jueves, 21 de octubre de 2010

Charlas en Rivendell


Baranor perdido en sus pensamientos y sin poder aclarar ciertas dudas en su corazón y mente decidió pasear por Rivendell juntar leña y demás cosas, pero no logró centrar su mente y serenar su corazón, por eso decidió ir a ver al Enano Dormin a la forja, y pedirle unos consejos al respecto de su armadura y de sus armas. Encontró a Dormin, calibrando y alistando todo para empezar con los trabajos en la forja.

Baranor de forma gentil y con mucha tranquilidad le preguntó:
-¿Necesitas ayuda con todo esto?– señalando todo con un movimiento de la mano.
-Salvo que tengas conocimientos en herrería, dudo de cuanta ayuda me puedas brindar muchacho…- dijo de forma tosca.

Baranor trató de llevar la conversación para otro lado, para evitar la tozudez del Enano, porque en realidad él quería charlar de otras cosas con Dormin:
-Ya entiendo… - dijo de forma pensativa.
-En ese caso, estoy interesado en charlar con Ud. sobre mi armadura y mis armas…-- Baranor miró al Enano que continuó con sus tareas en la forja.
-Ud. posee amplios conocimientos en herrería y en confección de armaduras y armas por lo que me seria de gran utilidad su consejo.
-Como verá me he propuesto ser yo quien aniquile a la criatura la cual mato de forma despiadada a mi amigo y maestro, en el campo de batalla – Baranor lo miró serio.
-Esa criatura es un Dragón… sé que su piel es muy dura y sus garras muy afiladas...
-¿Matar un Dragón? -- Dormin no pudo creer lo que oía.
-Habría alguna forma de…
-¿Estás loco muchacho? – dijo un poco enfadado
-La juventud de hoy en día está perdida... -dijo sacudiendo la cabeza como negando lo que escuchó.

Baranor se sentía en falta, al no haber podido vengar la muerte de su maestro y no comprender la verdadera importancia de él en el grupo:
-Quítate de la cabeza esa idea muchacho, no podrás matar a ese dragón tú solo - le dijo Dormin desconcertado por lo que dijo Baranor.
-Es que mi maestro…-- atinó a decir eso cuando fue interrumpido por Dormir.
-Salvo que quieras morir – con actitud rígida y fría.
-Muchacho, muchos murieron en La Batalla de la Comarca no solo tu maestro…- sacudió la cabeza y miró a Baranor a los ojos.
-Debes comprender que esto va más allá de una simple venganza personal.
-Si vas a matar un dragón tú solo, solo conseguirás que te maten y eso es todo. – dejó de mirar a Baranor y comenzó a trabajar.

Baranor miró y escuchó el repique del martillo chocando con el acero y volvió a hablarle:
-Sé que tengo mucho odio en mi interior por ver morir a Fhilamir… en manos de esa criatura y la verdad…-- la voz le tembló, los recuerdos de la muerte de Fhilamir volvieron a su memoria, perturbándolo.
-Sería más fácil de llevar adelante mi vida si viera muerta a esa maldita criatura. – se tranquilizó pero su mirada quedó perdida.

Baranor se quedó contemplando las llamas que salían de la forja donde Dormin estaba trabajando, al escuchar el estridente ruido producto de los golpes de Dormin con el martillo no pudo evitar parpadear a cada golpe y eso lo trajo a la realidad nuevamente.

Dormin retornó la charla donde Baranor la había dejado:
-Ver morir a ese Dragón no va a devolverle la vida a tu maestro muchacho – dijo mientras martillaba con énfasis la placa de acero al rojo vivo para poder darle la forma.
-Lo sé maldita sea… – dijo enojado y frustrado Baranor.
-Pero que puede hacer un capitán como yo – señálandose con ambas manos el torso.
- si no matar a la amenaza que asecha a su reino y su familia. – miró para otro lado enfadado y con dudas de cual es el verdadero propósito de él en el grupo.
-Si bien pudimos destrozar una buena parte de las fuerzas del enemigo…Siento que no pude hacer mucho en la batalla, eso también me frustra, no he vivido tantas batallas como otros capitanes y hay momentos en donde me siento un novato maldita sea. – Baranor sacudió su cabeza y volvió a pensar con claridad.

Baranor no comprendía que ocurría en su mente pero por eso no debía de molestar a Dormin así que con una vos suave y más tranquila Baranor le dijo:
-Perdona Dormin no debí molestarte con esta estupidez...
-Tú ya tienes muchos problemas como para escuchar también los míos.

Tratando de desviar la conversación y evitar cargar a Dormin con sus problemas Baranor cambió de tema:
-Bueno espero que puedas mejorar mi armadura y mi espada así mi rendimiento en combate aumente.
-Tu armadura se puede mejorar, tu espada también... pero no puedo reparar la cabeza de quien las lleva. – Dormin trató de hacer reaccionar a Bararon.
-A ver muchacho... – dijo más tranquilo mientras trabajaba y puso a calentar el pedazo de acero el cual ya estaba tomando forma.
-Debes entender que esta batalla no es personal – lo mira serio.
-Ni tampoco es una guerra que pueda ganarse sin problemas – Agitando el martillo enfrente de Baranor.
-Como ya lo has visto. – continuó con su trabajo.
-Si señor. – Baranor no logra pensar en otra cosa que en la muerte de su maestro y amigo.
-A veces debemos usar la cabeza y no las espadas. – Secándose la transpiración con un trapo.
-Déjame hacerte una consulta.

Pensativo Dormin se tomó un tiempo y le preguntó a Baranor sobre algo que él no se había puesto a pensar todavía:
-¿Por qué estás aquí?, ¿Lo sabes?
-Sí – contesto Baranor rápidamente y confiado que la respuesta a esa pregunta era la siguiente.
-Estoy aquí para proteger todo lo que más quiero en esta vida que es mi familia... – de inmediato pensó en la princesa Eärwen.
-y la tierra que me vio crecer. – miró a Dormin a los ojos.

En eso la mente de Baranor hizo un quiebre, la pregunta de Dormin no tenía una respuesta verdadera, si bien lo que él le dijo era cierto no era del todo verdad. Baranor se encontraba en un gran aprieto:
-No vas a poder hacer eso si vas corriendo contra un Dragón... – Sonriendo por lo bajo.
-Esta batalla no se ganará así. – lo miró mientras continuaba martillando.
-Además si tu objetivo es ese... qué estás haciendo aquí en Rivendell, ¿no deberías haberte quedado en Arnor, o haber vuelto a Minas Tirith? – Serio Dormin continuó trabajando.

Baranor se alteró, esa pregunta le había dolido y mucho el saber que el enano le dio en un punto clave. Por lo tanto Dormin vio como Baranor se comportó y se apresuró a preguntarle:
-¿Sabes por qué estamos nosotros aquí?
-¿Lo has preguntado? – dijo sumándole más presión a Baranor.
-¿Qué sabes de tus compañeros?
-¿De la misión que tienen?
-Es verdad Dormin –Baranor se sorprendió de que Dormin le estuviera mostrando algo tan simple, él envuelto en sus problemas se había aislado de todo y todos.
-Jamás me puse a pensar en eso, solo me deje llevar por la situación no me puse a pensar que los demás tienen una misión que cumplir.
-Bueno, sería un buen momento para empezar a averiguarlo no lo crees...
-Tienes razón la verdad me siento como una niña entre adultos- dijo y se rió.

Rápidamente Baranor pensó en como preguntarle a Dormin algo para poder conocer más de él y se le ocurrió:
-Quizás para ti lo sea… – se lo dijo sin ofenderlo de forma amable.
-¿Cuántos años tienes Dormin? – Curiosamente.
-Definitivamente la edad no refleja la madurez... – dijo el enano sacudiendo la cabeza.

Pero Dormin fue más astuto y le retrucó la pregunta poniéndolo en falta a Baranor:
-¿Sabes cuántos años tiene Aldariel?
-¿24 Años?
-No, tiene 18 – dijo mostrándole a Baranor lo poco que sabía de sus compañeros.
-Y creo que ella tiene un objetivo más claro que el tuyo...
-Y me parece que tienes muchos más años...
-Quizás te falten un par de golpes, pero no de espada en este caso.
-Si – Baranor comprendió muy bien lo que Dormin le decía.
-En eso tienes razón.

Desesperado Baranor trató de escapar de la situación embarazosa en la que se encontraba:
-Sucede que dedique la mayor parte de mi vida a preocuparme en la carrera militar y me desocupé en un aspecto más social…
-La verdad no sé relacionarme muy bien con las personas suelo ser muy tosco o quizás no expresé bien mis intenciones no lo sé.
-No es ese el problema, el problema es que enfocas mal tus objetivos.
-Puede ser…
-mis objetivos no están definidos aún o no los puedo ver. – se quedó pensando un rato.
-Ahora que lo pienso los otros quieren ir en busca de una espada la cual servirá para derrotar al señor oscuro.
-Nadie sabe que eso sea cierto.
-Pero es una esperanza...
-Pero en ese objetivo es el cual me encentro involucrado ahora. – dijo pensativo.
-¿Por decisión propia? – De una forma pícara y muy astuta volvió a presionar a Baranor.
-Sí – Respondió de forma rápida y sin titubeos.
-¿Y en qué se basó tu decisión? – los años no vienen solos él sabía que Baranor estaba equivocado en su forma egoísta de pensar.

Baranor volvió a tratar de evadir esa pregunta con una respuesta la cual no era del todo verdadera:
-Decidí proteger a todos para que lleguen a cumplir sus objetivos… -- Eso no era verdad eso lo decía porque él en verdad no sabía que contestar.
-y encontrar mi verdadero destino… -- Baranor miró al suelo como buscando algo y pensó.
-O quizás ese es mi destino – Sacudió la cabeza no quería apresurar concusiones y menos sin entender del todo sus pensamientos.
-La verdad Dormin no lo sé – Con decepción en sus ojos miró al Enano.
-No lo sé con seguridad – miró al piso y se encojió de hombros Baranor no logró entender su propósito con claridad, estaba en problemas.
-Entonces estás en un problema muchacho.
-Deberías concentrarte en pensar esta semana y no en entrenar tanto... – Un poco más tranquilo.
-El destino no vendrá a ti
-Tienes que ir a buscarlo.
-Gracias Dormin.

Baranor se retiró a pensar en lo charlado con Dormin y a tratar de no ser tan egoísta en su forma de pensar.

(escribió Diolink)


Eândros se despidió de Belegnor después que este le asigno una de las habitación, había sido una mañana dura; primero la imagen de Aldariel con ropas de la reina y luego la pequeña aventura hasta encontrar el objeto de su visión. Sin duda fue una mañana de revelaciones, y el veterano capitán esperaba poder descansar un poco por la tarde, y ocupar su mente en cosas mundanas.

Con tiempo, despacio y desganado, el viejo consejero comenzó a guardar su armadura en su mochila. Pensaba en todo lo que había pasado y lo que faltaba por pasar, sus visiones eran cada vez mas frecuentes... ¿por qué? y ¿por que a el?, estas y otras preguntas rondaban su cabeza mientras caminaba por los pasillos de Rivendel camino a la forja.

Al entrar encontró a Dormin trabajando quien lo saludo mientras martillaba con un simple “Hola”.

-Buenos días maestro Dormin, veo que ya hizo buen acopio de las forjas - contesto al saludo el capitán mientras su mirada curioseaba por los alrededores.

-Sí... este lugar estaba muy listo para eso... Hay herramientas y materiales- detallo el enano al momento que Eândros apoyaba su bolsa en el suelo. -¿Tendrá suficiente tiempo como para trabajar todas las armaduras?- pregunto el capitán con cierto tono de preocupación.

-No habrá problema si trabajo todos los días

-No se presione mucho, aun queda mucho trabajo, pero le agradeciera si puede hacer algo por la mía aunque, se me acaba de ocurrir una idea que podría salvarle algo de trabajo en la forja

-Eso me interesaría bastante... ¿Qué es si se puede saber...?

-Pues, según me informo Belegnor esto no era una casa... era una fortaleza, toda fortaleza tiene soldados, todo soldado necesita armas y armaduras, ergo toda fortaleza tiene una armería, mas si tiene una forja, quizá se pueda rescatar algo útil de lo que El Pueblo dejo aquí

-¿Cree que podría encargarse de eso?

-Iré a pedirle permiso a Belegnor, con algo de suerte también sabrá donde esta- contesto saludando con la cabeza al enano

Mientras buscaba a Belegnor el viejo capitán fue a dar con Sumayaa en la cocina, disfrazada de elfa -joven Princesa- saludo Eândros.

-Maestro Eândros, Buenos días

-disculpe, vio usted al maese Belegnor?

