió a reírse de su propio destino infeliz, del chiste que era ante sus ojos su vida entera.


-No, hay una solución a todo eso a la vez – Contesto aldariel sonriente


-Entonces, como dije, o sufro ahora, o sufro después, muero con lo que siempre defendí, o creo lo que no quiero crear en definitiva

-¿Puedo seguir imaginando? - pregunto inocentemente Aldariel

-¿Puedo?- Volvió a insistir.

-Claro mi princesa, estamos recuperando el tiempo que no te tuve de niña. - contesto Eândros acariciarle la cabeza y despeinandola en el proceso.


-Mi hermana se queda aquí con mamá y papá, y reina junto a Baranor que aprendió mucho de etiqueta y ahora no solo sabe golpear sino también reinar. Eldarion y yo nos vamos a un lugar muy lejos, y como Eldarion sí sabe reinar la gente le pide que la guíe, como Eldarion y yo no tenemos consejero, usted viene con nosotros

-Aldariel, ¿te das cuenta lo que pides de mi? - dijo el viejo capitán con las lagrimas asomándose en su rostro. Aldariel sorprendida lo abrazo.

-Perdón, dije algo malo?

-¿por que el mundo pide tanto de mi?, ¿por que soy el único sin nada?- una lagrima volvió a surcar el rostro del veterano guerrero -Aldariel, si ese llega a ser lo que a mi me espera significa morir en vida, abandonaría todo lo que protegí por mas de 70 años!, todos los valores, la ciudades, las gentes, que les deje un rey que yo sé que no puede gobernar, pides que valla contra todo lo que construí en mi vida y lo tire abajo. ¿Es que nadie me entiende?. Soy un caballero de gondor maldita sea!, y para salvar al mundo tengo que traicionar mi vida entera! tengo que abandonar lo que cree, lo que defendí, lo que ame, tengo que dejarlo todo atrás. ¿por que en tu mundo de felicidad yo tengo que ser yo el único infeliz?

-Lo siento, no quise hacerlo sentir mal maestro perdóneme

-No aldariel, no tienes nada de que disculparte, ¿pero entiendes porque digo que para mi es solo una cuestión de cuando he de sufrir? Dime princesa Luthien, ¿ese es el camino que quieres para este viejo caballero?

-Yo solo quiero que usted sea feliz, igual que todos los demás, pero no sé como puedo hacerlo, porque ni siquiera imaginando puedo hacerlo sentir bien- contesto entre lagrimas la princesa, que se empezó a llorar en el regazo del capitán.

El capitán le acaricio el cabello como un abuelo a su nieta. -no es tu culpa aldariel, es mía puramente, por eso pido la penitencia y la única penitencia que puedo pedir es el de ser un espectro por siempre, porque en mi culpa también esta el fin de todo

-No es su culpa maestro, la culpa es de Morgoth. Él fue el que maldijo la espada, el que atacó Minas Tirith y me separó de ustedes. Usted no tiene la culpa maestro.

-no mi niña, a mi no me trae ningún sufrimiento tu amor y el de Eldarion. Con gusto seria su consejero en otras circunstancias, te haré una alegoría que quizá puedas entender mejor – hizo una pausa aun peinandola -tu quieres mucho a Barbol y los ents no?

-Sí, contesto aun entre lagrimas.

y harías lo que fuera por protegerlos a ellos y fangorn, ¿no?

-Sí

-pues ponte en mi lugar, ¿irías a combatir sabiendo que si ganas los ents no existirán mas, y lo que alguna vez fue el hermoso bosque de Fangron se convertirán en un desierto sin arboles?

-Pero eso no pasará si destruimos a Morgoth. Si Morgoth gana, ellos y todos nosotros no seremos más que cenizas, como pasó en el Bosque Negro. ¿Qué futuro podemos esperar si Morgoth gana esta batalla? - La lagrimas caían cada vez mas rápido - ¿Qué futuro tendrán todas las criaturas libres? Yo no voy a permitir que eso pase, aunque tenga que morirme

En ese momento sonaron golpes en al puerta, interrumpiendo el discurso de la joven, a la que Eândros le sonreía, la inocencia de la niña le causaba mucha gracia.


