martes, 21 de septiembre de 2010

Prólogo: Léod

Léod

Pocos podrían entender que ha unido a dos muchachos tan jóvenes sin embargo la respuesta a ello era muy sencilla.

Ambos tenían un pasado que los unía, un presente que les mostraba la verdad y un futuro sellado por el destino.

Ambos niños habían perdido a un miembro de la familia, ambos eran ahora llevados lejos de su casa para ser entrenados sin siquiera la presencia de su padre o madre.

Esos niños eran aquellos que mañana serian reyes. Eldarión, Príncipe de Gondor y Leód, Príncipe de Rohan. Sus padres viejos conocidos habían decidido que lo mejor era alejarlos del mal que rondaba por la Tierra Media y que forjaran una amistad que fuera tan fuerte de capaz de enfrentarse a todo.

Durante ocho largos años, los príncipes fueron entrenados por Faramir, hombre de confianza de los Reyes de Rohan y Gondor.

Faramir era un guerrero, sin embargo no solo los entrenaba en cuerpo si no también en espíritu. El también sabía lo que les esperaba a esos niños y era su tarea forjar su voluntad.

Durante esos ocho años la familia de Faramir fue la familia de los jóvenes príncipes. Leód siempre fascinado por las historias que le contaba su tía Eowyn y entretenido en jugar con su prima.

Los años pasaron y los jóvenes crecieron, así un día el ya crecido Leód tuvo una charla con su amigo, el cual se encontraba particularmente entristecido.

Leód no sabía mucho sobre el “Día de las Lágrimas”, en cambio Eldarión lo había vivido de cerca. La charla de ese día generó dudas en Leód, ahora se preguntaba que había sucedido con su hermano. Sus padres le habían dicho que había fallecido por una enfermedad, pero ahora una duda había surgido en su interior si tantos pequeños habían desaparecido podría ser que su hermano también haya sido victima de lo mismo.

En ese momento Leód comprendió a su amigo. No solo buscaba ser mas fuerte para proteger a los demás, si no también para encontrar a su hermana o vengarla si era necesario. Y por un instante Leód sintió tristeza por ellos dos, por su destino.

Los días continuaron pasando sin sobresalto hasta que la sorpresa llego con una revelación interesante de parte de Anarien, su prima. Leód había visto a su prima siempre igual como una niña y no comprendía el porque del distanciamiento de ella en el ultimo tiempo para con ellos. La respuesta era sencilla Anarien había crecido y se sentía atraída por el joven Príncipe de Gondor. Esta novedad le causo gracia a Leód que aun no comprendía el sentimiento de sentirse atraído por alguien. Sin embargo al ver la seriedad con que su prima se lo decía, prometió guardar el secreto.

Así el tiempo continuo pasando y llego el momento en que los dos amigos debieron separarse y tomar cada uno su camino con el juramento de que volverían a verse ya convertidos en hombres fuertes.

El retorno de Leód a Rohan fue agradable, en especial el reencontrarse con su madre a la cual no veía desde hace ocho años. Ocho años habían pasado desde que su padre, el Rey de Rohan lo había llevado con Faramir y ahora se encontraba de vuelta en su tierra. Mas la alegría del retorno no era total, esperaba ver a su padre después de tanto tiempo pero el no estaba allí. El Rey se encontraba en el Sur en una campaña que le llevaría mucho tiempo.

Los días de Leód pasaban mientras era entrenado académicamente por la mañana y militarmente por la tarde. Sus maestros solían elogiar más el desarrollo que mostraba en el campo de entrenamiento que en el aprendizaje académico. Durante este tiempo el Príncipe conocería a tres muchachos, los cuales se volverían sus tres hombres leales y de confianza.
Aldor

Déor

Gram

¿Que vio Leod en estos tres muchachos?

Bondad, sinceridad, amistad. Entre ellos siempre se sintió cómodo pues no lo trataban como Príncipe si no como uno más.

