martes, 21 de septiembre de 2010

Prólogo: Eândros Athâlion


Eândros

Eândros contemplaba los campos de pallenor desde una de las tantas almenas de la ciudad de Minas Tirith, hacia poco habia evacuado su ciudad natal , Osgiliath, por orden del senescal ante la inminente invasion por parte de los Orcos. Forzando la vista creia poder ver las llamas de su ciudad natal donde algunos de su hermano aun combatia junto con sus hombres, pero la oscuridad lo cubria todo con un manto de espelusnante quietud y serenidad.
La vigilia no acababa, mas su corazon le pesaba; su deber lo llamaba a defender las murallas de la capital de su reino, pero en su corazon deseaba estar junto a su hermano, luchando por Gondor. Su armadura le pesaba mas que nunca, el saber del abandono al que dejaba a su hermano y sus compañeros le pesaba en el alma, pues el deber es mas pesado que el acero.
Historia:
Tras el regreso de la batalla frente a las puertas de Mordor Eândros fue recompensado como todos los heroes que con valentia acompañaron al Rey a enfrentarse a al señor oscuro, al poco tiempo estaba al frente de un grupo de caballeros y soldados que marchaban hacia el Mar de Rhun en busca de los orcos. Junto a el marchaban solo algunos de sus compañeros de Osgiliath, todos veteranos de la guerra, y Fhilamir, su joven aprendiz.
Este joven habia sobresalido durante la guerra, era un valiente joven cuando lo conocio en las calles de Minas Tirith, junto a el combatio cuando las puertas de la torre blanca cayeron. Era un joven valiente, de gran valia e inteligencia, bajo la tutela de Eândros y gracias a su gran ingenio y valentia.
Fue durante la campaña del Mar de Rhun donde Eândros presencio las mayores atrosidades y descubrio que si un ejercito de orcos era malo, grupos salvajes y anarquicos eran mucho peores.
El camino era largo, los hombres de Gondor se habian enbarcado para surcar el Anduin rumbo al Codo Sur, el plan era evitar la Cienaga y marchar directamente al norte dejando postas desde el Anduin para mantener una linea de suministros.
Fue gracias a este gran rodeo que los orcos pudieron organizarse, de entre los orcos que huian dos se hirguieron como lideres: Bolg y Muzlûn, estos orcos de especial crueldad e ingeniosa malicia empezaron a saquear pequeñas aldeas y pueblos de los hombres del Norte, viajaban ligeros y nunca se quedaban mucho tiempo en un lugar. A medida que el tiempo pasaba, el grupo se iba incrementando, hasta que se apoderaron de una pequeña aldea amurallada oculta por pequeñas colinas grises.
Al desembarcar en el Codo Sur, Eândros y sus hombres encontraron todo en calma nada paresia anunciar el sufrimiento que esta campaña engendraria. Durante la noche Fhilamir y Eândros discutieron la ruta a seguir con su pequeña hueste, iban a adentrarse todo lo posible, manteniendo siemre una clara ruta, sabian que iba a ser una campaña dura y larga.
“Aunque nuestras intenciones son nobles, nuestra mision se nubla por la naturaleza de estas tierras.” escribiria en una Eândros de sus misivas al rey “Sabiamos que el camino seria duro, pero el clima no ayuda, la marcha se hace lenta y penosa por el viento, es un viento cuyo aullido en las inmensas praderas nunca deja alterar a los hombres, pero si no fuera poco este aullido, el viento es inusualmente frio y cortante [...] Solo hay unos pocos arboles, en su mayoria retocidos por la fuerza del viento, y no brindan ni buena leña para el fuego ni proteccion contra el viento.[...]” y agregaba sobre su aprendiz “Fhilamir es un excelente muchacho, tiene una avidez por conocimiento sobresaliente, lamento no haber traido mas escritos con nosotros”.