-Atiende la puerta por favor, le pidió Eândros

Aldariel se levanto aun llorando y abrió la puerta, era Belegnor, luego de abrirle volvió a sentarse a los pies de Eândros quien al volvió a acariciar como a una nieta inocente. Belegnor contemplo la escena y entro cerrando la puerta tras de si. Luego con pasos duros camino hasta el frente del viejo capitán y con voz y rostro severo inquirió:

-Cual es el problema, capitán?

-Parece que no tengo lugar en un mundo feliz, bibliotecario – contesto Eândros con ironía.

-Entonces ese no es un mundo feliz. Veamos que lo sea. ¿Por que se ha quebrado su esperanza?

-Porque Eldarion dijo que abdicará al trono de Gondor - acoto entre sollozos Aldariel.

-Eso es simplificar mucho las cosas Aldariel, la regaño Eândros. -y, ademas, no es por eso

-Lo demás son consecuencias de eso maestro

-Que Eldarion gobierne contra su voluntad es peor a que no gobierne Aldariel

Belegnor cerro los ojos tomando fuerzas -Eldarion abdicará, no abdicó. Dígame la versión sin simplificar entonces, Maestro Eandros.

-En pocas palabras, no tengo un futuro el cual anhelar - concreto el maestro -Si Eldarion no abdica gobernará, como dije, contra su voluntad y Aldariel estará condenada al sufrimiento. Si Eldarion abdica, ya sabe lo que pienso del futuro rey, aunque no gobierne, entonces pues, no tengo lugar en el mundo feliz que todos desean y no es por culpa ni de morgoth, ni de los valar, ni de aldariel, sino miá.

-Ni usted ni yo conocemos futuro, Maestro. No voy a mentirle, no sé como podrá solucionarse todas estas cosas, pero le digo algo, si no hacemos lo que tenemos que hacer, no habrá futuro para nadie, ni bueno ni malo. Mientras estemos aquí, mientras luchemos y prevalezcamos, podremos cambiar el futuro, y hacer que el mundo sea un poco mas feliz cada día. Y los hombres tienen el don de Iluvatar de hacer eso aún más allá de su grandeza personal, por eso se dice que no están atados a su destino. Y aún los Eldar han sido capaces de torcer el destino en el pasado, estando atados a el Usted no falló, usted es el más fiel servidor que la corona de Gondor tuvo en muchos siglos. No termine su carrera fallando ahora, Maestro. Esta dando muchas cosas por supuestas, como si el futuro estuviera escrito, y ni para los Quendi es así, ni siquiera los Valar conoce el futuro en toda su extensión. Quizá Gondor no tenga esperanza, quizá haya que construir una nueva, desde cero, ¿No fue así como nació su reino? ¿una nueva esperanza de la Oscuridad que había caído sobre Numenor? ¿Tengo que recordarle sus propias palabras? ¿cuantas veces Gondor peleo batallas imposibles mas allá de toda esperanza? ¿Va a ser usted menos que todos esos héroes anónimos que dieron su vida sin garantías de que el mundo que dejaban iba a ser mejor?

-Pero maese belegnor, no veo la luz en ese futuro, ¿que derecho tengo a portar entonces una de las esperanzas?, moriré o no, en las murallas defendiendo lo que amo, antes que anda soy un caballero de Gondor, y no ya no soporto mas doblegar todo lo que soy por algo que en definitiva destruirá todo lo que soy

Aldariel que por un momento había acallado sus sollozos, volvió a perder el control que mantenía sobre si misma, y rompió en lagrimas -Si Morgoth gana, todos morirán... no habrá esperanzas para nadie, no puede permitir eso maestro, todos aquí morirán

-No es ese su lugar....y no es esa la forma en que cumplirá su juramento. Usted tiene el deber de dar lo mejor de usted, y hacer todo lo que tiene a su alcance, hasta la ultima gota de sangre, para servir a su Corona. Pelear como un soldado mas, este día, es faltar a su deber

La mente de Eândros se dejo llevar por un momento, ¿por que pelearía el por algo en lo que no cree pudiendo pelear hasta el mismo final en las murallas de lo que cree y ama?, este pensamiento lo inundo, junto con su deseo de ser castigado por el mismo.


-Su pueblo, y los pueblos vecinos, y toda la Tierra Media será cenizas

“y yo pagare por ello” pensó el viejo caballero.