-No, supongo que seguirá con Aldariel

-Algo le pasó ayer... Belegnor se quedó con ella toda la noche me parece

-mmmh? muchas gracias, por cierto, alguien se esta ocupando de las comidas?

-Sí, yo contesto rápidamente la princesa

-oh, ¿que tiene planeado para estos días? - pregunto Eândros con una media sonrisa y algo de esperanza por probar algo mas de esa comida tan rica.

-El desayuno estará en un momento ¿Puede ir a buscar a los demás?

-Claro princesa - Contesto capitán aun pensando en la comida mientras se retiraba a buscar a los demás.

Al tocar a la puerta de Aldariel un elfo no muy feliz se asomo, lo que tomo un poco por sorpresa a Eândros.

-Aldariel no quiere ver a nadie- dijo por saludo Belegnor

-pues les traeré dos platos del desayuno, ¿pero, sucedió algo?

-ya vengo - dijo Belegnor adentro de la habitacion y salio cerrando la puerta.

Eândros lo observo alejándose de la puerta, con cierta preocupación de que el elfo se deje llevar por su ira como en otras ocasiones.

-La niña se ha enterado de nuestras sospechas - Con voz quebrada - Y, en sus recuerdos, ahora cree que son ciertas, porque todo le parece lógico

Eândros tardo en contestar, se quedo de piedra por un momento mirando la puerta, tras lo cual comenzó a preparar su pipa.

-Vamos a buscar el desayuno, le hará bien comer- concluyo Belegnor.

-paresia ser un día tan hermoso

-mientras lo hablaremos, quiza hoy lo sea, aunque la de anoche haya sido una noche fatal

-Lo que era su mayor alegría es ahora su mayor tristeza, su mayor esperanza es su mayor desaparición.

-Asi es como Morgoth toca cada cosa y la retuerce hasta que es grata a sus ojos. Nada crea, todo lo toma y deforma y oscurece. Este es el enemigo que enfrentamos

-Me párese que atribuir esto a Morgoth es un poco....

-El creo el dolor, con tanta certeza como que creo a los Orcos y Dragones, en la misma mesa de trabajo

-Sin embargo, la pasión que consume como fuego siempre fue humana, y me temo que es lo que ahora mas hace sufrir a la joven. La pasión nubla la mente, ciega los ojos, altera los recuerdos y trae este tipo de dolor

-Y lo esta usando, puede conjurarlo sobre nosotros. Puede hacer que nuestras acciones nos lleven a el, sutil, e inexorablemente. No sé si entienden contra que peleamos, no sé si es bueno o necesario que lo entiendan, tampoco. Pero es Morgoth quien dispone las cosas para que esa pasión lastime en lugar de alimentar. El es el que puso en el mundo los elementos para que así sea cuando lo creo junto a los otros Valar

-Todo es posible en este mundo en este momento, incluso que ella no sea quien ella ahora piensa que es.

-Lo sé

-Y depende de cada uno ver la luz de la esperanza, o quedarnos en la oscuridad eterna de la duda y el sufrimiento.

-Así es, así como Morgoth esta en en todo, él no es nada. Pero el daño, hecho sin intención por uno de nosotros, que no fui yo pero no te diré quien fue, ya esta hecho. Ahora, no podemos ni darle falsas esperanzas, ni torturarla más con el asunto. Ahora debemos descubrir ante todo la verdad La mentira es el arma principal que usa el enemigo para llevarnos al dolor y al error. Si las cosas son como sospechamos, alguien creyó hacer un gran bien separando a Aldariel de su familia, y por el contrario hizo un gran mal. Si, en cambio, nos equivocamos, la herida ya estará hecha, y la duda y la desconfianza podría mellar nuestra confianza en nosotros mismos. Como sea, el gana, si lo dejamos.

-Como dije, depende de ella. Solo espero que no me haga preguntas incomodas

-Dejeme preguntarle a ella primero si quiere hablar con usted. Y llámeme cuando haya terminado

-ah no no, por favor, no deseo hablar con ella, lo estaba buscando a usted - Contesto el Eândros algo sorprendido.

A lo que Belegnor, tranquilizandose repuso -En que lo puedo ayudar?

-Vera usted, no hace mucho estaba hablando con Dormin, y pensando que tenia mucho trabajo por delante se me ocurrió una idea que podría acortarle las tareas, y permitirle descansar aunque sea un poco durante estos días que estaremos aquí - dijo mientras se le escapaba una leve risa ante la expresión del elfo.

-Piensa que las armaduras no son tan necesarias?. Me parece bien, si tiene que descansar, que lo haga

-Recondando que esto es una fortaleza llegue a la conclución de que debía de haber una armería o deposito con armas y armaduras, entonces quería pedirle permiso para ver si Dormin puede rescatar algo de lo que su pueblo halla dejado detrás.

-Si mis sospechas son correctas, debe haber abundantes armas aquí. El permiso que yo les de, sera temporal, yo no soy nadie. A la Dama Luiniel le pediran permiso, cuando la veamos. Entretanto, tomen lo que necesiten

-Muchas gracias

Dormin es un grandisimo artesano, el puede usar estar forjas cuando sea el momento para reponer lo que se pierda

-podría indicarme por donde queda tal lugar?

-No soy de aqui, no lo recuerdo bien - contestó con cierta mirada.


-Pense que las habia encontrado

-La ultima vez que estuve aqui, Arnor existia como reino unificado.

-te estaba buscando cuando me encontre con la princesa, los fui a buscar para desayunar y paso todo esto

-No puedo ayudarte mucho, yo mismo no sabia donde estaba lo que buscamos anoche hasta que tu me guiaste

-bien, iré a desayunar y luego buscare la armería, con algo de suerte Leod no la habrá saqueado ya

-Nadie se llevara nada de aqui sin permiso.

-Suerte con la doncella eso es entre tu y la joven pareja, yo he pedido permiso por todo lo que he tomado y lo que ha tomado Aldariel

-Les di permiso, pero espero que no se lleven nada de mas. Si nos ven salir de aquí armados hasta los dientes, pueden descubrir el lugar. Aun quiero saber por que Luiniel eligió dejar esto abandonado

(escribió Gonza)

Tejiendo los hilos del destino


Solo unos mil quinientos guerreros habían permanecido en el Castillo de Arnor, y como el Rey lo había previsto, pocos días después de que parte del ejército partiera a La Comarca, una horda de orcos descendió desde el Norte. Todos los aldeanos fueron llamados a ocultarse en el castillo del Rey, en los refugios subterráneos que habían sido construidos debajo de la colina con el fin de proteger al pueblo si algo así ocurría. Todos los soldados se encontraban armados y esperando la llegada de los enemigos detrás de las murallas del castillo, pero eran pocas las esperanzas, sabían que iban a morir quizás esa misma noche.
El sol se estaba ocultando cuando la gran sombra se fue acercando desde el Norte.
-Debemos resistir Eldarion, hay que detenerlos el mayor tiempo que podamos- le dijo Aragorn a su hijo desenvainando su espada.
-A tu lado me tendrás padre, hasta el fin.

*****

Luiniel contempló por última vez el refugio de Lórien, una vez más dejaban su hogar para partir hacia un destino más seguro ¿pero habría seguridad en un mundo condenado por la Sombra? Un mundo condenado por el enemigo del mundo mismo… Tenía que seguir adelante, por todos los suyos, ese era su deber. Pensó en su hermana, la reina sin rey, la reina que ahora estaba sola porque ninguno de sus hijos la acompañaba… ella también estaba sola, ahora que Belegnor se había ido y Lómion… no podía pensar en él, no quería… temía que la Sombra lo hubiera hundido en horribles tormentos… ¿habría alguna esperanza para ellos? ¿Habría esperanzas para lo creado? ¿Sería este el fin de los tiempos de los que hablaba la profecía?
-Debemos partir- era la voz de Súlien, sin ella, sin su ayuda, no hubiera podido lograrlo, llegar hasta allí, continuar a pesar de todo.
-Vamos…- dijo simplemente la líder de los elfos de la Tierra Media, se colgó su arco al hombro y se dispuso a marchar.

*****

-Mi reina.
Faramir se arrodilló a sus pies, Arwen lo miró con esa mirada que solo reflejaba tristeza. Luego le tendió la mano, él la tomó y se puso de pie quedándose junto a ella.
-¿Ha habido noticias del norte?
-Aún no mi señora…
-Faramir… ¿crees que este sea el fin de todo?
-No piense así, esa no es la reina que todos necesitan ahora…
-Lo sé… pero no puedo evitar sentir que la oscuridad lo cubrirá todo bajo sus alas.
-He pensado en marchar hacia Osgiliath, creo que si perdemos el paso del río será lo peor que pueda pasarnos, junto a ti se quedarán Eówyn y Anarien.
-¿El enemigo se ha movilizado?
-Aún no, están en Mordor, eso dicen los mensajeros.
-Si crees que es necesario puedes ir.
-Al menos podremos frenarlos en el río. Partiré mañana.

*****

El rey Nizar dispuso a sus mejores soldados, un ejército de cincuenta mil hombres lo acompañaría en esa empresa, al norte lo estaba esperando Eómer junto a su guardia personal que los guiarían por el camino hasta Rohan, o hasta Gondor, no podrían saberlo, según las noticias el enemigo se estaba moviendo hacia Mordor y era necesario disponer la ayuda que hacía tanto tiempo había prometido. Por fin luego de muchos años, la alianza Rohan – Harad uniría su ejército en pos de conseguir un mismo objetivo: eliminar a las Sombras, al mismo mal antiguo renacido para librar a La Tierra Media de ese terror. Pensó en el lugar donde ahora vivía la hija a la que más cariño le tenía, Sumayyaa la intrépida, la muchacha de ojos de fuego, la prometida del hijo de su amigo.
-Debemos partir, los mensajeros dicen que el enemigo aún no cruzó el río, pero se están asentando más y más en Mordor- fueron las palabras del rey de los rohirrim.
-Muy bien amigo, veremos que pueden hacer el ejército del rey Nizar y del rey Eómer para impedirlo.

*****

Lothíriel esperaba las noticias de sus capitanes, las fuerzas de Rohan estaban dispuestas ya en el Folde Oeste, los civiles habían sido evacuados al Abismo de Helm y Gondor esperaba un ataque inminente de un momento a otro. Del Norte llegó un mensajero, un hombre que había estado a las órdenes del maestro Eândros.
-Saludos señora de Rohan- el mensajero se arrodilló, se lo veía cansado y agobiado, pero satisfecho de haber cumplido con su misión.
-Feliz encuentro señor, esperaba noticias del norte.
-El maestro Eândros ha enviado un mensaje para usted, para que luego se informe a Gondor.
Tomó el sobre con el sello de la casa real de Gondor y se lo entregó a la Reina. Ella rompió el sello, desdobló el pergamino y comenzó a leer. No era muy largo, conciso y preciso como le había parecido a ella la personalidad de tan noble señor.

“A su majestad, señora de Rohan.
Es mi deber informarle que tras llegar al castillo de Arnor nos encontramos ante una situación nada grata, el enemigo está en camino hacia La Comarca desde el este. No tenemos mucho tiempo pero hemos ideado un plan para contener la sombra lo más posible para dar tiempo a la comarca para evacuar.
Al llegar me he encontrado con lo amplio que se ha convertido nuestro frente tras perder los pasos de montaña que conducen a Lórien y el Bosque Negro, es por eso que necesitamos otro punto fuerte para proteger esta vasta zona; por esto ya enviamos un grupo de ingenieros y exploradores para poner en condiciones la fortaleza de Tharbad, mas el territorio es muy amplio para cubrirla solo con infantería y estamos en necesidad de solicitarle a vuestra merced si puede disponer de caballería para proteger esta zona. También estamos esperando refuerzos del Gondor a quien he solicitado infantería para la protección de la fortaleza y zonas aledañas.
Lamento no poder haber sido más cortes, pero el tiempo apremia.
Esperando enviarle buenas noticias tras la batalla.
Eândros Althârion.”



