domingo, 5 de diciembre de 2010

Una noche bajo las estrellas

Eândros se acaba de sentar en una de las múltiples cajas que abundaban en el puerto para su conveniencia, alguien siempre dejaba una cerca del agua para que el se siente y deje volar sus pensamientos. El aire de mar lo reconfortaba, sus murmullos eran buena compañía con la que discutir con gruñidos y suspiros, las gaviotas solían opinar también, debes en cuando, con su graznar.

Era con los últimos rayos de sol que el viejo capitán preparaba su nueva pipa, aun no le había tomado el gustillo a la pipa que el enano tan generosamente le regalara, no tenia nada de que quejarse de esa pipa... y quizá fuese ese el problema. Una vez hubo terminado de encender su pipa se dispuso a pescar, observando como en la distancia el sol terminaba de ponerse, lanzando el anzuelo al mar con ese movimiento que tanto practicado todo esos días.

Esta vez era como las tantas que le habían presidido, ni bien el anzuelo rozo la superficie del mar su mente voló a otros tiempos, a tiempos distantes, cuando la risa de los 3 príncipes resonaban alrededor del palacio, recordaba esos tiempos y se sonreía en la oscuridad, con su rostro iluminado de tanto en tanto por el fuego de la pipa; “son buen motivo por e que pelear”, pensó como ya lo había hecho todas esas noches de solitaria meditación.

Habían pasado unas horas y aun nada había picado el anzuelo, por un momento alzo la mirada y busco el brillo de las estrellas, busco las estrellas en ese mar azul... ¿Azul?; el viejo guerrero sorprendido miro a su alrededor, estaba en una playa y la luz del día lo cegaba, ¿donde estaba?... una casa, no muy grande se erguía frente a el, era humilde pero con un jardín bien cuidado. Quizá alguien dentro supiera decirle donde estaba, mientras caminaba por el pequeño sendero del jardín reparo en que la puerta de la casa estaba abierta y dentro un pequeño murmullo lo llamaba, no había siquiera traspasado el umbral cuando distinguió a una mujer dentro, parecía haber algo familiar en ella, ¿Quizá la conocía? Pero no alcanzaba a distinguirla, la luz que entraba por la ventana le cubría el rostro. ¿Quien era?, el viejo capitán miro a su alrededor buscando alguna pista... no encontró mucho, solo una silla y un plato, no se escuchaba la voz de niños, ¿Niños?, pero si la mujer ya era mayor... ¿Quien era ella y donde estaban?, la tenue luz de las estrellas no le contestaron.

Aun perplejo volvió su vista al mar, ¿Quien era esa señora?, y mas importante aun ¿que tenia que ver con la misión que estaban a punto de emprender?, ¿sabría algo sobre Mordor o alguna debilidad del señor oscuro?, ¿podría ayudar a Aldariel o Eldarion?, ¿habrá sido el futuro de Eärwen?, Aldariel no podía ser... no estaba marcada por la cicatriz... ¿Quien demonios era la señora y que papel tenia en todo esto?, los Vala solían ser mas precisos en sus visiones no hace mucho.... Eândros suspiro, y mirando una vez mas las estrellas volvió a fumar de su pipa...

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