-¿Pondrá sus pensamientos por encima de su deber, señor Eandros? ¿por encima de ese deber por el cual sacrificó todo hasta ahora? Dice que Gondor no tiene esperanzas, y yo le digo, ¿quien es usted para decirlo? ¿quien soy yo, quienes son el Rey y la Reina y sus hijos, para determinar cuando un pueblo debe dejar de pelear y abandonarse a la fatalidad?

Eândros no pudo sentir mas que asco por si mismo ante las acusaciones de Belegnor, todo lo que había roto con tal de mantener una esperanza falsa, todo lo que había roto y no podía ser arreglado, su honor sin mancha lo sacrifico y no sirvió de nada, su ciudad la sacrifico y entre su tristeza solo escucho el cantar alegre de un ser que ahora despreciaba.

-¿Servir a mi corona? ¿sabe quien se sienta en el trono de la reina con mi consentimiento?, ¿no falte al deber entonces?, ¿no falte a mi deber cuando el pedí a un enano que le mienta a una princesa de gondor?, ¿no falte ya tantas veces a mi deber, a mi juramento, no me traicione ya bastante por un futuro que le traerá la ruina a todo lo que creo, fui, soy y defendí?

-en el reino del príncipe Eldarion no deberá temer esas cosas maese Eândros

-callate tu, y dame mi penitencia incompetente, es lo único que quiero, prorrumpió en un grito el viejo caballero buscando espiar sus culpas.

-En el trono de la reina se sienta en este momento la persona en la que la reina confiá mas, y fue por orden de la Reina misma que lo hace. Las veces que que falto a la letra de su deber, fue porque el espíritu de su deber se lo exigía,no porque usted haya fallado

-Sufrimiento y dolor es mi especialidad, tendrás tu recompensa, Dijo con gracia el señor oscuro hasta empezar a reír en carcajadas.

-ah, ya comprendo – grito al aire Belegnor - Bauglir, con estas cosas solo demuestras el terror que nos tienes a los hijos de Iluvatar

-Reinarás en Angmar, como es tu deseo, y sufrirás por toda la eternidad

Belegnor comenzaba a enojarse, y se tomo la frente con rabia. Mientras Aldariel desesperada y sin saber que hacer solo atino a tomarle las manos.

-Que le esta ofreciendo, Maestro? cuénteme

-Echalo de aquí, no te sirve su presencia, te aparte del camino que has elegido

-A mi jamas me ofreció nada, solo se regodeaba en mi ira, y casi me toma. Comento Belegnor con su usual frustración.

-Yo le pedí que me convierta en un espectro, y el idiota me esta ofreciendo reinar!

-Reinar? - pregunto Belegnor algo sorprendido.

-Serás un espectro, eso es fácil para mí

-¿Eso es lo que quiere, maestro? ¿Tener un reino en donde las cosas sean como usted cree que deben ser? ¿donde "corregir" los errores que tiene Gondor? ¿no le importa que ese sea un reino de ruina, miedo y muerte con tal de que las cosas salgan como dice el manual?

Eândros contemplo con una tenue sonrisa a su compañero en armas, ni el entendía que el solo quería morir y sufrir.

-Nadie me había pedido algo tan tonto, pero si lo quieres así será

-Uno a la vez!- Grito Eândros perdiendo los estribos -no, no quiero reinar Belegnor, quiero sufrir toda la eternidad por lo que estoy haciendo

-Sufrirás, te lo garantizo

-Y dígame, ¿porque no lo entiendo, que es lo que esta haciendo? y no morgoth, quizá el tonto eres tu y no sabes negociar – Interrumpió Belegnor.

-No necesito negociar, has venido a mí por propia voluntad

-en este momento me estoy desesperando

Aldariel al escuchar eso solo atino a abrazarlo y al hacerlo sintió como todos los músculos de Eândros se encontraban tensados, prestos a batallar.

Belegnor, lleno de ira observo a los ojos al capitán y dijo: Bauglir, en nombre de Tulkas y Elbereth, te irás de aquí hasta que termine de hablar con el Maestro Eândros

La risa de Morgoth ocupaba todos los pensamientos del viejo guerrero.

De entre las risas poco podía escuchar Eândros pero aldariel le decía tranquila mientras lo abrazaba -Melkor, dejalo ya, estás haciendo esto porque sabes que no tienes oportunidad si vamos a donde estás, no lo tortures más, ya fue suficiente – pero la risa no le dejaba escuchar nada.

-Ya gané esta batalla, y fue muy fácil, le susurro la oscuridad a Belegnor.