(la carta la escribió Gonza)

Volver a Rivendel II


Tercer día de luna nueva – Rivendell, la ciudad de los elfos



¿Cómo debería comenzar…? Hace ya tres días que estamos en Rivendell, aquí todo es tan hermoso… mi padre me había dicho que los elfos construían y fabricaban cosas hermosas, pero verlo es tan diferente… los vestidos, las cortinas, las sábanas, las camas, los pisos, las paredes, la vajilla, los establos, los jardines, todo parece mágico. Me pregunto si Eldarion conocerá este lugar…
¿Por qué siempre que lo recuerdo ahora es como si toda la alegría del mundo desapareciera? Me gustaría que las cosas fueran diferentes, creo que ya no soy la misma de antes… Ahora todos están tristes por mi culpa, en especial Léod y Belegnor. Tengo que volver a sonreír o ellos seguirán tristes ¿pero cómo voy a hacerlo? Siento que la sonrisa se escapó de mi rostro y jamás va a volver… lo único que quieren mis ojos es llorar…
Eldarion, ¿vos también te vas a poner triste cuando te lo digan? Yo te prometí que iba a ayudarte a encontrar a tu hermana, ¿cómo voy a poder decirte que esa hermana soy yo?… debería ser una noticia muy alegre, pero yo sé que para vos y para mí no lo va a ser… Belegnor dice que no es seguro aún y Léod también, pero si fuera así no estarían sospechando al respecto y no me lo hubieran dicho, si ellos lo sospechan es muy posible que sea verdad… Además ahora ni siquiera puedo hablarte. Quizás lo mejor es que nunca más nos volvamos a ver y solo pensar en eso hace que mi corazón se congele ¿cómo voy a poder seguir viviendo sino te veo nunca más? Mi corazón estaba dormido hasta que te conocí ¿cómo va a poder vivir sin tus besos, sin tus abrazos, sin tus caricias…? Quizás todo sería mejor si se hubiera quedado dormido.
Belegnor dice que esto es obra del Poder Oscuro, y quizás lo sea, no puedo permitir que siga haciendo daño a los seres inocentes que habitan este mundo, no puedo seguir estando triste o esa tristeza lo fortalecerá… él se regocija con la tristeza, la oscuridad es su poder y siempre intenta apagar la luz que proviene del interior de los corazones… No puedo dejar que apague tu luz también Eldarion, pero cómo puedo llegar a él antes de volver a verte o antes de que alguien te lo diga, ni siquiera sé dónde está…
Quizás deba dejarle tu espada a Léod y yo buscarlo allí donde nada crece, en Mordor, creo que ese es el mejor lugar para él, pero cómo puedo llegar sola allí, no sé cómo llegar… Me pregunto si Dormin sabrá y si querría acompañarme… Belegnor quiere que vaya a Minas Tirith, porque la reina es la única que puede confirmar si soy su hija o no… pero yo no quiero confirmarlo… siento que perderé todas mis esperanzas y me marchitaré como una flor en invierno. Pero y si mi presencia puede traer luz y esperanza a los hombres, debería ir… pero duele tanto, me cuesta tanto vivir ahora…

En ese momento escuchó golpes en la puerta, se levantó de su cama y abrió al que iba a visitarla, resultó ser Dormin, el enano.
-Buenos días Aldariel- la saludó.
Por respuesta lo saludó con la mano pero al instante Dormin notó que algo pasaba porque ella no le sonrió.
-¿Puedo pasar?
Ella se corrió de la puerta y el enano entró a la habitación, la habitación que había sido de la Reina Arwen.
-¿Estás bien?- le preguntó.
Ella solo atinó a mover la cabeza de forma afirmativa pero el enano sabía que eso no era cierto, era demasiado evidente, Aldariel era la alegría de todos y ahora en su rostro solo se reflejaba la más horrible de las tristezas.
-A mí no podrás engañarme…
Pero ella siguió sin responderle, entonces le preguntó.
-¿Quieres que me vaya?
Ella le dijo que no moviendo su cabeza de lado a lado. Se acercó a la cama y tomó un cuaderno y escribió en común:
“Lo siento, no es que quiero que te vayas, no puedo hablar”
El enano se sorprendió mucho, y le preguntó:
-¿Qué te pasó?
“No sé cómo pasó, simplemente dejé de hacerlo…”
-Esto no está nada bien… ¿por qué estás triste?
Ella se sentó sobre la cama y comenzó a llorar, el enano se sentó junto a ella y le puso sus manos arriba de las suyas.
“Perdoname Dormin, no quiero estar triste, pero no puedo evitarlo”
-No tienes que pedir perdón niña, pero verte así hace que mi duro corazón se conmueva hasta lo más hondo ¿qué sucedió? ¿quieres hablar de ello?
“Me duele el corazón desde que sospecho que Eldarion pueda ser mi hermano”
El enano se sorprendió aún más y le dijo:
-¿De dónde sacaste eso? ¿Quién te lo dijo?
“Léod y Belegnor creen que es muy posible que mi espada sea la espada del Rey”
-Otra vez esa famosa copla sin sentido a la que todos quieren aferrarse… Y nadie puede confirmar eso, no hasta que lleguemos a Fangorn al menos… pero entiendo ahora por qué lloras.
“Dormin estoy tan triste… ni siquiera sé qué debo hacer ahora… ¿tú me acompañarías a Mordor a destruir al Poder Oscuro?”
-Yo te acompañaría hasta el mismo reducto de Morgoth si me lo pidieras Aldariel, haría cualquier cosa para volver a verte sonreír, pero creo que no está en mis manos poder hacerlo.
“Tengo que volver a sonreír Dormin, o mis amigos se culparán, o se pondrán tristes, el problema es que no sé cómo…”
El enano suspiró largamente y le dijo:
-No trates de esforzarte de más, volverás a sonreír cuando así lo sientas.
“No voy a poder vivir sin él Dormin… ¿crees que morir matando al Amo Oscuro esté mal? Porque si voy a morir al menos quiero que mi muerte sirva para algo. Igualmente no cambiaría nada porque ya siento que estoy muerta…”
-No digas eso mi niña, aunque hablas de matar a Morgoth como si fuera un orco cualquiera, y eso debería enorgullecer a este enano, no quiero que vuelvas a pensar en morirte ¿me escuchaste?
Lo dijo tan firmemente que Aldariel no pudo hacer más que asentirle. Él se sintió como un padre regañando a su hija pequeña, pero esa última frase lo había destruido a él.

El camino de un futuro Rey (Capítulo 3)



El sol se elevaba sobre el lago, un nuevo día y nadie sospechaba que tras ese hermoso amanecer acontecería un día muchas noticias inesperadas.
Leod despertó junto a Sumayyaa, para ellos parecía seguir siendo su vida normal pero solo en apariencia la realidad era muy distinta. En cuanto la princesa de Harad abrió los ojos lo primero que hizo, como habitualmente hacia, fue besar al príncipe de Rohan. Leod la beso y entendía lo que Sumayyaa deseaba pero para decepción de ambos hoy debían levantarse de la cama. Eso si, con la promesa de que mas tarde terminarían lo que comenzaron.

Una vez que se alistaron y bajaron al comedor del castillo, compartieron desayuno con quienes se encontraban allí. Los primeros que habían llegado parecían ser Baranor, Faragond, Galinor y otros capitanes que aun no podía identificarlos por nombre. El príncipe y su prometida se sentaron en la mesa a desayunar y minutos después llegaron Eandros junto a Eldarion. Curiosamente Eandros se notaba vigoroso y feliz en el día de hoy, no así Eldarion que venia con la cabeza baja.
Leod imaginaba que había sucedido lo cual le causaba gracia. Durante el desayuno todos se sentían muy animados, Eandros desplego sus mapas y las tácticas que había estado pensando durante la noche. El desayuno transcurrió entre debates, suposiciones, variaciones una y otra vez sobre lo que sucedería. Incluso contó con la presencia de la princesa Earwen y de Aldariel, quienes también se alistaban a las unidades que partirían. Todo esto derivo en una nueva táctica, obligarían al ejercito enemigo a avanzar a través del bosque o en su defecto rodearlo, pero en cualquiera de los casos ganarían mas tiempo para la evacuación. Los príncipes tenían dos importantes misiones diferentes: Eldarion partiría inmediatamente para ayudar en la evacuación hobbit y Leod lideraría el ataque desde el norte para desviar al enemigo. Ninguno en esa mesa dudaba, pese a lo joven que era Leod, que el pudiera liderar el ataque. Habían hablado con el, lo habían visto hablando con sus hombres y se notaba que era digno heredero al trono de Rohan, si había algo que destacara en Leod era la seguridad de sus palabras al hablar.

Eandros mando a llamar a dos hobbies que hubiera en la ciudad para poder averiguar sobre pasos ocultos que no aparecieran en el mapa, mientras llegaran los presentes pasaron a la reunión con el Rey Aragorn.
Por primera vez el príncipe de Rohan estaba frente a frente con el rey Aragorn. Había escuchado mucho sobre el y sin embargo todo lo que había escuchado no parecía compararse a estar frente a ese hombre ya convertido en prácticamente una leyenda.
Sin embargo en esa habitación había algo que contrastaba con la presencia del Rey y era la inocencia y sencillez de Aldariel, Eandros la había invitado a la reunión y ahora la presentaba con el Rey, luego a ese contraste se sumaria la presencia de dos hobbies que eran los que había enviado a buscar Eandros
La reunión no presento novedades al respecto sobre el plan que tenían, aunque hubo palabras alentadoras al saber que el Rey de Rohan marchaba desde Harad con 50.000
Hombres. Al finalizar la reunión cada uno marcho a sus preparativos correspondientes.
El campamento de Rohan se encontraba bastante activo, todos entrenaban con arco y les iba bien a primera vista. Leod se reunió con sus hombres y les comento las novedades preocupados por el número del enemigo y reconfortados por la noticia del Rey de Rohan. Desgraciadamente el entrenamiento no pudo continuar ya que a las dos horas aproximadamente de finalizar la reunión llego un mensajero que traía noticias. A Leod le informaron que el enemigo estaba adelantado y llegaría mas pronto a La Comarca de lo que esperaban, así que el príncipe de Rohan se apresuro a ordenar a los hombres que se preparan que partirían inmediatamente. Los rohirrims, hombres guerreros no tardaron mucho en alistarse y subirse a los caballos para iniciar la marcha sin embargo los hombres de Arnor y Gondor no se quedaban atrás y con velocidad se unieron a la marcha.

La única unidad que no marchaba era la del príncipe Eldarion, quien había partido temprano para ayudar en la evacuación de La Comarca. Muchos se sorprendían que las princesas de Harad y Arnor también marcharan a la batalla, pero teniendo en cuenta sus ascendencias y vidas era difícil creer que no lo harían. A unos kilómetros de la ciudad las columnas de hombres se dividieron. Eandros tomo el rumbo del sur con unos trescientos hombres y Leod iba al frente de un poco más de mil hombres quienes tomaron el camino del norte.

Era el momento del Príncipe de Rohan, su primer batalla y todos habían confiado en que el liderada esta columna. Algunos podrían pensar que estaría nervioso por la situación pero no era así, era su ambiente natural había nacido para esto y lo estaba demostrando y su corazones disfrutando.

El grupo de hombres estaba formado sobre la loma del terreno, desde allí tenían una vista y un Angulo perfecto para atacar al enemigo. Pero aun no lo veían y debían esperar a dar un golpe bastante preciso, de ellos dependía lograr herir al enemigo lo suficiente para que cambien su marcha. El príncipe de Rohan que se encontraba al frente de todo la formación junto a Sumayyaa y Galinor, capitán de Arnor, observo a los hombres que dependían de el. Muchos no sabían a que se enfrentarían pero sabían según los informes que eran superados en número. De su interior nació el impulso de hablarles, de darles confianza, no solo a los hombres de Rohan si no también a los de Gondor y Arnor. Las palabras salían naturalmente, la fuerza de su voz transmitía seguridad a los hombres. No parecía su primer batalla por el contrario parecía seguro de sus palabras como si no fuera la primera vez y eso reconfortaba a los hombres.

[… Hace treinta años un grupo de hobbies nos demostró su valor y gracias a ellos hoy estamos aquí. Ha llegado el momento de devolverles el valor una vez mostrado por ellos.

Entonces hombres yo les pregunto. ¿Permitiremos que el enemigo arrase el hogar de estos seres inocentes o le demostraremos lo equivocado de su rumbo? ]

El grito de aprobación de los hombres fue generalizado, estaban preparados para el combate.

[Entonces tensen los arcos, cubran el cielo de flechas y derriben al enemigo…]

Las flechas silbaron por el aire impactando en varias de las unidades de orcos. Eandros tomo ese ataque inicial como la señal de ataque y su unidad también comenzó el ataque. La primera ronda de flechas logro provocar varias bajas en el ejército enemigo quien respondió liberando mil orcos montados sobre el Príncipe y sus hombres. Leod miro a Galinor y le hizo gestos de que hiciera lo mismo que el. El conjunto de hombres se dividió en dos columnas de quinientos hombres aproximadamente, uno comandado por Leod el otro por Galinor. Retrocedieron sobre sus pasos siendo seguidos por los orcos que aun estaban a distancia.
En determinado momento el príncipe le hizo señas a Galinor quien comprendió la idea. De pronto las dos columnas se cruzaron mientras disparaban hacia los desprevenidos orcos. La técnica se repitió reiteradas veces hasta lograr menguar las fuerzas orcas que los perseguían. En cuanto estuvieron debilitados las fuerzas de Leod volvieron sobre su marcha eliminando lo último que quedaba de la caballería orca.