Tras varias semanas de marcha los enfrentamientos con los orcos eran muy esporadicos, y muy seguido no habia un resultado claro, Eândros escribiria luego: “Los orcos mostraban un claro conocimiento del terreno, la mayoria de las victorias que obtuvimos fueron gracias a nuestra caballeria con la que cortaba la retirada mientras Fhilamir presionaba con la infanteria […] resulto de extrema utilidad el uso de patrullas y el reconocimiento del terreno, espero que los mapas que confeccionamos sean de utilidad para el Rey y el pueblo de Gondor[...]”.
Fue tras una de estas pequeñas escaramusas que Eândros se separo de Fhilamir para perseguir a un pequeño grupo de orcos en desbandada con la caballeria sin saber que al otro lado de unas pequeñas colinas en el horizonte se encontraba el campamento de Bolg y Muzlûn que ya para ese momento habian juntaod un buen malon, superando en 5 a 1 a la tropa Gondoriana que ahora se encontraba separada.
Al caer la tarde Fhilamir envio a un grupo de 12 hombres a buscar a su maestro para llevarlo al campamento que habian montado al cubierto del viento detras de una colina, este grupo caeria en una emboscada. Fue una verdadera desventura de mala suerte, los hombres pasaban por un camino bordeando una colina en la que del otro lado un grupo de los orcos de Bolg se encontraba carneando ganado robado que al ver el estandarte dieron pronto aviso a su jefe.
Escribiria Eândros: “de la patrulla que envio Fhilamir, compuesta por un caballero, cuatro soldados y siete milicianos reclutados entre los hombres del norte, solo volverian al campamento dos milicianos maltrechos. Mientras que por fortuna, yo encontraria al caballero inconciente y muy mal herido y un soldado que se apuro a contarme de la suerte de su tropa […]”.
Bolg y Muzlûn habian hecho prisionero 3 hombres, mientras que el resto habia muerto casi al instante.
“[...]El lugar parecia sacado de los tiempos mas oscuros de la guerra, los orcos habian hecho de ese pequeño pueblo su reino[...]” describiria Eândros en una misiva a la reina “[...] el lugar estaba dividido en dos, lo que me hacia sospechar que faltaba un buen grupo de orcos. Pero por desgracia no hubo tiempo para poner en marcha un buen plan, la juventud febril y ferviente de Fhilamir le indujo al error, no supo observar lo que frente a el se mostraba tan claramente. Cegado por el deseo de venganza se preparo para la batalla esa misma noche. […]. Fue una suerte que mis hombres me acompañaran, si bien Fhilamir gano la batalla a lo largo de la noche, mi sospechas se mostraron correctas. Tras una breve exploracion mas al norte encontramos un numeroso contingente de orcos que marchaban rumbo a la batalla, aunque estaba claro que no sabian lo que alli acontesia la verdad es que hubieran llegado por la retaguardia de Fhilamir. Por suerte, las colinas que el dia anterior nos habian costado una patrulla, y a Iorlas la mano izquierda, ese amanezer nos dio la ventaja.Cargamos por el flanco, con el sol al frente detras de una colina, utilizamos la oscuridad para sorprender aun mas a nuestros enemigos.[...]” Otro escrito, extracto de su diario nos aclara mas lo que sucedió tras la batalla: “Fhilamir estaba muy exaltado por su gran victoria, aunque es verdad que gano casi sin bajaas a una fuerza por mucho mas numerosas que las suyas, si los orcos que venian del norte hubieran llegado, lo mas probable es que hubiera resultado en una matanza de nuestras tropas.[...] Me tomo su buen tiempo explicarle su error y su flata de juicio, pero lo cierto es que si la sabiduria nos enseña algo es que el mero saber no vale de nada si no se aplica....” el final de diario de la campaña finaliza con la siguiente nota “Debo volver a Minas Tirith, la reina me ha llamado, llevare conmigo a Fhilamir ya que aun no esta listo para estar solo y en la Torre Blanca hay una buena bibleoteca en la que hacerlo estudiar. Deje instrucciones a Iorlas de que busque a ese grupo que huyo mas al norte”.

Turgon (hermano de Eândros)



Ivorwen (sobrina de Eândros)

(escribió Gonza)

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