Belegnor se dirijo a Eândros - Regrese aquí, soldado, quiere ser el primer Alto Capitán en rendirse a un mezquino Soborno? Que derecho tiene a juzgar a Baranor si usted se vende por menos? - mientras le contestaba a Melkor en sus pensamiento - Si hubieras ganado cada vez que creíste que habías ganado, Bauglir, hace tiempo que no habría Mundo

-Sabe que fue lo que me trajo de vuelta, señor Eandros?, continuo Belegnor

Eândros, fatigado ya por tanto sucumbió y cayo redondo en su asiento, solo podía escuchar esa detesto za risa. Belegnor se le acerco y estirando la mano le toco y se metió en la cabeza como hizo Luiniel con Eldarion.

-Se que me escucha, Maese Eandros, hablo Belegnor a la Oscuridad.

-Él no te escucha, ya es mío

-No te hablaba a ti, ya no tengo nada mas que hablar contigo. Conozco esta oscuridad muy bien, Maestro, ella casi se apodera de mi

-Es inútil, puedes hablar pero ya no te escucha


-La única cosa inútil aquí es cierto ex-Valar que jamas fue capaz de crear nada, solo arruinar lo que otros hicieron. Le decía, Maestro Eandros, yo estudie siglos, mas de un milenio las cosas de la Tierra Media, pero nada me había preparado para la desesperanza que tuve que enfrentar en esta travesía. Por eso, no puedo negarle que existe.

Las palabras Eândros surgieron de la oscuridad, pesadas como lapidas que eran para el -Belegnor, te diré lo mismo que les dije a Aldariel y Luniel y no me respondieron, ¿sufrir antes o después?, ¿sufrir por lo que se destruye por mi culpa, o sufrir por lo que destruyo en pos de defenderlo?, ¿Qué sentido tiene para mi levanta Glamdring?

-Para mi, la salida fue la ira, no la rendición, pero casi no me doy cuenta de que ese era un camino todavía mas rápido a servir al oscuro. ¿Sabe que fue lo que me trajo de vuelta? Llegar a Gondor, ver a su gente, ver su dolor, ver como vivían día a día a pesar de el, y ver como, escuchando a sus capitanes, a su princesa, a la gente que aprendieron a respetar, se aferraban a la mas mínima esperanza, por remota que fuera, sabiendo que la noche no es eterna, sólo oscura, y que siempre vuelve a amanecer. A veces, la gente simple entiende estas cosas mejor que los grandes. Porque lidian con ellas día a día, su mundo es muy fácil de hacerse pedazos, asique no pueden darse el lujo de caer, solo por perder la esperanza. Y cuando vi todo eso, comprendí que mi ira era sólo un pequeño capricho, egoísta e infantil. Sentí una ira indescriptible por el destino de los príncipes de Gondor, porque los Elfos no soportamos ver como las cosas hermosas son tan fáciles de destruir e imposibles de traer de nuevo cuando perecen. Pero comprendí que esa ira era algo superficial y egoísta, y que yo no tenia derecho a dejarme llevar por ella.
Eândros escuchaba atentamente cada palabra de Belegnor era cierta, era culpa de el, el le dio falsas esperanzas a la gente, les dijo palabras que no sentía. Otra vez les había fallado y el no se había dado cuenta.

Las risas de melkor volvieron a doblegar el ambiente.

-Habla todo lo que quieras, él ya me pertenece

-Gondor no tiene futuro, dice usted, y yo le digo, ¿quien es usted para decirlo? ¿Va a faltar a su deber ahora, cuando falta tan poco? ¿Cree que ese Desterrado estaría haciendo todo esto si no temiera que su destrucción se acerca?

-No temo mi destrucción está claro que son muy débiles para lograrlo, y eso me fortalece stedes no son nada comparado a lo que tuve que enfrentarme anteriormente, no salí del vacío para perder contra unos inútiles- Dijo Melkor a la mente de Belegnor - Puedes salir, o puedes continuar hablando en vano, todos morirán. Destruiré la Tierra Media y no habrá nadie que pueda defendela

-Pero las heridas de esas batallas aun están ahí Bauglir, nosotros no haremos mas que terminar el trabajo que nuestros padres iniciaron, el justo castigo que recibiste por tus actos

La risa de Bauglir resonos en la mente de ambos.