Al regresar al campo de batalla pudieron observar que el ejercito enemigo avanzaba sobre el rio utilizando unas plataformas metálicas. Lo ultimo que veían del ejercito eran las ultimas unidades las cuales parecían ser de Trolls. Las flechas volvieron a volar una y otras vez hasta que el ejército se perdió.
La unidad de Leod y Eandros se encontraban allí. No podían seguir al ejército enemigo a través de esas plataformas, así que tomaron la determinación de rodear el rio. Al ir a caballo no fue tarea difícil rodear el rio pudiendo cruzar al ejército enemigo en un pueblo de La Comarca.
La orden fue clara cargar hasta la victoria. La lucha fue salvaje y pese a la desventaja numérica los hombres de la tierra media le hacían frente al enemigo con valor y determinación.
De pronto una sombra cruzo por los aires rugiendo feroz y lanzando fuego sobre el poblado. La bestia descendió sobre el poblado y todos pudieron verla en detalle a ella y a su jinete. Un dragón blanco cuyo jinete portaba armadura negra y observaba el campo de batalla con detenimiento. Leod estaba cerca cuando la bestia descendió, no podía moverse ni para cargar ni huir. Su cuerpo se haya congelado frente a lo que veía, algo que parecía alguna vez fue humano ahora lo miraba directamente con esos ojos rojos y profundos.
El ser oscuro se acerco al príncipe de Rohan con espada en mano y descargo un golpe sobre el caballo. Leod reacciono oportunamente tirando las riendas de su corcel pudiendo esquivar el golpe. Respondió al ataque descargando un golpe aprovechando su posición ventajosa pero pese al esfuerzo de Leod, el golpe fue bloqueado. El ser oscuro que luego seria bautizado como Hijo de Morgoth volvió a descargar su espada contra la montura de Leod, el príncipe reacciono nuevamente y logro esquivar el impacto pero ya no podía arriesgar a su compañero por lo que desmonto. Ahora era un enfrentamiento de igual a igual, el príncipe volvió a lanzar otro golpe que nuevamente fue bloqueado por su rival. El cual respondió con un golpe certero que logro penetrar la armadura y herir el cuerpo del príncipe. Por un instante el campo de batalla había desaparecido a su alrededor, Leod observaba a su enemigo esperando el golpe que no demoraba en llegar, a su vez el Hijo de Morgoth observaba a quien tenia enfrente y rehusaba rendirse al terror. En ese instante una flecha silbo por los aires e impacto en el hombro derecho del Hijo de Morgoth que por primera vez era herido. A unos metros se hallaba Belegnor aun con el arco en su mano y era el responsable de la herida en el enemigo.
Enfurecido llamo al dragón y volvió a montarlo con intenciones de levantar vuelo y regar con fuego la zona, pero algo interrumpió su plan. Cabalgando con furia y dando su último grito de batalla Fhilamir, capitán de Arnor, cargó contra el dragón quien sin inmutarse lo aplasto bajo su garra. Sin embargo Fhilamir con su último aliento clavo su espada en el ojo del dragón que lanzo un alarido de dolor y levanto vuelo. Ese día un Hijo de Morgoth y su dragón habían sido heridos y no lo olvidarían. Leod vio como Baranor y Aldariel corrían hacia el cuerpo caído de Fhilamir y se veía lágrimas en su rostro.
Si podía considerarse una victoria pero en el rostro de todos se veía el dolor de ver La Comarca destruida, a hobbies inocentes muertos por las espadas orcas y un hombre valiente como Fhilamir yacer en el suelo.
Seria una noche triste y aun Leod no sabía que peores cosas estaban por venir…

(escribió Max)

jueves, 7 de octubre de 2010

Tristeza. Llanto. Dirección.

El apetitoso aroma de la comida Haradrim colmaba las salas de Rivendell, reino de los elfos. Una combinación impensable en otros tiempos. Y una pequeña alegría en medio de la tristeza que se iba apoderando del Belegnor de los Elfos Oscuros.
Lo que había empezado con un pequeño temor, una ligera sombra en la nueva esperanza que había despertado en Belegnor al hablar con los Hijos de los Hombres, en especial con la niña Aldariel, se transformaba en una nube de tormenta presta a explotar en cualquier momento. Estaban yendo a buscar la espada de la joven, al bosque de Fangorn, donde su padre adoptivo, el Señor de los Ents de Yavanna. Y algunos indicios decían que esa espada, podría ser la perdida Flama del Oeste.
Si eso se confirmaba, había algo que podía deducirse de allí….que quien hubiera robado Narsil la hubiera robado junto con la princesa recién nacida, y la hubiera dado a los cuidados de los Pastores de Árboles, los únicos que, por ser seres de otro Valar, podrían ocultarla y hasta protegerla de Morgoth, si todo lo demás fallaba.
Encontrar a la princesa perdida hubiese sido la más alegre de las noticias, si no fuera porque Aldariel y Eldarion, príncipe de Gondor y hermano mayor de la desaparecida infanta, se habían enamorado con un tierno amor, uno que era para ellos su mayor alegría, fuerza, y luz. Que sucedería si esos temores se confirmaban, y los amantes resultaban ser hermanos? Las garras de Morgoth atacaban no solo con fuego y acero….
Sumido en estos sombríos pensamientos, Belegnor se dirigía a la cocina, donde buscaba al príncipe de Rohan, único al que había confiado sus temores.
-No tarden, no falta mucho para que esté listo- dijo Sumayya, abocada a la olla de la cocina. Una princesa cocinando. Realmente los Hombres del Sur tenían cosas para compartir.
Leod acudió al llamado, y el y el Elfo se pusieron a conversar en el pasillo.
-Has visto a Aldariel? Preguntó, algo sombrío, el Príncipe de Rohan
-Sip, estaba probándose ropa- contestó el Elfo
-Probandose ropa? Se veia bien?
-Sip, se veia bien....-Belegnor decidió ir al punto - Leod, dijiste que Eldarion quiere casarse con ella. Tú lo conoces. Que sucederia si la maldicion de Turin Turambar pesara sobre el ? Y ellos fueran de la misma sangre?
-No quiero ni pensarlo.-Dijo el Rohirrin -Conozco a Eldarion. Entreno toda su vida para darle descanso a su hermana si esta habia sido tomada por la oscuridad. Pero conocio a Aldariel y su vision del mundo cambio.- Hizo una pausa que casi le quiebra la voz -Creo que si lo que piensas es cierto, podriamos perderlo.
-Es una posibilidad real- Sentenció el Elfo -Quiza no sea así, quizá respiremos hondo en Fangorn cuando los Ents nos cuenten por que una chica que NO es la heredera de Gondor tiene una espada tan especial como suya. Aún cuando la espada sí sea Narsil, cosa que creo, eso si, mas allá de las dudas….. Pero y si no?
-Te refieres a si no es Narsil? O si efectivamente es la heredera perdida? Personalmente no me agrada estar a suposiciones que parecen confundirnos a cada instante.-Dijo Leod y agregó -Deseo llegar a Fangorn y obtener respuestas. Al menos Eldarion esta lejos, por lo que si la desgracia nos alcanza aun podremos hacer algo.
Inflexible, continuó el Elfo -Justamente, ahora que son suposiciones estúpidas, podemos evaluarlas. Luego las desecharemos como basura si de refutan. Pero si se confirman, estaremos preparados. Que sucede si Aldariel es la princesa de Gondor? Eldarion quiere encontrar a su hermana perdida mas que nada en el mundo, no? Más que nada en el mundo?
Leod respondió, confirmando los peores temores -El no queria encontrarla. El siempre se mentalizo en que la habia perdido. Pero esta enamorado ciegamente de Aldariel.
En los años que lo conozco jamas lo vi feliz de esa manera. Incluso diria esperanzado- y dijo tras una pausa -No se como manejaria la noticia…….peor aun. ¿Que eventos ignoramos.? ¿Por que la espada y la princesa acabaron en Farngorn?

-Esto es peor de lo que creí- dijo Belegnor, peguntando - Pero si penso que la habia perdido por que hacia todo por encontrarla?
-El no buscaba encontrarla. El la buscaba para darle el reposo eterno. Si la princesa había sido tomada por Morgoth quería ser él y solo él quien lo hiciera.- El Rohirrin hizo una nueva pausa -Yo era el que esperaba encontrar a la princesa con vida.
-Tu? por qué?
-Por amistad. No soportaba ver en mi amigo esa mirada triste como si le faltara algo. Siempre albergé la esperanza que su hermana estuviera en algun lado.
-Y ahora puede ser cierto….-dijo Belegnor, mientras pensaba “cuidado en donde depositas las esperanzas, hasta eso sabe corromper Morgoth….tambien Aldariel, cuando, pese al pesimismo de Eldarion, le juraba que ella lo ayudaría a encontrar a su hermana sana y salva…..irónico, horriblemente irónico”, y agregó en voz alta -Es que es curioso que sea Fangorn porque es el unico lugar que esta aun bajo el poder de alguien que, desde la Era del Sol, es mucho más fuerte que Morgoth, un Vala, Yavanna; los Ents son su voluntad. Ningun lugar en toda la Tierra Media es más seguro de Morgoth, con la posible excepción de entre las Bestias de Orome en el Este, o las Aguas de Ulmo en el mar, si es que existen aun esas maravillas
-Si Morgoth viniera a por los principes de los Edain- Continuó Belegnor -Y yo quisiera proteger cuando menos a uno de ellos, lo dejaria con los Ents.
-Eso ha dado vueltas por mi mente- Confirmo el príncipe de los jinetes. –Pero si es la heredera y su espada es Narsil. ¿Cómo llego alli?
-Creo que ha esta altura puedes saber algo. aunque yo tampoco sé todo. El consejero de Aragorn, Feaguld, El es un enviado de los Señores de Occidente. El peleo con Morgoth, lo derroto, lo destruyo, solo para ver que Morgoth lo había burlado y ahora su esencia vivía en los niños que había raptado. Los Hijos de Morgoth
-¿Crees que el rey sabia quien tenía a su lado? Y de quien se estaba enamorando su hijo? –
-Claramente Aragorn no sabe quien es Aldariel. Si es que Aldariel es quien suponemos que es
-Me referia al consejero.- aclaró el Príncipe de Rohan
-No lo sé, sabia la gente que Gandalf el Gris era Mithrandir de los Señores de Occidente?
-Quizas el hechicero que dice Eldarion, haya sido el consejero del Rey.-Dijo Leod, y agregó -Pero y si el Rey sabia y dio su consentimiento? Eldarion no soportara tanto.
-Los Hechizeros tienen disfraces- replicó el Elfo, a quien esa posibilidad le sonaba algo retorcida. - Sauron y los Hechizeros eran de la misma naturaleza en un punto, y Sauron se presento con mil caras en las diferentes Edades-. Y agregó - Eldarion soportara lo que pueda. Los fuertes soportan lo que pueden, y los débiles sufren lo que deben.
-Pero no es algo que deba enfrentar en este momento. No a las puertas de una batalla como la que tenemos. El enemigo aprovechara cualquier signo de debilidad que pueda encontrar
-El enemigo planeo todo esto, claramente- Dijo Belegnor sombríamente -Este es el verdadero ataque, no lo ven? Con fuego y acero y monstruos jamas pudo derrotarnos. No pudo vencer a nuestros padres. Y sabe que a la larga no iba a poder vencernos. Entonces planeo las cosas de otra manera-

El elfo intento suavizarse. Quitó los ojos de los de Leod y se relajó. - Quizá todo sea una paranoia de este Elfo Bibliotecario. Quizá Aldariel sea una chica mas. Quizá Morgoth destruya todo a sangre y fuego, y esta sea una preocupación estúpida ante esta batalla. Pero no fui el unico que lo penso, no es cierto?

-Lo he pensado y deseo que no sea asi. Pero hay demasiadas preguntas que por el momento no tienen respuesta. Y la clave reside en esa espada. Quizas lo mas cercano a una respuesta este ahi.-

En ese momento, la princesa Sumayyaa los interrumpió
-Encontré a Aldariel, está en su habitación pero no me deja entrar... creo que está llorando
Belegnor dejó todo salió corriendo hacia la habitación. En este escaso tiempo, le había tomado a la niña casi el cariño que podía tenerle a una hija. Y además, algo le decía que en ella habitaba la Esperanza de Arda.

El Elfo llego en nada a la habitación, y golpeo la puerta. Leod fue hacia allí más tranquilo. Parecía que alguien había en la habitación ahora que era mas de noche porque parecía haber una vela encendida. Pero nadie respondió al llamado. Alguien lloraba adentro, pero sólo los oídos del elfo lo notaron, porque la madera era gruesa y el llanto era suave, pequeño. Con la voz más musical y dulce que le salió, dijo Belegnor, en Quenya "abre, pequeña, por favor".