Estos tres muchachos eran Deor, Gram y Aldor. Deor el más cercano a Leod y el de corazón mas puro siempre sincero habla con la verdad. Gram el más despierto del grupo siempre divertido en busca de doncellas. Y por ultimo Aldor el fuerte, el protector del grupo debido a ser un año mayor que el resto del grupo siempre les aporta madurez a los otros tres.

Así transcurrían los días en Rohan sin sobresaltos para el Príncipe Leód, hasta que un DIA en una de sus clases matutinas su maestro hizo mención al “Día de las Lagrimas”. Ese día Leód indago al maestro sobre que había ocurrido con su hermano y así descubrió una verdad que por mucho tiempo se le había ocultado.

Al maestro le costaba hablar, temía por el castigo que recibiría al contarle al niño la verdad. Pero el niño se veía tan seguro en su petición que el maestro se convenció de que no esta frente a un niño si no frente a un adulto.

Luego de escuchar la historia Leód comenzó a formar ideas en su mente, ahora entendía porque su padre tomo la decisión que había tomado. Y detrás de esta idea venia otra pregunta si no fueron los orcos ¿Quién se llevo a la hermana de Eldarión? Y si en Rohan no habían atacado ¿Por qué solo se llevaron a su hermano?

Había cosas que no entendía y que aun no podrían ser respondidas pero esperaría hasta saber la verdad.

El joven Leód continuaba entrenando superándose día a día. La mayoría de sus compañeros no eran rivales en las practicas lo cual provocaba rechazo en algunos estudiantes. Pero Leód hacia caso omiso de estas situaciones.

A la edad de 16 años el Príncipe experimento lo que era sentirse atraído por una chica, aunque esta chica no fuera más que una de las doncellas del pueblo que servían en el castillo. Su nombre era Miriel y trabajaba en los establos reales así fue como Leód la conoció. Al principio Leód se sentía confundido, un poco avasallado por la situación de que una joven bella le estuviera hablando. La joven era sencilla pero con una belleza natural nada despreciable y su voz tan dulce habían cautivado al Príncipe y a su vez confundido pues era la primera vez que se encontraba en esa situación.

Así fue como un par de días visito los establos en horario nocturno para podes hablar con Miriel, sin decidirse a avanzar mas allá de una charla. Al menos no se animaba hasta que fue descubierto por Gram, quien lo había sorprendido con la noticia de que el los había visto. Gram suelto como era su costumbre insistía con que Leod avanzara un poco más con Miriel.

Esa misma noche junto valor y su propuso invitar a la joven al baile del pueblo. La joven no dudo en aceptar la invitación, estaba viviendo un sueño y eso podía verse en su rostro de quinceañera.

Miriel

Pero la felicidad de Leód no duraría mucho tiempo al regresar al castillo se encontró con la presencia que tanto deseaba ver. El Rey había vuelto de su campaña y ahora se encontraba a la cabeza de la mesa. El abrazo que se brindaron en ese momento padre e hijo sintetizaba lo que ambos sentían. El príncipe estaba tan concentrado que no se percato las otras presencias que había en la mesa, gran error del joven Leód.

Luego del abrazo y una vez que todos se hubieron retirado, padre e hijo tuvieron una pequeña reunión.

Desgraciadamente para ninguno de los dos salio como esperaba. Leód esperaba contarles a su padre sobre Miriel y sus amigos, mientras que su padre esperaba que su hijo tomara a bien la noticia de que se comprometería con la Princesa Sumayaa de Harad. La reunión termino con el Príncipe Leód huyendo del castillo en dirección a la casa de su amigo Deor.

Esa fue la noche en que Leód comprendió lo que significaba ser un Rey los sacrificios que debía hacer uno por su gente, también comprendió la sabiduría y sinceridad de Deor. Esa misma noche también fue la despedida de Miriel, aunque le doliera ya no podría verla.