-No te enfrentas solo a unos inútiles, te enfrentas a todos los hijos de Iluvatar, que te harán pagar por lo que les hiciste en Cuatro Edades. Y no te gastes, no me asusta tu risa como a ti te asustó la de Tulkas.

Y de entre la oscuridad se escucho -Maestro Eândros, no dejaré que el se lo lleve, no lo permitiré

-Escuchas? Soldado! ¿Abandonará su deber, abandonará a su princesa solo porque usted cree que no hay esperanza? No le garantizo que no sufrira, yo también sufriré porque las cosas no pueden ser como debieron haber sido. Pero no podemos anteponer nuestros sufrimientos al destino de todos. Sea valiente y haga lo que tiene que hacer, y sufra lo que deba sufrir, juró hacerlo, Capitán, o sera usted menos que el mas humilde de los Gondorianos, que en dos días estarán peleando una batalla casi sin esperanzas, y aun así darán hasta la ultima gota de su sangre. Si usted se rinde, si se va con el, si esto fracasa, usted sera el responsable de la caída de Gondor, y de todo lo que usted cree. No Morgoth, no el imbécil de Feagul, no nadie mas que usted. Quizá no haya esperanza en esta lucha mas allá de la victoria, como usted dice..... pero si no compramos esa victoria, ese "quizá" será una seguridad. Usted le devolvió a su gente la esperanza con unas pocas palabras. ¿Mintió usted entonces cuando les hablo? Yo se que no, pero el que debe saberlo es usted

Es verdad, pensó el capitán, el enemigo estará enfrente de las puertas, su deber es con su ciudad, su pueblo... no con un futuro que lo destruye ¿que mejor que morir en la muralla cumpliendo con su deber?.

-¿Que me responde entonces, Maestro?
De entre la oscuridad la y de los labios del capitán surgió una respuesta - sigo esperando una respuesta

-Solo le respondo que está anteponiendo sus deseos y sufrimientos al destino de un pueblo entero. Que es muy triste que alguien de su edad y sabiduría no entienda que hay cosas que son mas importantes que nosotros mismos. Que se esta dejando llevar por las cosas que cree a traicionar la razón por la cual esas cosas existen en primer lugar. De que vale el honor, la pureza, la gloria de Gondor......sin el pueblo de Gondor? Y el pueblo de Gondor sabe todo lo que usted sabe, y aún así pelearan, ¿sabe por que? porque confían en usted, en sus reyes, en sus héroes, y porque no tienen opción, no hay un ex-Valar ofreciéndoles un reino y el sufrimiento eterno, a ellos solo les queda vivir o morir, y usted les esta sacando la primera opción, después de jurar defenderos por encima de cualquier deseo personal

Y de la oscuridad volvió a surgir la voz del capitán ¿que es Gondor sin su gloria, su honor y su orgullo entonces?, pero aun nadie me responde mi pregunta

-Su pregunta no tiene respuesta, porque no es la pregunta correcta. Usted no ganara la felicidad luchando esta batalla, y tampoco lo harán sus príncipes, ellos pelearan porque es su deber, y ese es el sentido de levantar Glamdril, quizá no tenga sentido para usted, pero tiene mucho sentido para las madres que podrán criar a sus hijos con dignidad cuando esto se acabe, con o sin Reyes. Y usted va a abandonarlos solo porque las cosas no son como a usted le gustaría que fueran. hermosa forma de cumplir su juramento. De verdad cree que estos problemas son mas difíciles de solucionar que el que tenemos enfrente? que una vez terminada esta tarea, no podremos encontrar soluciones a lo que sucede? Yo me comprometo a ayudarlo en esa tarea si así lo desea. Nada es más difícil que enfrentar a Morgoth Bauglir, y eso es exactamente lo que vamos a hacer ese es el sentido, comprar una nueva esperanza para su pueblo, comprar la oportunidad de rehacerse, quizá usted tenga razón y no puedan hacerlo, pero si no hacemos eso por ellos, nunca tendrán la oportunidad y es usted, y no Morgoth, el que se las está quitando