-Aldariel, abre por favor. No tienes que pasas por esto sola.- El Rohirrin que había llegado, sabía que hacía unas 6 horas que la chica estaba llorando. Y se entristeció
porque si había alguien que no se merecía sufrir así era esa niña.

Belegnor miró al Rohirrin y le dijo -Vete. Déjame manejar esto. No está bien que la atormentemos entre todos.

Cuando el Principe de Rohan se marchó, el Elfo volvió a hablar, con suavidad, y aún en Quenya –Aldariel…..Por favor, pequeña, que pasa? - Abre, vamos-

Y un poco resignado, soltando la puerta, empezó a decir -Hace unas noches solamente, yo había perdido todas las esperanzas. Creí que íbamos a morir en manos de un Horror más viejo que el tiempo……..Pero me encontré a una chica vestida de verde con fuego en los ojos, que de la nada me hizo ver que aún había esperanza….Para mí, para la Tierra Media, para todos…..y mi mente se puso clara entonces….Te suplico que me dejes intentar devolverte el favor…..

Aldariel se levantó, y abrió la puerta. Tenía los ojos rojos, cansados de llorar, y aún lloraba. Si la tristeza tuviera forma física, sería como aquella dulce niña se veía ahora. El Elfo abrió la puerta, la abrazó fuerte, y cerró la puerta detrás de él.

-Llorar nos agota, cuando deberiamos estar descansando- Dijo, con suavidad. Ella se abrazó al elfo y rompió en un llanto terrible. Y el siguió diciendo - haces que me sienta muy mal, porque no encuentro las palabras para ahuyentar tus penas, aunque tengo cien veces tus años, y no puedo consolarte, y en cambio tu lo hiciste con facilidad cuando a mi me atormentaba la aficción, aunque mi miedo era el Padre mismo de la Oscuridad sin fin…-. -Ese día tu me enseñaste, que no hay miedo que no deba enfrentarse, ni tristeza que no deba dejarse atrás….-

-Quieres contarme lo que sucedió?- pregunto él. Pero entonces, sintiendo que las palabras eran inútiles, Belegnor el Elfo que No Canta comenzó a tararear una canción. Era una canción de cuna, mientras Aldariel seguía abrazándolo muy fuerte. Una canción para niños, que hablaba de los primeros Elfos que habían nacido, niños sin padres, y de las estrellas, los ojos de Varda, que los cuidaban y los cuidan a todos en la Tierra Media…..y así, aunque no soltó al Elfo, al fin la joven se calmó un poco. Y Belegnor dijo:

-No peleamos contra la carne ni la sangre, contra el metal ni la roca, contra la fuerza o la furia o el fuego. Peleamos contra el mal, contra el que hizo todas las cosas malas de este pobre mundo. El las hizo, el dolor y la angustia y la infelicidad, como hizo las enfermedades que atormentan a los mortales y los monstruos que atormentan a los inmortales, y los orcos y todo lo que hace daño. Él, en persona, con sus manos, su voz, sus mentiras-. -No basta ser fuerte y valiente para pelear con el…de hecho, nada es suficiente, pero como alguien me dijo hace una semana...No podemos permitirnos perder la esperanza, nosotros no, o todo lo bueno que tiene este mundo, se perderá.

Entonces Aldariel se separó de él un momento, y parecía que quería hablar, pero su voz no le respondia. Sorprendida, se señalaba el cuello, para mostrar que no podía emitir palabra. No era algo físico. Era la angustia que la había dejado muda.

Belegnor la depositó sobre la cama, y le dijo -Estas cansada, de caminar, de luchar, de llorar...-Duerme, yo velare tu sueño, y mañana hablaremos-

Pero ella se apartó un poco y tomó un cuaderno, de la mesa de luz, y escribió en Quenya en una página en blanco: "No voy a perder las esperanzas, aunque Eldarion sea mi hermano, pero creo que jamás voy a poder volver a sonreír"

Eso destrozó a Belegnor, como si hubiera sido el encargado de decirle la noticia mas horrible del mundo a una alegre niña pequeña. Entonces volvió a abrazarla, y le dijo -
como lo supiste? Nos escuchaste hablar?- y dejándola, ella escribió:


“Me dijiste que sospechabas que mi espada era la espada del Rey... cuando era muy pequeña me abandonaron en el bosque con esa espada, es lo único que tengo de mi pasado, siempre creí que pertenecía a mi padre o a mi madre"
"Hoy Léod me preguntó por ellos y por la espada, creo que hablando con él me di cuenta..."
"Pero él no tiene la culpa, no le digas nada"


Y Belegnor dijo -Cuando yo nombré a Narsil, una vez que hablamos, tu pensaste en tu espada, Y yo lo note, y no creo en las coincidencias- hizo una pausa y agregó -Sin embargo, incluso los Primeros Nacidos y los Sabios podemos equivocarnos, pero
tampoco quiero que te aferres a la esperanza de que las cosas no son asi-

Y ella, aflojando al fin los brazos tensos, fuertes pero delicados, escribió lentamente “No lo haré... ¿me cantarías de nuevo esa canción?"

Y ella encontró alguna paz, y se durmió, mientras el elfo cantaba ahora, el agotamiento la venció. Y el, que apenas necesitaba dormir, se quedó velando su sueño, mirando por la ventana de la Princesa Arwen, quizá la madre de Aldariel, sumido en tristes pensamientos. Y después de algún tiempo de que la niña se hubo dormido, trocó la canción de cuna a una de lamentos, el lamento de los Teleri por la matanza de los puertos de Aqualonde, por los hermanos y madres e hijos perdidos, por los buques robados y destruidos, y por la traición de los amigos, y por todas las cosas que Morgoth torcia y destruía cuando tocaba, envidioso de los que de verdad podían crear belleza.

Y en esos pensamientos, pensó en Tulkas, el más fuerte de los Valar, aquel a quien Morgoth temía más que a nada en el mundo, y no porque no podía vencerlo en combate –que ciertamente no podía- sino por su risa, su burla, su carcajada que disipaba a las nubes de tormenta. Porque Tulkas era el heraldo de la verdad, y la luz de la verdad siempre disipaba a la mentira y el miedo. Y Belegnor pensó que esta situación no podía sostenerse si las cosas no se conocían. No podían seguir con la duda, de quien era Aldariel. A nadie ayudaría eso, y si callaban y luego se equivocaban, Morgoth usaría eso al final, para dañarlos, mientras que tapar la verdad con mentiras le iba a resultar más difícil, imposible quizá.

Algo debía hacerse, y en aquella habitación, que había sido de la Princesa Arwen, la ahora Reina Arwen de los Gondorianos, él supo qué debía hacerse. No importaba la distancia o el tiempo, una madre siempre reconocería a su hija, pasara lo que pasara. Y una madre Elfica, para quien un instante era lo mismo que un siglo, y que veía verdaderamente, y no podía ser engañada por el paso del tiempo cuando miraba a alguien a los ojos, como eran todos los Primeros Nacidos, sabría efectivamente si Aldariel era o no era su hija.

Y habia algo mas. Se decia que la Reina no habia vuelto a sonreir, desde que su hija desaparecio. QUiza eso cambie si se la llevamos de vuelta. Y quiza la alegria de Arwen baste para apagar la tristeza de la pobre Aldariel.

Minas Tirith. La Reina Arwen. Allí era donde debían ir, después de Fangorn y Lorien. Y algo le decía que no sólo el consejo de la Reina encontrarían allí, y que su presencia era necesaria en esas tierras al sur. Y con estos pensamientos de propósito y verdad, su canción, aunque triste, empezó a tener un eco de desafío.

*****

(Día 2, Segunda Parte, interludio, continúa de lo anterior.)

Belegnor se encontraba junto a Aldariel, que dormía. Estaba sentado en el marco de la ventana, saludando al viento de la mañana y al sol que nacia. Arien, del nombre de su amada. Raro en él, estaba cantando, susurrando una antigua canción de lamentación élfica. Solo lo desquiciado de la situación podía hacerlo cantar, como ironizándole al destino.

Aldariel despertó. Seguía igual de de triste que el dian anterior, pero se la veia mas tranquila. El Elfo apartó la mirada del bosque que se veía por la ventana y la dirigió a la niña.

-"Como estas?- le preguntó, con una expresión triste

Aldariel quiso contestar, y se desesperó un poco al recordar que no podia hablar

-No te esfuerces- dijo el Elfo, y buscó entre sus cosas una cantimplora. En ella había Miruvor, la bebida vivificante que preparaban los elfos, que reponía fuerzas, quitaba la sed, y calmaba el cuerpo y el espíritu.

-Toma esto, quiza te ayude-

La chica se sentó en la cama y alargó el brazo hasta el cuaderno que habia usado el día anterior. Debajo de él, habia otro

"¿Qué es?" preguntó escribiendo.

-Miruvor, la bebida de los Elfos

Aldariel bebió. La bebida era dulce y suave, color verde oscuro. El Elfo habló, casi como disculpándose, no sabia qué podía hacer por ella.

-No se mucho que decirte....el Enemigo golpea con todo lo que tiene-

Y se oyeron golpes en la puerta, alguien llamaba

-La duda, la sospecha, el dolor, los errores que lastiman, el odio, la tristeza...son sus armas tambien, como el fuego y el acero.....él las hizo, con sus manos, para herirnos.-

Contrariado, Belegnor preguntó -Quien llama?- y miró a Aldariel. Despues de todo era la habitación de ella.

Ella sacudió la cabeza, como diciendo que no, que no queria ver a nadie. Asique el Elfo salio a recibir a quien fuera

(Continúa en "Charla en Rivendel")

*****

(Rivendell, Dia 3, Primera Parte)

Aldariel se encontraba leyendo en el Jardin, en un impresionante gazebo de madera templada y tallada como si fuera metal, común en aquella tierra de maravilla. Habian pasado 2 días desde aquel acceso de llanto, y varias cosas por la mente, y el Elfo no había vuelto a tocar el tema con Aldariel, de la preocupante sospecha. Era un avance, los dos primeros días la chica no había salido de su habitación. Seguia leyendo el diario de la Reina, de cómo conoció al rey Elessar y se enamoró de él. Y seguía muda. Aquí Belegnor comprendió que aquello no era tan pasajero. Esperaba que se curara pronto. Probablemente se le pasaría, pero no se sabía cuando.

-Dicen que desde que desapareció su hija, la reina no ha vuelto a sonreir- Dijo Belegnor con pesadumbre. Aunque no calculó entonces cuán importante era ese detalle.

"Debe haber sido muy triste" escribió Aldariel

Entonces Belegnor fue directo al grano de lo que quería decir

-Aldariel, queria pedirte algo....la unica forma que tenemos de saber si en verdad eres no lo....la hija de Aragorn....- tomó aire y siguió -Es preguntarselo a la Reina Arwen-

Ella respondió con calma, tranquilamente escribió:

“O a la persona que me dejó en el bosque, pero supongo que no sabemos quién es"

-Aunque tengo mis sospechas, no, no lo se realmente.....- dijo el Elfo, pero retomó su punto -Sin embargo puedo decirte algo, para los Elfos, los años no son nada, una madre elfa siempre reconocerá a su retoño, no importa cuánto tiempo haya pasado, porque nosostros sabemos ver en los ojos de los otros mucho más que en sus rostros….y para nosotros, para esas señas, 20 años representan un instante-

Pensó Belegnor entonces que debería esta dándose cuenta si la chica era Medio Elfo, pero no podía determinarlo. Cierto era que había notado algo raro, mágico, cuando la vió por primera vez, llegando a pensar que era una mujer-ent (a las que él no conocía) o un Istari, como Feagul, pero ahora sabia que eso podía ser perfectamente el aura resultante de haber estado tanto tiempo en los bosques de Fangorn

"De quién sospechas?" Escribió entonces Aldariel

-Pudo ser Fëagûl- dijo Belegnor sin titubear –el es…..más de lo que aparenta-

Y respondió Aldariel, a su improvisada manera

"El abuelo que cuidaba los establos?"
"Él fue muy bueno conmigo"
“¿por qué sospechas de él?

Dejó escrito.