Así mentalizado el joven Leód se reunió una vez más con su padre con la noticia de que aceptaría el compromiso con Sumayaa. Esto lleno de orgullo al Rey, el cual decidió aprovechar el buen momento y recuperar parte del tiempo perdido con su hijo.

La primera actividad que realizaron juntos fue cabalgar por la Marca, algo que ambos siempre habían deseado hacer acompañado por el otro. En esos momentos Leód y su padre eran felices. Más aun el Rey se encontraba feliz y orgulloso de su hijo. Luego se tomaron su tiempo para entrenar juntos y Leód insistió en que su padre conociera a sus tres amigos. El Rey al verlos y escucharlos hablar comprendió porque su hijo los valoraba tanto.

Pero aun faltaba hacer algo, pensaba el joven Leód. Primero insistió en que sus amigos lo acompañaran en el baile real. Lo que hizo que esos jóvenes comprendieran a quien acompañaban y que sus vidas no serian como antes. Y en esos días de preparativos hubo algo que cambio la amistad de Leód y Deor.

Aldor y Leód ya poseían pareja para el baile y a Gram no le seria difícil conseguir pareja. Pero Deor siempre había sido el mas tímido de los 4 como conseguiría pareja era lo que le interesaba al Príncipe. De esta situación surgió una confesión por parte de Deor que sorprendió a Leód y lo obligo a tomar una decisión. Su amigo Deor se sentía atraído por Miriel y él jamás lo había notado. Ahora pensaba en que Deor siempre había sido sincero por esa razón porque no quería que la chica por la cual sentía algo saliera lastimada de todo esto.

En ese momento el Príncipe sabía lo que debía hacer y se propuso cumplirlo. Esa misma tarde mientras todo el mundo andaba en sus actividades el se dispuso a buscar a la Princesa Sumayaa, a la cual la encontró en la terraza del castillo de Edoras admirando las planicies. Hasta ahora Leód no le había prestado atención ni la habia mirado en detalle pero ahora que la tenia frente a el lo cautivaba su belleza. No se parecía a nadie que haya visto, tenia un aire especial.

De este primer encuentro surgió la invitación a recorrer las planicies por parte de Leód a lo cual Sumayaa acepto gustosa. Así como Sumayaa era bella y particular su caballo también lo era ya que no se parecía a los caballos que se encontraban en Rohan.

Cabalgaron durante un par de horas los dos solos para luego descansar bajo unos árboles. Esa tarde Leód conoció lo que era sentir el cuerpo de una mujer entre sus brazos. Y así Sumayaa se aseguro que el Príncipe de Rohan no pueda olvidarla. Desde esa tarde muchas cosas cambiaron para Leód, debido a los horarios de las clases de baile y preparativos para dicho evento el y sus amigos debieron entrenar junto con los alumnos de edad superior. Al final de la semana solo Aldor y Leód pudieron soportar la dureza de dicho entrenamiento, para Gram y Deor fue demasiado esfuerzo y no lograron soportar el ritmo. Igualmente se los veía contentos con lo que les sucedía. Por otro lado era habitual que Leód y Sumayaa se escaparan o se vieran a escondidas para amarse. Para el final de la semana Leód estaba completamente fascinado por los encantos de Sumayaa.

Así llego el día del compromiso, día alegre para todos incluso su tía Eowyn y su prima habían asistido. Sus amigos conocían lo que eran estos eventos y su padre se veía orgulloso. Mientras esto sucedía, Leód solo pensaba una cosa. No quería que Sumayaa se fuera, así que en cuanto tuvo un momento a solas con ella le solicito que se quedara a su lado. Y la respuesta de Sumayaa no se hizo esperar y fue positiva.

Así fue como el que una vez fue niño luego fue joven y después hombre. Luego del compromiso el Rey retorno la campaña no sin antes encargarle Rohan a su hijo….

Sumayyaa
(escribió Max)

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