Y de la oscuridad surgió otra voz -Maestro Eândros, por favor escúcheme, quizás yo no sea tan sabia como Belegnor pero tengo algo que decir. Cuando me enteré que Eldarion era mi hermano, quise morirme, no lo voy a negar, y mucho tiempo después de eso solo iba a Mordor con la intención de morirme, pero ahora sé que eso no es lo que quiero, quiero que mi luz alumbre el camino de todos, incluso el de usted maestro. Lo que usted está preguntando no es lo que debe preguntarse, la pregunta a formular es ¿usted quiere que esto que le está pasando a usted ahora le pase a alguien más? Yo no quiero que a nadie más le vuelva a pasar lo mismo que a Eldarion y a mí, y por eso levanto a Narsil, para luchar por eso, para que nadie vuelva a sufrir lo mismo que yo. Maestro Eândros ¿le gustaría que alguien más sufriera esto como usted lo está sufriendo ahora? Yo creo que no, así que por favor maestro, luche para que a nadie más le vuelva a pasar esto.

-¿es ese su deseo princesa?

-Hay cosas mas importantes que nosotros mismos, Maestro. La Princesa lo entiende. Entiéndelo usted también. Y si no puede,piense esto...va a dejar que aquel que planeó la ruina de Gondor, triunfe y amarre la bandera del Árbol Blanco a su carro triunfal? La retribución de lo que Gondor fue, ¿no es razón suficiente para usted?

-Sí maestro, por eso levantaré a Narsil y por eso todos levantarán sus espadas, para que eso no vuelva a pasar nunca

-Si yo creyera que merezco la penitencia eterna, no dejaría que sea el culpable de todo el que me la administre, comento Belegnor dejándose ir.

Eândros se sumió en una gran meditación sobre si mismo, recordó cuando tiempo atrás contemplaba los campos de pallenor desde una de las tantas almenas de la ciudad de Minas Tirith, hacia poco había evacuado su ciudad natal , Osgiliath, por orden del senescal ante la inminente invasión por parte de los Orcos. Forzando la vista creía poder ver las llamas de su ciudad natal donde algunos de su hermano aun combatía junto con sus hombres, pero la oscuridad lo cubría todo con un manto de espeluznante quietud y serenidad.
La vigilia no acababa, mas su corazón le pesaba; su deber lo llamaba a defender las murallas de la capital de su reino, pero en su corazón deseaba estar junto a su hermano, luchando por Gondor. Su armadura le pesaba mas que nunca, el saber del abandono al que dejaba a su hermano y sus compañeros le pesaba en el alma, pues el deber es mas pesado que el acero.

El ya había vivido esto, y un príncipe y un senescal ardieron, matando a uno y casi matando al otro, ¿debía luchar contra lo que tanto tiempo protegió?, los príncipes así lo pensaban. ¿su deber lo llamaba a defender a Gondor, lo podría hacer perfectamente desde la muralla ¿Por que salvar una tierra que lo único que le dio fue la espalda en todo momento y solo sabia ponerle cargas en sus hombros?, la princesa lo llamaba a cumplir la única parte de su juramento que aun no había roto. Quiza cumpliendolo podría vivir solo un poco mas, ya no le quedaba esperanza, solo el deber. Lo único que siempre tuvo.

-Maestro ¿se encuentra bien?, pregunto Aldariel cuando Eândros finalmente despertó.

-Necesito dormir, fue muy duro, contesto Eândros.

-Esta de nuevo con nosotros, Maestro?, inquirió Belegnor.

-si, no puedo abandonar a los príncipes, aunque deba pagar pro mis errores, ya habrá tiempo para eso.


-Yo lo acompañaré maestro, dijo Aldariel ayudándolo a levantarse.

-Gracias Aldariel

-Primero tengo que ir a la habitación de Luniel

-Si, dejó algo allí, Maestro, comento Belegnor

-La deje a buen cuidado, pensé que estará allí mas tiempo. Aunque no se cuanto tiempo ha pasado

-No el suficiente como para que sea tarde, respondió pronto Belegnor.

Tras tomar algo de fuerzas y con ayuda de Aldariel, Eândros empezó a caminar, cuando cruzo la puerta se encontró con Lomion y su mirada escrutadora.

-Salió, le comento Belegnor al pasar -Pero yo no lo saqué, nadie lo sacó, salio solo, nadie puede sacarte de allí si tu no sales por tu cuenta, desde afuera solo se puede ayudar. Y esto es tan cierto para ti como para el Maestro Eândros, hijo de Maglor

-bueno, veremos que me toca en tu futuro Aldariel, comento Eândros volviendo a despeinar a Aldariel

-No sé, ya le dije que no puedo ver el futuro maestro

El pobre guerrero para sus adentros se alegro de eso, pues en todos los que ella imagino el hubiera deseado destruir Gondor con sus propias manos.