-El es un enviado de los señores de Occidente- El Elfo no se guardaba nada -Como lo fueron los 5 magos en la 3era edad-

-Él es un Istari- aclaró, refiriéndose a los Maiar que adoptaban la apariencia de magos humanos para entrar en la tierra media y guiar a los hombres -También pudo ser otro que haya venido con el……- aquí Belegnor conjeturaba -Si enviaron 5 para luchar con Sauron, es posible que hayan enviado más de uno a luchar con Morgoth-

Y luego el Elfo agregó, terminante –Y las crónicas dicen que un hechicero se llevo a la hija del Rey-

“Entiendo”

Escribio Aldariel lentamente, a modo de respuesta, y el Elfo siguió con su argumento

-Si este hechicero hubiese sido un enviado de Morgoth, como creyeron en Minas Tirith, no hubiera dejado a la princesa raptada en Fangorn, en cuyo caso no deberíamos preocuparnos de que seas tu…-

“Debería hablar con él...” mostró Aldariel, pero el Elfo la miró a los ojos, entornando los suyos

-Por que no vamos a ver a la Reina Arwen?, ella despejara tus dudas con mucho mas rapidez que Fëagûl "

"Eso lo haré igualmente, tengo que llevarle la espada si resulta ser Narsil" Escribió Aldariel, y luego completó "A ella o al Rey"

-Supongo que entonces lo sabremos- sentenció Belegnor,mientras Aldariel respondía con un suspiro. Y tras un minuto o algo más de silencio, agregó. -Feagul no está localizable, los Istari estan donde quieren estar. – y comentó -Aunque supongo que lo encontraremos junto al rey...es sólo una suposición –

Y luego el Elfo trató de no dejarse llevar por la prisa y dijo -Como te dije, pudo no ser él, sino otro enviado, ya que no se si vino solo, y por los Istari por lo general actúan por separado uno del otro- Y trató de dejar abierta la puerta a una posibilidad, poco factible -De todos modos, si resulta que no eres la hija del rey, aun así fuiste hallada con una espada que describes como una espada élfica, , aunque no sea la Flama del Oeste.

"En ese caso te la entregaré a ti…..Y tu la llevaras a los elfos" Escribió Aldariel, Belegnor se sintió algo contrariado con aquello y dijo -Por qué? Esa espada es tuya, Aldariel, no de nadie más-

"Ya no lo sé..." Escribió la chica en su cuaderno

El elfo avanzó, le puso la mano en el hombro a la niña, la miró a los ojos y dijo, con gravedad -A nada lleva la vacilación. Si eliges abandonar tu camino, lo único que sucederá es que nadie hará la tarea que tú debes hacer....o al menos nadie la hará bien hecha-

Y agregó -Y entonces, el daño que el enemigo planeó para ti habra surtido efecto, y el habrá ganado –

Se hizo un silencio, mientras el Elfo caminó hacia el gazebo y se sentó en la baranda.

-Recuerdas ese dia bajo las estrellas, cuando te dije que peleábamos con alguien que no solo mandaba monstruos y muerte como Sauron, sino que disponía de todo el mal del mundo como arma, porque él lo hizo con sus manos?- Preguntó Belegnor, para luego agregar -Así es como golpea, es un cobarde, que pega donde más nos duele. Siempre hizo eso, desde que descubrió que otros podían ser más fuertes que el-

Lo que siguió lo dijo el Elfo en un tono triste -Eldarion era la luz de los ojos del rey, el rey que habia desbancado a Sauron como el mas grande Señor sobre la tierra….- y dijo -Por eso lo golpea con esto, y a ti con el-

Después de un nuevo, áspero silencio, Belegnor volvió a hablar –Feagul peleo con el Maligno mano a mano.....mientras luchaban, pudo ponerle en la cabeza la idea de raptar a la princesa para salvarla. Pudo hacerlo de muchas maneras: mintiendo, amenazando, dando vueltas la verdad, o incluso usando magia oscura.-

El Elfo calló, mirando en varias direcciones, al espléndido jardín de Rivendell. La gloria del sol de la primavera tardía, llegando al verano, desmentía lo opresivo de la situación. Aldariel, luego de un rato, escribió:

"Es tan difícil todo ahora, me cuesta hasta respirar"

"Pero no voy a bajar los brazos" "Sea con mi espada o con otra voy a pelear contra él"

El Elfo leyó, y respondió -La voluntad de seguir peleando por lo que vale la pena es lo que siempre lo derrotó al final....por eso tengo esperanzas por la tierra media- aunque sonaba algo apesadumbrado, y dijo con tono grave -Pero a menudo los sacrificios en la lucha contra Morgoth son grandes, porque él se asegura de que duela….no es como Sauron, un señor pedante que ignora a dos hobbits que caminan por sus tierras porque se cree poderoso y terrible. No. El mira a los ojos y al corazón de todo el que se opone a él, y prepara cosas horribles, especiales para cada uno-

Y luego dijo, en un tono que dejaba ver cierta rabia -Lo que más me duele es que a ti te han lastimado para lastimar a alguien más, sea Eldarion, o Aragorn a traves de él, o Feagul....sea donde sea que golpeo, lo hizo para causalerle dolor a alguien más- y agregó con tono tristemente sarcástico - Y si no fue el directamente, si alguien tuvo la brillante idea de raptar a la hija del rey para que la críen los Ents, me gustaría saber quien fue-

"Ya no me importa que me haya hecho esto a mí... pero lo destruiré por lo que sufrirá él..." Aldariel continuaba igual de triste, pero en ese momento la tristeza fue acompañada de un sincero deseo de destruir al enemigo.

Belegnor respondió, suavizando el tono -Hay algo especial en ti Aldariel, aunque aún no se bien qué es...- El elfo no pudo evitar sonreir al decir lo siguiente - Al principio, pensé que eras tú un enviado del oeste- Y luego retomó el tono serio -Tienes una misión especial en esto, y aun no sabemos cuál es, quizá es cierto que estabas con esas espada porque debías custodiarla para alguien más, no le se….tampoco sé si tu misión es acabar con el enemigo, pero si te prometo una cosa: si triunfamos, el no podrá escapar, aquí acabaran sus días, y habremos salvado a muchas Edades del futuro de su malignidad, aunque él estuvo presente en la creación del mundo y su obra del mal seguira siempre aqui, como un edificio sobrevive por siglos a su arquitecto-

Y agregó tras una pausa -Pero el, aunque se crea omnipotente, se ha arriesgado a venir aquí, porque sabido es que no podrá irse de este mundo otra vez sin dejar de existir, así está escrito."

"Dejará de existir, eso lo juro, por el amor que tengo a Eldarion" Escribió Aldariel, mientras las lágrimas que le caían humedecían el cuaderno.

El Elfo se acercó, le dio un abrazo y la puso contra su hombro para que se desahogue.

-Pensaba que nos quedemos aqui una semana, pero creo que a todos nos hara mejor seguir viaje cuanto antes- dijo, muy bajo -Las heridas que cargamos no se curaran aqui, y la incertidumbre las hará peores…..Quiza en Fangorn, Treebeard sepa más de lo que te dijo a ti.-

Aldariel estalló en un llanto desgarrador. Y Belegnor se sintió muy mal, pues le pareció que esta vez, lejos de ayudar a la chica, la había puesto peor.

-Se que los Ents no mienten, pero quiza recuerde algo que para él no tuvo importancia pero a nosotros nos sirva- completó, tratando de ordenar sus pensamientos además de comunicarlos, y luego la dejó llorar. Después de un rato, Aldariel se apartó y escribió:
"No te sientas mal, no es tu culpa" Dándose cuenta de que el Elfo se sentía mal por aquello.

-Pero de todos modos tal vez deberia haberme callado la boca- dijo por lo bajo y con un dejo de derrota Belegnor


Pero Aldariel replicó por escrito, como podía.
"No cambiarán las cosas porque me hables o no, lo que siento por él no cambiará"
"La reina Arwen decidió renunciar a su vida inmortal por el hombre que amaba..."
"Yo decidí renunciar a Eldarion, pero eso no va a cambiar lo que siento por él"

-Lo se......- Dijo el Elfo poniéndose de pie lentamente

"No estés triste por mí, ahora estoy lista para enfrentar a la Sombra"

-Ha sido muy caro- contestó él, que seguía sintiendo que no la estaba ayudando demasiado, por lo cual se dispuso a retirarse. Sin Embargo, la veía mejor, o al menos, más tranquila y decidida. Y estaba escribiendo algo más, asique el Elfo se quedó a ver

"No hay nadie que pueda ayudarme ahora, la única que puede hacer algo por mí soy yo, pero estoy tan triste... lo único que me da fuerzas ahora es que estoy segura de lo que tengo que hacer. La Sombra caerá sobre nosotros pero cuando lo haga yo estaré allí para derrotarla con la luz que desprende este amor que siento. Él no se saldrá con la suya, no volverá a hacerle esto a nadie más, no lo voy a permitir".

-Eso quería leerte decir- dijo sonriendo el Elfo.

“Si nos vamos antes, Dormin no podrá finalizar el trabajo, y van a necesitar esas armaduras"
"Por eso no podemos irnos antes, y no va a cambiar nada lleguemos antes a Farngorn o no, porque la respuesta está en Minas Tirith"

Escribio finalmente Aldariel, y después

“Y no estés mal por mí, me has ayudado mucho, y te lo agradezco de todo corazón"

-Esta bien, confiare en que puedes cargar con esto- replico Belegnor

"Confía en mí Belegnor, jamás voy a perder las esperanzas, y ya no hay nada peor que el enemigo pueda hacerme"

-Si, a veces eso es lo que calcula tan mal- Dijo el Elfo




"¿Encontraste lo que habías venido a buscar?” Siguio escribiendo Aldariel

-Si- dijo él entrando,-Aquí estaba…-

Ella seguía sentada en la cama, el Elfo se dirigió a la ventana y se recostó en el marco.

-Cuando ayer sugerí que partamos antes, quizá es sólo que yo quería irme, porque quiero ver a los mios, espero no te parezca egoísta…Pero los deje justo despues de una batalla- dijo, y agregó -Y temo un poco por ellos"

"Lo entiendo Belegnor ¿quieres partir primero? nos encontraremos allí, yo esperaré a Dormin"

-Nos iremos todos juntos- Dijo el Elfo, aunque tenía ya otra cosa en mente. Finalmente, no se retiró, sino que se sentó en el hermoso césped y una vez más, trató de contagiarse de la calma y sobriedad del lugar. Aldariel dejó el cuaderno y volvió a tomar el diario de Arwen. Llevaba puesto un vestido rojo que Belegnor juraba haberle visto a la Reina de Gondor alguna vez puesto. En ese momento, la miró, porque quiso saber si era en verdad parecida a la hija de Elrond, pero en cambio, le notó algún parecido con Aragorn al mirarla bien, pero ahora no sabria decir si era su paranoia o que

Después de un rato, sí, se dispuso a irse, pero antes dijo algo más, ya de espaldas a la chica.

-Arwen no renuncio a su vida inmortal por Aragorn. Ella, no tenía esa elección. Ella hizo algo más, le dio su amor a un hombre mortal, que morirá como lo dispuso Ilúvatar, y ella vivirá, muerta en vida por los años que pasen entre que el entregue su alma y el Dia del Juicio- y continuó diciendo -
Aun cuando ella muriera de tristeza, como nosotros podemos morir, renacería...para vivir y morir de nuevo, por siempre-

"Renacer una y otra vez sabiendo que tu amor no lo hará... creo que eso es aún más triste que enamorarse de un hermano..."

Escribió Aldariel, y también

"Me gustaría hablar con ella, aunque sea una vez antes de... enfrentarnos a la Sombra"

-Lo harás....- dijo el Elfo y se retiró

(escribió Patanikus - Roleado on line por Patanikus, Max y Ashe)

Aeglos vuelve a la luz




Una vez que Belegnor vio que cada uno de los viajeros estaba en una habitación, ya acomodados y prontos al merecido descanso, le pareció prudente aconsejar a cada uno por separado que no exploren demasiado, y sobre todo, no lo hagan en solitario, porque aun podría haber encantamientos allí en la Ciudad Fuerte de Imladris.

Aldariel, Belegnor y Eândros se encontraban frente a la habitación de la chica, que había sido la habitación de la princesa Arwen antes de ser coronada como la Reina del Reino Reunido.

-Nunca habias estado en un reino élfico?- Pregunto Belegnor a Aldariel
-Reino elfico? No... solo conocía Farngorn antes de viajar al norte-. Contestó la chica.

El Elfo se detuvo a observarla, angustiado por sus sospechas. Quería ver si encajaba en ese lugar. Si se veía como alguien de allí. Arwen, madre de la princesa perdida, había nacido y crecido aquí, y a Belegnor sus sospechas de que la princesa perdida era la misma Aldariel se le habían reforzado cuando oyó a ella y a Earwen complementarse de manera exquisita en el canto, durante el funeral de Filhamir.

Sin embargo, Eândros miraba alrededor algo ansioso en aquel momento, y el Elfo entonces le dijo, más que nada para retirarse de allí: -La biblioteca de Elrond está por aqui, claramente no vamos a tener tiempo de estudiarla en profundidad, eso requerirá siglos, pero podemos ir a verla.- y comenzó a caminar en cierta dirección

El maestro Gondoriano se dispuso a seguir al Elfo, no sin antes decirle a Aldariel -No
te alejes mucho-

- Me quedaré en la habitación un rato más- dijo la joven.

-El lugar podria tener trampas magicas, no conviene que nadie camine por ahi solo…- dijo Belegnor, y preguntó -buscan algo en especial?

La joven contestó: -No, no busco nada en especial, pero me gusta ver las cosas lindas que hicieron los elfos que vivieron aquí……Trampas mágicas? ¿qué es eso?

A lo que Belegnor repuso, antes de alejarse, -No lo se exactamente, pero Elrond era un Señor extremadamente....cuidadoso.

Aldariel entró en la habitación y los dos se alejaron, camino a la biblioteca, aunque el Gondoriano dijo –Tendría que buscar eso que ví. Y Belegnor pensaba, después de que satisficieran la curiosidad del hombre, en buscar la tumba de Gil Galad, allí.

-…Entre otras cosas porque quiero saber que es- agregó Eândros

-Pero tienes una idea de donde está?- inquirió su compañero.

-Hmmmm…..es complicado de explicar, pero sí. Sé que brillaba.

El Gondoriano estaba convencido de dejarse llevar por sus pasos, pero el elfo lo miraba con extrañeza. Le dijo con cierta ironía -Muchas cosas brillan en este lugar, de hecho, casi todas, si son pulidas correctamente- Y agregó –En fin, te sigo, entonces.

-No sé como llegar, solo sé que sé a donde ir, o eso sentí cuando lo vi- Dijo el Gondoriano

La sorpresa del Elfo crecía. -Y....adonde?- quiso saber, pero no obtuvo respuesta inmediata.

Eândros caminaba en una dirección clara, pero en realidad estaba como explorando, guiado por un extraño sentimiento. El Elfo lo miraba extrañado, entonces le comentó de su visión, de que había visto Rivendel y que de alguna manera al mirarlo en aquella visión se le señalaba un lugar en particular de la ciudad, de donde salía un notorio pero vago brillo. De esa manera, pudo saber, a medida que caminaba, exactamente cual era la dirección, aunque no conocía el lugar. El brillo, como de plata, era lo que guiaba los pasos del Antiguo Capitán, lo que más presente estaba en sus ojos.

-Eru nos habla de maneras misteriosas, dificil es seguir sus designios, hasta para los Valar- Disertó el Elfo, mientras iba para donde el Gondoriano le indicaba. De repente dijo en voz alta lo que pensaba y lo torturaba un poco, a riesgo de que el Dunedain se enfureciera o entristeciera demasiado.

-Tienes la esperanza de encontrar Narsil aqui, verdad? y que la hoja de Fangorn sea otra..."

Y contestó el antiguo capitán, tras un breve silencio, con resignación -Realmente no se ya que esperar. Pero si aquí estuviera Narsil me alegraría por el príncipe, desde lo mas profundo de mi alma, y si está en Fangorn me alegraría lo mismo, pues... bueno, habría encontrado a la princesa al parecer.

Ambos callaron. El tema era escabroso. La alegría que Eândros parecía lejana. Aquello amenazaba con ser el arma verdadera de Morgoth en todo este asunto. El amor, el arma de sus enemigos, vuelta contra ellos. Corrompiendo las cosas porque era incapaz de crear. Así era el Negro Enemigo del Mundo.

-que espera encontrar usted, Belegnor?- preguntó el Gondoriano mientras guiaba la búsqueda, ante el silencio del Elfo, que después de un instante rompió.

-Algunas cosas que leí, cuya importancia noté hace poco, quiero comprobar si siguen aquí- repuso el Elfo –Si aquí las dejaron, no lo hicieron para que junten polvo, a los Elfos no nos gustan los recuerdos muertos-

El antiguo capitán de la Guardia Gondoriana sintió que se acercaban al lugar, después de recorrer un buen número de pasillos, todos adornados con soberbios dibujos en aquella ala, de representaciones de batallas del pasado, Belegnor sintió el ligero escozor de que se hallaban en el cementerio. Los Elfos solo morían por el hierro o por la tristeza, para renacer siglos después de nuevo, entre sus descendientes. Y sus cuerpos, en mayor armonía con Arda que los de los hombres, de deshacían en la nada con rapidez.

Por eso sus cementerios no solían ser lugares tristes ni lúgubres, pero si graves, recordando los sufrimientos del pasado. Eran pasillos con pequeñas habitaciones, donde se hallaban las tumbas, vacías pero llenos de recuerdos. Los féretros eran de mármol, con estatuas exquisitamente labradas representando a los fallecidos.

Belegnor no dijo nada de esto, ya que el Gondoriano no se había percatado de esto, y le hubiera resultado difícil, pues las habitaciones no eran muy distintas de otras del palacio, y él seguía fijo en su dirección. Al fin, llegaron a una habitación. Era cuadrada y bastante pequeña, como todas las de este sector, comparadas con las de otras partes del edificio, pero que le hubiera parecido regia a más de un Barón.

En ella había una estatua, alzada, de Gil Galad, Alto Rey de todos los Elfos de Arda.

-Bueno, es aquí- anunció Eândros, aunque para confirmar su visión, buscaba en el lugar algo que resplandeciera, pero su mirada le devolvía sólo el tenue brillo blanco del mármol. En la habitación, además de la estatua, sólo había una enorme caja de mármol, labrada con extrema delicadeza.

Belegnor miró al Gondoriano algo extrañado. Su visión los había guiado a donde él quería ir en un principio. Quizá, un testigo de los hombres debía presenciar lo que sucedería. Al comprobar que se trataba de la Tumba Real de Gil Galad, el Elfo se quedó un instante mirando la habitación, y dijo –Bueno, cuando menos esto nos ahorra una búsqueda.

-mmmahá- contestó Eândros

Luego avanzó a la pequeña habitación, y le dijo al Gondoriano -Le voy a pedir que me deje a mi fijarme, si lo que vine a buscar esta aquí…..

La caja de mármol era lo suficientemente larga para que entre un cuerpo. De cerca se veía que bastante más. Pero también más angosta. El Elfo se dirigió a la caja

-Por favor, no esperaba otra cosa, por eso quería venir con usted- contestó Eândros

El Elfo probó si la tapa podía moverse. Pudo correrla de su lugar, pero con mucho esfuerzo, porque era bastante pesada. Sonrió, y dijo -No pensé que viniéramos por lo mismo

La habitación estaba bastante bien iluminada, y resplandecía en blanco, asique dentro del mármol se notaba un bulto. Era algo envuelto en una tela, en plateado, bordada con adornos élficos de flores, y otros. Belegnor extendió la mano, y tanteó dentro de la caja, sin sacar la tela.

-Es la primera visión que tengo sin nadie alrededor- dijo el Gondoriano, observando la estatua, y agregando –Me pregunto para quien será……-y, al ver que el Elfo parecía saber con qué estaba tratando, preguntó -sabe lo que es?

Con ceremonial respeto, el elfo tomó el objeto, sacándolo de la caja de mármol, y con una reverencia lo apoyó en la tapa labrada de ésta, sin mover la tela que lo envolvía.

-No- contestó Belegnor –Pero espero que sea una cosa en particular.

Había algo envuelto en la tela, un objeto alargado, tan largo como la caja de Mármol. Belegnor se puso a desenvolver el objeto de su tela, con intención de verlo, y de ver en qué estado estaba. Pero muy suavemente, porque temía que pudiera estar roto, y poniendo cuidado de no tocarlo. No sacó el objeto del todo, sino solo lo justo para verlo. Al terminar de quitar el envoltorio con suma delicadeza, y comprobar que se trataba de una lanza, probablemente de plata, su rostro se agravó.

-Es lo que esperaba?- preguntó el Gondoriano, que miraba expectante

Sin responder, el Elfo camino hasta ponerse frente a la estatua de Gil Galad, y se postró de una pierna, como quien se arrodilla ante su rey, con los ojos bajos, y dijo:

-Mi rey, aquí encuentro, junto a tu lugar de descanso, el arma con la que batiste a los enemigos de la luz, forjada con la plata de Tilion el Grande, temor de las fuerzas de la oscuridad. Aeglos, de la que se dice que, cuando golpeaba junto a Narsil, nada en Arda o fuera de ella podia resistir el ataque combinado, ya que simbolizaba la unión de los dos linajes de los hijos de Eru Ilúvatar frente al enemigo

-Ahora el gran enemigo a vuelto, y esa hoja, que lo hirió una vez, siete veces, cuando era parte de la espada de Fingolfin, tu abuelo amado, el más grande de los Guerreros de los Elfos ……...puede necesitarse para combatirlo, una vez mas"

-Dime, mi Rey, soy digno de llevársela a nuestro capitán, para que ella decida quién será su portador?"

Luego se dirigió a Eândros, aunque su mirada se dirigió de nuevo a la lanza, y dijo –Aeglos fue forjada y encantada en la barca de Tilion, que ustedes llaman la Luna. Cualquier mano indigna que toque la Plata de Tilion se quemara como quien toca roca calentada al fuego"

-Y como sabrás quien es digno de tal cosa?- preguntó Eândros

Como única respuesta, Belegnor se puso en pie; había una sola forma de comprobarlo, una sola señal que podía esperarse.

- Lo único que sé es que solo alguien de mi raza puede blandirla con todo su poder, porque es nuestra herencia- Contestó al fin el Elfo, y agregó:

-Tu visión de Aeglos no tenía a nadie en ella, asique quizá la respuesta es nadie- Cuando se hubo acercado al arma, la contemplaba con cierto aire de duda. Había empezado a confiar en las revelaciones que sucedían a través de los ojos del Maestro Gondoriano.

Y agregó

-Pero hemos llegado hasta aquí, y la necesidad es grande.

Este, al ver la actitud de su compañero, pensó en que la previsión de haber traído hierbas de curación había sido más que prudente, y en seguida buscó, con la mirada, una fuente de agua, en caso de necesidad, pero no la encontró. El Elfo, caminando hacia la lanza, intento tranquilizarlo

-No te asustes........si mi ambición ha sido demasiada…….sólo me causara una quemadura en las manos….

-No pensaba detenerte, solo intentaba recordar si habia una fuente de agua cerca

Dijo Eândros, viendo al fin el brillo de su visión, en un destello de la larga hoja de plata de la lanza. Y Belegnor calló, pero ahora sí, con mucha precaución apoyó los dedos sobre el asta del arma.

Al tocar el arma, el Elfo fue sumergido en una visión. La visión de lo último que vio el Rey Gil Galad antes de morir. Vio a Sauron, como el Señor Oscuro de la Tierra Media, en el ápice de su poder, con el Anillo Unico en la mano, y los nueve espectros del anillo secundándolo. Allí, furioso por la derrota que sufrían sus innumerables tropas frente al valor y la habilidad de los guerreros de los Pueblos Libres, arremetió contra los Reyes, Gil Galad de los Elfos, y Elendil de los Hombres, y aunque los hirió mortalmente, Aiglos y Narsil golpearon, y Elendil rebanó el dedo de Sauron con Narsil, privándole del poder del anillo, y Gil Galad atravesó a Sauron con Aiglos, y el Señor Oscuro fue destruido, no si antes destrozar a Gil Galad con el fuego del infierno.

Al morir el Rey elfo en la visión, que Belegnor veía por los ojos de éste, se sumió en la oscuridad total. Eândros vio como el elfo se ponía mas pálido de lo acostumbrado. La negrura era profunda y amenazadora, pero a lo lejos, surgiendo en medio de ella, apenas perceptibles al principio, se veían algunas luces doradas. Cuando pudo contarlas, vio que había siete de ellas. Pensó primero en siete estrellas, pero no estaba seguro de que estaban representando o de que eran los resplandores en realidad. Sólo siete destellos de luz, que habían surgido de la negrura. Dorados, no plateados como las estrellas…Belegnor, aunque no sabía si soñaba o estaba despierto, se acercó a ellas para verlos mejor.

-Siete estrellas puso Varda en el cielo cuando Morgoth fue derrotado, para conmemorar la jornada de la Guerra de la Colera- pensó, y balbuceó Belegnor con la mirada perdida, aunque las luces no formaban algo definido, por más que él lo buscara y lo tratara de ver. Quizá, creyó, era necesario olvidar un poco las leyendas del pasado, y buscar nuevas respuestas a viejas preguntas, que nunca fueron respondidas.

-Creo que tiene una nueva arma, maese Belegnor

La voz del Gondoriano sacó al Elfo de su ensoñación, aunque la visión ya había terminado y ya había vuelto a la realidad por sí solo, aunque seguía adormecido. Con un poco de susto, comprobó rápidamente que no sentía dolor alguno, sus manos no estaban quemadas, y que la lanza estaba en sus manos.