Al llegar a la habitación de Luniel la puerta se encontraba abierta, y ella contemplaba la inmensidad aun desde la misma ventana donde había estado cuando hablo con Eândros. Al traspasar la puerta, con Aldariel bajo su brazo el capitán se dirijo a Luniel - Gracias por cuidarla.

-Gondor no caerá mientras siga habiendo Dunedain que vivan con orgullo y honor pese a las calamidades.

-Me alegro que haya vuelto por ella maestro

-Momento!, la desaparición marco el rostro del viejo capitán, aunque sus músculos ya no le respondían lucho por ceñirse la espada y lucho en vano por liberarse de Aldariel y salir corriendo -Mi caballo! .Por todos los valar, el sol y la luna mi caballo! El infeliz sabe de la princesa!

-¿Qué pasa maestro? No entiendo, pregunto exaltada Aldariel que luchaba por sostenerlo.

-¿Que es lo que sabe?, interrumpió Belegnor

-Sabe que la Eärwen esta yendo al sur!! si sabe todo lo que yo sé, su estrategia para defenderse es inútil!

-Pero no puede ir usted maestro, no nos podemos separar, rogó Aldariel mientras luchaba por sostenerlo

-Irá Lómion, dijo finalmente Luniel - Solo que no sé quiénes están disponibles para marchar ahora

Eândros termino rindiéndose, ni fuerzas le quedaban para liberarse de Aldariel -Que marchen el caballero de Aldariel y los soldados del cuarto nivel, son lo mejor que tenemos después de la guardia - El desprecio que sentía en ese momento por la espada que llevaba llegaba a los extremos, quería partirla allí mismo, pero no podía.

-Iré a avisarle, dijo Luniel quien ya estaba saliendo por la puerta.

-Pienso que quizá, deberíamos ir nosotros, todos, a ver qué cosa envió Bauglir al sur

-No, eso es lo que él quiere, nos quiere desviar de Mordor. Pero sí es verdad que deberemos tomar otro camino, Eldarion dijo que él sabe hacia donde vamos

-Pero de todos modos, tenemos que ir hacia el sur par entrar, pasar por el norte entre todas sus filas es una locura, y la Puerta Negra y Cirith Ungol deber estar plagadas de vigías, replico Belegnor

-Bueno, hablaremos de eso con Eldarion, usted maestro debe descansar, lo reprendió Aldariel -Vamos

Guiada por Eândros, Aldariel con bastante esfuerzo por la carga, que prácticamente arrastraba, llegaron a la antigua torre donde dormía la bebe Luthien.

-¿Está durmiendo aquí maestro?, pregunto Aldariel con bastante sorpresa observando la cama con algunas sabanas encima.

-Si, dijo observando el rostro a Aldariel, para recodar todos mis errores como maestro y como caballero

-No quiero que piense en eso ahora, mejor vamos a otro cuarto, hay muchos en esta ciudad

Tras bajar al patio Aldariel se acerco a una de las sirvientas del castillo y le pregunto
-¿Habrá un cuarto de huéspedes disponible señora?

-Sí princesa, venga por aquí

La mujer los llevo a uno de los cuartos, y los dejo a la entrada. Aldariel, peleando por sostener a Eândros y abrir la puerta tuvo que tomarse un buen rato hasta poder abrirla. Al entrar dejo caer al viejo capitán sobre la cama, y se sentó a su lado.

-Cuando te mostré la habitación pensé que me preguntarías por las sabanas en la cama, comento el viejo guerrero.

Aldariel miro sin comprender al viejo consejero.

-tu habitación en la torre, yo pase allí la noche que los deje en mi habitación

-No debió hacerlo si se sentía mal. Pero lo perdono, le contesto la niña con una sonrisa.

-No me sentía mal, solo recordaba

-¿Quiere que le cuente un cuento?, pregunto Aldariel con esa inocencia que le partía el alma al viejo guerrero.

-Creo que seria una experiencia de lo mas interesante

Y entre las suaves palabras de la princesa, Eândros concilio el sueño, con sueños que no había tenido desde mucho antes de partir hacia Arnor.

(Roleado on line por Gonza, Patanikus y Ashe)