El bibliotecario tornado en guerrero blandió la legendaria arma, sintió su peso, se sentía exactamente igual que una lanza común y corriente excelentemente balanceada, aunque se daba cuenta de que no lo era…..Despues, con mucho
Cuidado, casi con delicadeza, la volvió a envolver, en la misma tela que la había cubierto. Algo dentro suyo le decía que debía permanecer oculta hasta que fuera el momento apropiado. Entonces dijo

- Mia?- pregunto, y sonrio, con cierta extrañeza y un toque de ironía, que sólo él parecía entender.
-Nuestro capitan decidira quien debe blandirla. Cuando lleguemos a Lothlorien, se lo preguntare a la Dama Luiniel

Al veterano capitán de Gondor le parecía obvio quien debía blandirla. Y en el fondo, creía que Belegnor lo sabía, en su consciencia, aunque no quisiera asumirlo.

-Si su capitán es sabio, como estoy seguro que lo es, dejara la decisión del destino intacta

Belegnor no dijo nada más a ese respecto, pero cuando hubo envuelto la lanza de nuevo en su la tela que la había guardado por tres mil doscientos años, hizo una reverencia a la estatua de Gil Galad, como quien saluda a un rey presente, y se retiró, sin darle la espalda.
Y los dos caminaron fuera de la sala que servía de tumba al último Alto Rey de los Elfos de aquende los mares, o mas bien, de recordatorio de su muerte en este mundo, porque hacía tiempo que Gil Galad paseaba con sus seres queridos, vivo otra vez en las Tierras Inmortales de los Señores del Oeste. Y entonces el elfo dijo, mientras aseguraba la cobertura de seda del arma con amarres:
-De lo que aquí sucedió, nada debe saberse hasta que sea el momento oportuno. Nadie debe saber que el arma de Gil Galad ha salido de su descanso, como nadie debe saber, si encontramos a Narsil, que la espada que fue forjada de nuevo fue encontrada. Si el enemigo no sabe nuestra verdadera fuerza, y cree que estamos perdidos y sin esperanzas, se confiará, porque él ha sido siempre así, y entonces habremos ganado una posibilidad, aunque sea pequeña, de derrotarle. (-y dijo esto, en cuanto a Narsil, con un tono de duda razonable, pero falso, porque las profecías del maestro de armas gondoriano parecían siempre acertadas, y Belegnor pensaba que estas no hubieran ido a él acerca de Aldariel, si esto no fuera importante para la Casa de Gondor, y por tanto realmente creía que la Flama del Oeste estaba en Fangorn-) -Ni siquiera los nuestros deben saber que llevo a Aiglos, al menos hasta que la presente a la Dama Luiniel, así si alguna desgracia nos sucede, el enemigo encontrara mas difícil sacar ventaja de ella.

Belegnor no creía realmente que podía superar en astucia a un Valar, pero no por eso dejaría de intentarlo.

-No pensaba decir nada de todos modos- Dijo con una leve risa el Capitán gondoriano. –Y sobre lo que hablamos antes, espero que nadie hable de más con respecto a las sospechas que todos tenemos sobre quién es Aldariel en realidad.

(escribió Patanikus - roleado on line con Gonza)

Volver a Rivendell

Entrar en Rivendell era como entrar en un sueño, pero para aquellos que ya lo habían visitado el sueño era una mezcla de tristeza y nostalgia. Las magníficas estancias élficas ahora estaban vacías, apagadas, algunas enredaderas incluso habían entrado por las puertas de madera plateada. Pero casi todo estaba igual, como si todo se hubiera quedado dormido esperando a que alguien volviera a habitarlo.
Desde afuera no se llevaba a ver la ciudad, estaba en el fondo de un valle y las plantas y enredaderas la habían ocultado a ojos de quiénes podrían haberla destruido. El enemigo pasó muy cerca, pero no la vio, solo alguien que ya hubiera estado allí antes podría encontrar el lugar.
Las cascadas bañaban las enredaderas que crecieron todo alrededor, aunque sin llegar a deslucir la belleza que los elfos habían construido, al contrario, esa visión de Rivendell rodeada de árboles era maravillosa.
Aldariel estaba asombrada con todo lo que veía, jamás había visto ninguna residencia de los elfos y esta, a pesar de estar vacía, le fascinó. Cuando entró en la habitación lo primero que hizo fue correr las cortinas. La vista hacia afuera la impresionó, abajo el valle con el río corriendo a los pies de las montañas y las cascadas bajando desde los acantilados hasta encontrarse con él… el sol de la mañana bañando todo a su paso, la vista era mágica.
El sol iluminó una habitación sencilla, tenía una cama con doseles plateados, que ni siquiera parecían estar deslucidos, lo único que había era polvo, pero cambiando las sábanas y limpiando los muebles esa habitación brillaría como lo había hecho en su momento de mayor esplendor. Había un sillón contra la ventana para descansar o leer y una mesita con un florero, ahora vacío. Lo primero que abrió fue un mueble enorme, dentro había hileras e hileras de vestidos, de todos los colores del arco iris.
Ella pensó enseguida en probarse alguno, pero no se atrevía. Eândros le dijo que podía hacerlo, que eran el legado que habían dejado los elfos para los hombres. La dejó sola en la habitación y ella tomó un vestido de color celeste con una capa de color blanco bordada con hilos plateados. Se miró a un espejo y le gustó la visión que le devolvió. Con esa ropa todos podían parecer príncipes o princesas, aunque ella no lo era… pero ¿y si se casaba con Eldarion? Sería la reina de Gondor… Sacudió la cabeza, no quería pensar en eso aún…
Salió de la habitación, afuera estaba Belegnor, que le hizo una reverencia y Eândros que bajó su rodilla a tierra cuando la vio. Le pareció una situación algo extraña pero les agradeció cuando le dijeron que le quedaba muy bien el vestido. Ella sonrió pero también se puso colorada.
Esa tarde volvió a la misma habitación, cambió las sábanas, barrió el suelo y limpió los muebles, luego de algunas horas todo estaba limpio y cuando encendió las velas la habitación parecía iluminada por muchos colores, y todo brillaba como si fuera nuevo. Decidió investigar más en los cajones. Encontró joyas, broches, peines y peinetas, tiaras, hebillas, lo que Sumayyaa llamaba “maquillaje” y mucha ropa, de muchos estilos, había vestidos de gala, ropa para cabalgar, ropa para estar más cómodo, ropa de dormir, pero todo era muy elegante, incluso la ropa de dormir.
En un cajón de la mesita de noche encontró un libro, en realidad no era un libro, parecía ser un diario. La tapa estaba cubierta con una tela muy fina, de color dorado y tenía una flor bordada en plata, era muy bonita. Cuando lo abrió vio que la caligrafía era muy prolija y distinguida, estaba escrito en quenya y ella podía leerlo. No estaba completo, la tercera parte del cuaderno estaba en blanco. Quiso saber por qué habían dejado de escribir en él y leyó la última frase.

“Hoy Arwen Undómiel parte hacia su último destino, convertirse en una reina para los hombres y en una esposa que pueda hacer feliz a un Rey”.

Era el diario de la reina Arwen, la madre de Eldarion. Como si fuera un tesoro lo volvió a dejar en el cajón de la mesa de luz, no se atrevía a seguir leyendo, le pareció una invasión a su intimidad… ¿pero por qué lo habría dejado allí? ¿Ella querría que lo leyeran? ¿Debería consultarle a Eândros si podía leerlo? Le daba vergüenza preguntarle… Pero su curiosidad pudo más y volvió a sacar el diario de donde lo había guardado, pasó a la primera página y leyó:

DIA 1: REGRESO A RIVENDELL

“Volver a Rivendell siempre es como volver a un sueño. Mi padre y mis hermanos siempre me reciben como a una reina aunque no lo sea. Me pregunto cómo haremos para abandonar este hermoso lugar, la Tierra Media tiene paisajes tan hermosos… ni siquiera nuestras construcciones son rivales para semejantes maravillas. Sé que en algún momento tendremos que partir hacia el oeste, y seguramente allí todo sea tan hermoso… pero dejar Rivendell será muy doloroso. Ese es el destino de los elfos, tener que abandonar tantas cosas hermosas, dejar tantos recuerdos y seres queridos atrás… Estoy segura de que muchos no se irán y se quedarán aquí y no los volveremos a ver… eso es un poco triste”.

“Pero eso cualquiera puede olvidarlo aquí, todo es tan alegre, se escucha la música del arpa y la flauta mezcladas con el sonido del agua que cae de las cascadas, son una sinfonía que difícilmente cualquier juglar pueda igualar. Aquí todo parece salido de una canción. Las elfas se sientan en las terrazas a cocer, a escribir o a leer, el tiempo parece no trascurrir aquí, parece todo detenido e inmutable, como muchas cosas que hacemos los elfos, lo mismo ocurre en Lothlórien. Me pregunto por qué mi madre vivirá separada de mi padre allí… jamás se los pregunté y creo que no debo hacerlo, es la vida de ellos después de todo.”

“Lo primero que haré será conversar con mi padre y mis hermanos, de qué han hecho durante este tiempo que quizás para los hombres pueda ser muy largo pero para nosotros no es más que un suspiro… Luego recorreré los bosques, no hay nada más hermoso que los bosques de Rivendell en primavera, quizás solo Lórien en otoño pueda igualar su belleza.”

“He decidido que aprenderé el arte de la confección de vestimenta, me han dicho que las elfas de aquí lo hacen muy bien y hoy pude apreciarlo, tienen tantos hermosos vestidos… A pesar de haber estado aquí otras veces no lo había notado. Esta primavera comenzaré a confeccionar mis propios vestidos, también haré uno para llevarle a mi madre, tanto tiempo insistiéndome en que aprenda, debo compensarla con algo.”

“El sueño viene a mí, solo será una hora de descanso y luego emprenderé mi camino por Rivendell.”

DIA 2: OTRA FORMA DE VER EL MUNDO

“Pasear por los bosques de Rivendell siempre me había gustado, pero no fue hasta hoy que me di cuenta lo gris que había sido, no solo el bosque sino mi vida entera… Para nosotros nada cambia, así como no envejecemos nuestra propia vida es invariable… Hoy sentí que todo mi mundo había sido siempre gris, tantos años pasaron y no me había percatado de ello… hasta que lo conocí.”

“Me llamó Tinúviel, como habían llamado a mi tatara abuela. Venía cantando la balada que hace mucho tiempo un juglar cantó en honor a Beren y a ella. Tenía en su rostro la juventud y jovialidad de los hijos de los hombres y una sonrisa en su rostro. Creo que creyó que había entrado en un sueño, esos sueños a los que pueden llevar todas nuestras canciones”.

“No es más que un niño a mis ojos, me dijo que su nombre era Aragorn, hijo de Arathorn y que había estado viviendo aquí desde su niñez. En ese momento creo que por primera vez comprendí el destino que llevan sobre sus hombros. Los segundos hijos de Ilúvatar viven con pasión, todo lo que hacen lo disfrutan como si fuera la última vez, luchan por lo que quieren y siguen adelante con sus decisiones a pesar de todo. Sí, el corazón de los hombres puede corromperse más fácilmente pero ellos saben vivir el presente porque su futuro no es indefinido como el nuestro. Ellos saben que tarde o temprano envejecerán y morirán, y eso es lo que les da esa pasión y esa alegría que rara vez se ve en los primeros nacidos.”

“Aragorn, hijo de Arathorn, descendiente de Elendil es fiel exponente de esta idea, y no le importó estar hablando frente a frente a una mujer que tenía vividos muchos más inviernos que él… muchos...”

DIA 3: DESTINO

“Papá está muy enfadado, creo que es porque hablé con él. Sé que se preocupa por mí, aunque no debería hacerlo, jamás me sentí viva como me siento ahora, jamás había visto la vida como la veo desde que lo conocí. Sé que pertenece a la raza de los hombres de Númenor y que, a pesar de que vivirá muchos años, envejecerá y morirá… pero ¿cómo puedo pedirle a mi corazón que no lo ame? “Corazón ¿estás ahí? No lo ames, él morirá y tú no…” No creo que me responda y mucho menos que me haga caso…"

“Hoy fuimos a cabalgar, seguimos la corriente del Sorona hasta la cascada, el sol reflejado en las gotas lanzaba destellos que formaban un pequeño arcoíris ¿puede ser que no haya apreciado ese fenómeno antes? Claro, nunca había reparado en él ¿tan gris era mi mundo? No puedo hablar de esto con nadie, ni papá ni mis hermanos lo entenderían y Luiniel es muy pequeña aún…"

“Me pregunto qué pensará él...”


Aldariel se quedó dormida mientras leía. Fue cerrando los ojos hasta que el cuaderno quedó cerrado sobre su regazo.